Noticia: ¡el tren a Madrid llega puntual a Atocha!

Viaje en tren a Madrid después de que los viajeros tuvieran un desplazamiento movidito desde la capital de España en la tarde del jueves, así que con más miedo que ganas, un grupo de insensatos se congregaban en la Estación Intermodal cuando el sol no había hecho aún acto de presencia.

Poco después de las siete de la mañana, dos autobuses partían hacia Huércal de Almería, donde esperaba un Talgo que deberá llegar siete horas más tarde a Madrid.

Conversaciones interminables en cada vagón, alguna cabezada, viajes a la cafetería y la noticia es que, por fin, no había ninguna avería.

A una velocidad constante pero que permite contar el número de olivos de Granada y Jaén, el Talgo llega a Linares, donde los viajeros despedimos con asombro a los más valientes: se bajan en Linares para hacer un trasbordo y coger otro tren que les llevará a Barcelona. Y hasta Madrid aún nos quedan tres horas más.

Cruzamos Despeñaperros y desde la vía se ve 'Casa Pepe'. Hasta los viajeros más afines a Podemos miran con ojos de deseo este reducto del franquismo. No en vano, cualquier cosa vale para estirar un poco las piernas tras más de cuatro horas de viaje.

Por delante, la larga y aburrida llanura manchega, que Cervantes me perdone.

Y con una puntualidad insólita, aunque con la puerta de un vagón rota, el tren hace entrada en Atocha tras 6 horas y 45 minutos de viaje.

Aquí, con la ciudad aún en manos de Carmena, el transporte público se ha convertido en un caos desde que se ha cerrado el túnel de Recoletos, afectando a la red de Cercanías. Por nadie pase.

Menos mal que nosotros tenemos nuestro Talgo, que este viernes ha llegado puntual.