“A los controles nos ha llegado de todo, hasta gente que venía de Salamanca”

Pilar Soria Mateo (Almería, 1989) cumple en junio su año como agente de la Guardia Civil en prácticas. Como reconoce, ha sido “muy especial” debido a que le ha tocado justo en esta grave crisis. Y lo ha hecho  en una unidad especial encargada de controlar las medidas de movilidad impuestas en  el estado de alarma. Sin embargo, Pilar llegaba ya sobradamente preparada, después de tres años como militar en la Legión, un periodo en  el que tomó la decisión de  continuar su vida profesional con un trabajo policial. Además de su propio nombre, también le ayudó  a decidirse el hecho de contar con familiares en la Benemérita y en la Policía Local.

 ¿En qué ha consistido su trabajo en esta crisis?

Nos hemos centrado fundamentalmente en hacer cumplir las medidas que se adoptaron para el estado de alarma, y en especial en torno a los desplazamientos para evitar la movilidad entre provincias, aunque también hemos apoyado en labores sanitarias y para garantizar el suministro de bienes de primera necesidad. La Usecic es una unidad especial dentro de la Guardia Civil, hacemos controles muy grandes, de cinco horas o más, y registramos a cientos de vehículos. 

¿Y cuál ha sido el resultado?

Ha habido de todo, pero en general la gente ha cumplido bastante bien. Es verdad que al principio, cuando llegaba el fin de semana sí había movilidad, porque quizás la gente todavía no estaba concienciada de lo que había que hacer. Conforme fueron pasando los días se quedó más confinada en su domicilio y no hubo demasiados problemas. 

En principio hubo una fuerte polémica por personas que venían a su segunda residencia. ¿Su unidad ha detectado alguno de estos casos?

Nosotros hemos hecho sobre todo el control en Guainos (Adra). La gente que nos venía era sobre todo de Málaga, aunque nos hemos encontrado de todo, hasta quien venía de Salamanca, de Cádiz, y que se dirigía a otras provincias, como Alicante. En casi todos los casos eran personas que trabajan en otra provincia y venían con su documento justificativo de la empresa, en el que se dice que su domicilio está en Almería, y entendían que podían desplazarse, pero realmente las empresas no pueden habilitarles. 

¿No suena a excusa, de verdad la mayoría viajaba confundida?

No. La gente al parecer no tiene interiorizado el concepto de residencia habitual. Nos hemos encontrado a muchos almerienses que trabajan en otra provincia durante la semana, pero pensaban que su residencia habitual seguía siendo su casa en Almería. 

No me diga que no se ha encontrado con ningún ‘listillo’.

Claro que también hay personas que van con la pillería. Un muchacho me dijo que iba a echar gasolina, pero le pedí que arrancara el coche y  tenía el tanque lleno. 

¿Y qué se hace en estos casos?

Pues nada, ¡qué vas a hacer! Le dije que cómo iba a la gasolinera si tenía el depósito lleno, y me respondió que no, que iba a buscar tabaco.

¿Cómo se actúa ante quien se descubre en un viaje no permitido?

Se le informa de que ha incurrido en una infracción y se le retorna, y se le advierte de que si vuelve, puede incurrir en desobediencia y ser detenido. Se han dado casos de que aparezcan personas a las que se había obligado a retornar la semana anterior. Hemos detenido a personas que no hicieron caso al retorno, que se marchaban y esperaban una hora para volver, o volvían días después.

¿Ha mejorado en esta crisis la percepción de la población respecto a la Guardia Civil? 

 La sensación que tenemos es esa. Hacemos un trabajo que para la ciudadanía en general puede que no esté muy bien visto, por las multas y tal. Pero ahora, con este tema, se nos reconoce que hemos estado en primera línea de batalla, y la gente ha visto que hemos dado seguridad en la calle, se ha visto más nuestro trabajo y también nos han dado más publicidad en los medios.

¿Usted ha recibido personalmente ese cariño?

En Roquetas, en la redonda de la plaza de toros, estábamos haciendo un control de seguridad ciudadana y dio la casualidad de que eran las ocho. La gente aplaudía en las ventanas y balcones, nos vitorearon y nos dijeron: ¡viva la Guardia Civil! Fue muy gratificante.

¿Se ha llegado a emocionar en algún momento?

Sobre todo en el reconocimiento a compañeros que desgraciadamente han fallecido, porque los ves en la televisión, en wasap, por internet, en todo sitios. 

¿Han contado con suficiente material de protección?

Desde un primer momento nos daban a nuestra unidad unas bolsitas con seis mascarillas quirúrgicas, paquetes de guantes y gel desinfectante. También se ha incidido mucho en que guardemos la distancia de seguridad, que es muy importante. Y cada vez que terminamos un servicio desinfectamos el coche. 

¿Ustedes perciben en sus controles una relajación en la desescalada?

La gente, claramente, en las fases de la desescalada se va a ir relajando conforme se relajan las medidas, pero creo que en general se cumple bien, se va con mascarillas y se guardan las distancias.