Towanda o cómo conciliar ser mujer, veterana y deportista de éxito

Cuarenta mujeres amantes del balonmano se han unido para crear más que un club

Algunas de las jugadoras del club Towanda.
Algunas de las jugadoras del club Towanda. La Voz
María del Mar Ramos
07:00 • 26 ene. 2020

Entre conciliaciones  familiares imposibles, turnos laborales que se alargan más de lo que cualquiera debería soportar y el hecho de ser mujer y mayor de treinta años en el mundo del deporte, apareció el inmenso amor que unas mujeres siempre guardaron por el balonmano. 



Dicen que quien tuvo, retuvo, y parece ser que ellas tuvieron mucho. Las 40 integrantes del equipo de balonmano femenino Towanda son exjugadoras profesionales de importantes y diferentes clubes de balonmano femenino referentes en el deporte nacional y algunas aficionadas que se han unido. Son mujeres que tuvieron que renunciar a una pasión porque, a diferencia de los hombres que jugaban en sus mismas categorías, no podían vivir de esta. Hoy, después de emprender caminos diferentes y con mucho sacrificio, vuelven a reencontrarse. Entre ellas y con el balonmano. 






Primera toma de contacto   



Todo surgió en el 2018 en la comida que cada año organizan unas pocas de ellas, las que se conocían desde jóvenes y habían compartido club. No soñaban con volver al pasado, pero sí retomar su carrera deportiva como veteranas. Lo que comenzó siendo un “y si” se transformó en un entreno informal a las dos semanas al que acudieron siete haciendo verdaderos malabares. “Me he dejado a los niños medio duchados, las cosas de mañana sin preparar, pero qué ganas”, recuerda teresa Escribano, una de las jugadoras del Towanda, en la boca de alguna de sus compañeras. 



A ese primer entreno le siguieron algunos más hasta que el asuntó comenzó a ir más en serio y se dieron la oportunidad: competir como club. “Es muy difícil. Todas hacemos enormes sacrificios para poder continuar con este sueño y, a decir verdad, todo es mucho más complicado siendo mujer”, asegura Escribano. 



Grandes valores 



Las jugadoras del Towanda tienen entre 32 y 50 años y cuando les preguntas qué es para ellas el equipo, lo tienen muy claro: una gran familia con muchos valores. Entre estos, algunos muy importantes como la  perseverancia, la superación y la  sororidad. Además, los llevan tan presentes, que es el significado del nombre del equipo. 

En busca de patrocinadores

Las chicas del club Towanda tienen que afrontar todos los gastos de los viajes de las competiciones y del club al no recibir subvenciones de las instituciones públicas. Cuando se aprobaron los anteriores presupuestos, el club no estaba registrado como tal.

Por ello, han elaborado un paquete con diferentes tipos de patrocinadores. Por ahora, gracias a algunas empresas almerienses como Hispatec, ‘sponsor’ principal del equipo, han podido adquirir las equipaciones oficiales de Towanda.


El nombre de Towanda lo  rescataron de la película ‘Tomates verdes fritos’. En esta, la protagonista lo utilizaba como un grito de guerra, “era su forma de enfrentar la adversidad y seguir adelante, devolviendo cada golpe de la vida como lo estamos haciendo nosotras”, relata Teresa Escribano en nombre de todas sus compañeras. 


Y esto es precisamente lo que ellas quieren transmitir y ya lo hacen con más de veinte niños que forman “su club de fans”; todos hijos, sobrinos y primos de las protagonistas. “Hay una anécdota que me gusta contar y es que los niños vienen siempre a vernos jugar y nos animan desde las gradas. En un partido un señor gritó ‘si es que una vieja’ y segundos después uno de nuestros niños se dio la vuelta para decirle ‘cuidado con lo que le dices a mi madre’. Eso es lo que queremos inculcar, el respeto por la mujer, por el deporte y, en definitiva, por todas las personas”, afirma la jugadora del Towanda. 


Salen juntas, inauguran las casas como si de una familia de sangre se tratara y están arrasando a nivel deportivo. Hace tan solo unas semanas se proclamaron campeonas de Andalucía en el segundo encuentro del I Circuito de veteranas de balonmano femenino. “Fue una victoria sufrida, nos dejamos la piel. Somos veteranas pero nos tiramos al suelo y rodamos”, reconoce Escribano. 


En definitiva, no comparten sangre, pero Towanda es de esas familias envidiables.


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