Tres generaciones dedicadas a la salud

Jorge Díaz de la Rocha mantiene en pie un negocio que comenzó su abuelo en el Zapillo

Jorge Díaz de la rocha con la máquina Indiba que utiliza en su clínica de la calle Azara para recuperar lesiones.
Jorge Díaz de la rocha con la máquina Indiba que utiliza en su clínica de la calle Azara para recuperar lesiones.
Eduardo de Vicente
07:00 • 09 feb. 2020

Quién no ha acudido alguna vez a un herbolario huyendo de los antibióticos, de las pastillas antiinflamatorias, incluso de los médicos. Existe una inclinación natural del individuo hacia esos otros remedios que partiendo de la naturaleza buscan la recompensa de la salud. Todos sabemos que las hierbas y los productos alternativos a las medicinas convencionales no hacen milagros, pero muchas de ellas ayudan a mejorar determinados padecimientos y algunas te echan una mano valiosa para sentirte mejor.



Está comprobado, al menos yo lo he experimentado en mi propio cuerpo, que el polen de abeja en ayunas, tomado en determinados periodos a lo largo del año, es un impulso para el organismo, que te abre el apetito y te hace sentir con una marcha más de energía. Nadie duda de que las hojas de eucalipto y el tomillo, bien hervidas  en agua, con la ayuda de una olla y de una toalla, te despejan las vías respiratorias en los procesos virales o que los comprimidos de levadura de cerveza son una buena dosis de vitamina b natural que a veces necesita el organismo.



Todas estas certezas las tiene muy claras desde hace años Jorge Díaz de la Rocha, diplomado en enfermería, en fisioterapia y osteopatía y gerente de la herboristería de la calle de las Tiendas. Su vida, desde que era un niño, ha estado ligada a los alimentos naturales y a las hierbas desde que ayudaba a su abuelo, Manuel Díaz Gris, en el negocio. Su abuelo fue quien trajo a Almería la primera herboristería. La puso allá por el año 1972 en la calle Carmencita Franco del barrio del Zapillo.



En aquel tiempo había poca información sobre la medicina alternativa, pero la gente mantenía en la memoria una cultura de hierbas y remedios naturales que se perdía en la noche de los tiempos. Aquel primitivo negocio familiar se extendió al centro de la ciudad en los años ochenta, cuando su abuelo abrió la tienda en la Rambla de Alfareros, frente a la iglesia de los Franciscanos. Aquel comercio tuvo algo de revolucionario en su tiempo porque puso de moda en Almería los preparados de proteínas, alimento de gimnastas y culturistas. 



Los que en aquel tiempo empezaban en los gimnasios y querían ponerse fuertes en poco tiempo, siguiendo la estela de los atletas que veían en las revistas, recurrían a aquellos paquetes rudimentarios de proteínas, de sesenta y de noventa, que se empezaron a comercializar en España con la marca de Santonja. Fueron buenos años para la familia Díaz. Jorge Pérez de la Rocha recuerda que después de su abuelo cogió el testigo su padre y él se encargó de darle el tirón definitivo al negocio cuando en los años noventa se instaló en la calle Azara y poco después en su emplazamiento definitivo de la calle de las Tiendas. Uno de los secretos del establecimiento es que además de tienda es un lugar de consulta. 



El cliente no solo acude a comprar, sino también a informarse, a que el dueño, experto en la materia y catedrático en paciencia, le regale diez o quince minutos, el tiempo que haga falta, tratando de buscarle las soluciones que el paciente demanda.



Su lema es que no solo se trata de vender, sino de convencer y  de que la gente compruebe por su propia experiencia la bondad del producto.



En los últimos años, Jorge Díaz de la Rocha comparte su oficio despachando y asesorando con su vocación terapéutica en una clínica de su propiedad donde trata lesiones músculo esqueléticas y articulares, que tanto abundan en este tiempo. “Abundan porque la gente hace más deporte y porque la población llega a más edad y con ella aumentan los procesos degenerativos”, explica.


Su filosofía es que a cada paciente y a cada patología hay que adecuarle un tratamiento específico. “No es lo mismo una lesión en un pie en una persona de veinte años que en una de setenta”, comenta. Su método combina técnicas manuales y de radiofrecuencia, utilizando una máquina que emplea el sistema llamado Indiba, que está consiguiendo excelentes resultados en la regeneración de tejidos, en la reducción de los procesos antiinflamatorios y de dolor. La máquina y las manos se unen buscando esas soluciones que el paciente busca para mejorar su estado de salud.



Temas relacionados

para ti

en destaque