La resistencia de los pequeños comercios en la capital

Los negocios familiares son una parte importante del entramado empresarial y una forma de crear una unión entre los vecinos que disponen de un trato cercano y productos a buenos precios al lado de casa. Uno de los comercios que logra resistir el tirón de los altos alquileres y los centros comerciales es la Galería San Antonio, situado en la calle Murcia.

Este local lleva en la capital indálica desde 1970, momento en el que empezó a trabajar Francisco Martínez a la temprana edad de 14 años. Una historia basada en la diversificación desde sus inicios, ya que por aquel momento, la pequeña empresa vendía algarrobas, un producto que "funcionó en la posguerra." Sobre los años 80, en la tienda se vendía carburo, gas y petróleo, junto al aceite, que se despachaba con una máquina y era vendida a granel. "Por aquellos años se vendía bastante", matiza Martínez.

El negocio tuvo su apogeo en los 90, uno de los ejemplos que comenta el dueño del local fue "el de los cucuruchos para heladerías, ya que pedía un camión entero, que paraba en la Rambla y luego hacía el recorrido". Sin embargo, la tienda gasta ahora cuatro cajas al año. "Este negocio ha cambiado bastante desde sus inicios, este local fue un almacén. Les repartiamos a todas las heladerías, confiterías y turroneros. Poco a poco a través de las tecnologías, la gente empezó a comprar por internet y dejó de comprar en la capital. Las ventas han bajado en consideración con otros tiempos", dice el dueño del local. 

La tienda está de una forma estrátegica pensada para aprovechar la estacionalidad de los productos. Empiezan en noviembre con la campaña de navidad con dulces y regalos, al terminar estas fechas se sigue con el período de fiestas a través del carnaval vendiendo surtidos de disfraces. A finales de marzo empiezan con productos para comuniones y dulces de Semana Santa y a partir de ahí tienen un nicho muy importante, el de los feriantes. Al finiquitar la temporada veraniega a finales de septiembre, empiezan con temática de Halloween y con regalos navideños. "Cada momento tiene su producto para poder venderlo", explica Martínez.

Principales problemas de los pequeños comercios

"La llegada de la crisis ha afectado a muchos negocios locales. Algunos han dejado sus negocios por la llegada de sus jubilaciones, fallecimientos", explica Mari Carmen Cuadrado, que lleva desde 1994 en este comercio.

Uno de los problemas para comprar en el centro son las pocas facilidades que hay en el aparcamiento en la capital. Aunque no es ni el único problema ni el más importante. La subida de alquileres a los locales por el centro, bazares chinos y el poder de las grandes superficies y más ahora con la llegada de un nuevo centro comercial, han minado las opciones de hacer caja para pequeños comercios y para tiendas del centro de la ciudad. "El centro se está quedando muerto a raíz de los centros comerciales", según indica Mari Carmen Cuadrado a este periódico.

Peatonalización en la ciudad

La peatonalización, según los dueños del local, no sería la mejor forma de atraer gente al centro debido al carácter del almeriense. "La gente en Almería está acostumbrada a venir en coche prácticamente hasta la puerta (del comercio). Cuando tienen que dar dos pasos, se van a los centros comerciales, meten el coche en el aparcamiento, compran lo que necesiten, cargan los productos, se toman una cerveza y se van a su casa", concluye el comerciante.