La iconografía con la que el Ayuntamiento de la capital está decorando el espacio ganado para los peatones en el Paseo de Almería ha suscitado críticas en ciertos sectores de la ciudadanía, e incluso ha sido objeto de memes desde que se inició la actuación.
Enmarcada en la reordenación del tráfico de la principal vía comercial de la ciudad, esta acción está inspirada en un diseño del siglo pasado, habitual en plazas y calles de los años 20. Tal y como desveló el concejal de Promoción de la Ciudad, Carlos Sánchez, en concreto se ha basado en el libro ‘Memorias de una baldosa’, escrito por el periodista e investigador Juan Díaz Sánchez y editado por el Instituto de Estudios Almerienses (IEA).
Tras enterarse por la prensa del papel que ha jugado su ensayo a la hora de concebir lo que pretende ser una “ruta turística de carácter histórico”, el joven no sale de su asombro al comprobar que los dibujos en cuestión “no se han recuperado con conciencia”. “El diseño viene de los nazarís, de hace más de 600 años, pero no tiene nada que ver con los originales”, señala.
En su opinión, lo que tenía sentido era instalar una réplica de las baldosas, pero más gruesas y fabricadas solo con cemento. “Tal y como lo han hecho es más fácil, está claro que se abaratan costes”, sentencia a LA VOZ.
La Cartagenera
Juan Díaz habla con conocimiento de causa. No en vano, es descendiente de una de las familias que estuvo al frente de La Cartagenera, una de las fábricas de baldosas hidráulicas asentadas en Almería durante el siglo XX. En particular fue José Díaz Solano, hermano de su bisabuelo, el que fundó esta fábrica en el número 62 de la Carretera de Granada después haber trabajado durante muchos años como maestro de obras de Pedro Alemán.
La Cartagenera mantuvo sus puertas abiertas entre 1917 y 1981, sobreviviendo a la etapa más convulsa del siglo XX con guerras y la dictadura franquista. En su momento álgido llegó a emplear a 66 personas. Según los periódicos de la época, era la única que utilizaba motores eléctricos, de modo que la producción era más elevada que en otras fábricas. “Mientras otras tenían dos prensas hidráulicas, en La Cartagenera había más y una cosa bastante curiosa: los motores tenían una cadena de madera para dar vida a la prensa hidráulica”, indica el escritor.
Cuenta Díaz que es difícil identificar las baldosas de La Cartagenera, pero hay dibujos que solo hicieron ellos y que tienen cierta simbología como las hojas de acanto que se ubicaban en las puertas y que, en teoría, traían suerte a las personas que pasaban por ellas. Todavía pueden admirarse en rincones de la ciudad como la calle Santa Matilde, cerca de la Plaza de Toros; la Casa del Poeta José Ángel Valente y el Museo de Arte Doña Pakyta, pues su dueño, José González Montoya, era “cliente habitual”.
En el lugar donde se levantaba la fábrica ahora hay un residencial que se llama igual con un patio que permite el paso de la Carretera Granada a la Rambla Amatisteros. “El arquitecto que lo diseñó fue mi padre, de ahí el nombre”.
El alma máter de Almería Costumbrista
Juan Díaz (Almería, 1985) es periodista y autor de ‘Memorias de una baldosa’, todo un éxito de ventas publicado por el IEA. Esta obra recoge la historia de la Fábrica de Mosaicos y Piedra Artificial La Cartagenera, que perteneció a sus antepasados. El joven gestiona asimismo Almería Costumbrista, un grupo de Facebook y página web a través de los que recupera historias y fotografías inéditas de la historia de la provincia.
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