Promar navega para salvar el tesoro del Mar de Alborán

La asociación ecologista lleva 20 años trabajando en la conservación del ecosistema

Javier Pajarón
19:04 • 02 sept. 2019

Las motos acuáticas y las embarcaciones recreativas flotan frente a las jaulas de la piscifactoría de Aguadulce. Suena la música. Dos chicos encierren cigarrillos y consultan sus teléfonos móviles repetidamente, mientras un velero toma posiciones a su lado entre la estela de ondas y espuma. La tarde de verano cae perezosamente. ¿Y los delfines?




A unos metros de este improvisado escenario marino, la Blanca Azul de Promar observa con cierta desazón la explotación humana del tesoro natural del Mar de Alborán. “Tenemos un ecosistema único que está en peligro”, recuerda Francisco Toledano, coordinador de la asociación e histórico dirigente de Ecologistas en Acción.





Promar trabaja desde hace dos décadas en la protección de la fauna y flora marina de la costa de Almería y desarrolla un programa de divulgación y sensibilización ciudadana a bordo de un barco convertido en Aula del Mar. “Queremos concienciar a la gente sobre la riqueza del Mar de Alborán y la necesidad de conservarlo frente a las amenazas del cambio climático”, señala Toledano.  A su alrededor, sobre la cubierta de proa, un grupo de visitantes y voluntarios escuchan atentos la explicación sobre la variedad de especies  del entorno.




El barco de Promar tiene su  puerto base en la localidad de Adra, aunque este verano se ha trasladado hasta Roquetas de Mar. Entre pesqueros y pequeños botes de recreo, observado por la figura del Castillo de Santa Ana, ha salido varias veces por semana para recorrer la bahía de Almería como parte del proyecto de divulgación. En esos paseos, en los que han participado como observadores muchos niños, los voluntarios de la entidad han alertado sobre la riqueza natural y, al mismo tiempo, los peligros inminentes.

Las basuras
Promar pondrá en marcha en las próximas semanas un plan enfocado específicamente en la luchas contra las basuras. “Esta tortuga ha quedado atrapada en el plástico y su caparazón se ha deformado”, muestra un voluntario a sus ‘alumnos’ de hoy. “Estamos mal. Se nota muchísimo el incremento de la población en estos meses de verano y lo que generan”, reflexiona Francisco Toledano.




Un estudio de la Universidad de Alicante y el Instituto Español de Oceanografía publicado a principios de año señaló que el 30 por ciento de los residuos detectados en esta zona del Mediterráneo son plásticos. "Las tres áreas con mayor presencia de plásticos son el Mar de Alborán, el Golfo de Alicante y las inmediaciones de Barcelona. A pesar de haber en general una proporción menor respecto a otras áreas mediterráneas, su presencia es muy frecuente” señaló Santiago García Rivera, autor principal del trabajo publicado en Marine Pollution Bulletin y citado por Europa Press.





El coordinador de Promar menciona los plásticos, los tubos que desaguan mar adentro y las carreras de las motos acuáticas que pasan a toda velocidad junto al barco, mientras el capitán Pelayo Cobián acerca la nave a unas espectaculares praderas de posidonia a poco menos de tres metros de profundidad. “Estamos ante una zona de protección de la Junta de Andalucía con unas 108 hectáreas de pradera de posidonia”, expone Toledano. “Son los pulmones del mar”.




Promar ha advertido en varias ocasiones el daño sobre las posidonias de ciertas actividades pesqueras y, más recientemente, el fondeo de embarcaciones recreativas. Las anclas destrozan fondos que, en ocasiones, tienen un valor ecológico de primer nivel en el conjunto de Alborán.


No en vano, este mismo verano la Guardia Civil tuvo que realizar una campaña contra los fondeos masivos de veleros, lanchas y otras embarcaciones de recreo en calas del parque natural Cabo de Gata-Níjar. Se trata, a menudo, de aguas interiores que están protegidas por la fertilidad de  sus fondos en la conservación de especiales de fauna y flora. Las estampas de horizontes llenos de barcos movieron al Servicio Marítimo a intensificar las inspecciones y las sanciones, especialmente en aquellos casos donde la gestión de los residuos era deficiente.


El barco de Promar no surca las aguas de Cabo de Gata. En su travesía del Aula del Mar llega hasta los acantilados de Aguadulce, toma rumbo mar adentro para separarse ligeramente de la intensa actividad marítima y luego deshace el camino para volver a la piscifactoría con la esperanza de ver a los delfines que han acompañado su navegación durante semanas.


Los cetáceos no ofrecerán a los visitantes sus espectaculares saltos en esta jornada. “Quizás sientan que viene mal tiempo”, recuerda un tripulante. Su hueco lo ocupa la poderosa aparición en la superficie de un pez espada. El barco retoma el viaje hacia el Puerto de Roquetas de Mar y amarra frente al castillo al atardecer. Atrás deja una nueva jornada de navegación para salvar el tesoro del Mar de Alborán.


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