Desde el levantamiento del Estado de Alarma, la provincia está viviendo los días con mayor numero de contagios desde que se inició la pandemia. Las alarmas que no sonaron en marzo, abril, mayo o junio, han comenzado a escucharse en julio, superando la cifra de mil contagiados, cuando, al iniciar el mes, apenas superábamos los setecientos. Los últimos quince días han arrojado cifras que traspasan el umbral de la inquietud razonada para adentrarse en preocupación cercana a la alarma. En las últimas dos semanas se han diagnosticado por PCR 393 positivos, casi la tercera parte del total de los contagios habidos desde el inicio de la pandemia. ¿Por qué se ha producido esta evolución negativa en la provincia que menos casos había tenido durante los meses más críticos de la crisis? El texto que sigue contiene algunas respuestas a este interrogante, extraídas de conversaciones mantenidas en los últimos días con expertos almerienses en la lucha contra el Covid.
CLAVE 1 BUSCAR A LOS CONTAGIADOS
Desde el inicio de la pandemia en marzo, solo las personas con síntomas compatibles con el COVID eran sometidas al test de la PCR. Era el enfermo (del virus o de otras patologías) el que demandaba el diagnóstico. Ahora el proceso es a la inversa: es Salud quien, cuando detecta un caso, sale a buscar entre sus contactos a otros contagiados potenciales. Este cambio es de una importancia extraordinaria por dos razones. La primera porque al rastrear los contactos y decidir su confinamiento domiciliarios se acota el riesgo de que, si han sido infectados, puedan ser transmisores sin saberlo. La segunda, porque, al multiplicarse los test, la aparición de nuevos positivos da una visión mas real de la presencia del virus. En las dos ultimas semanas se han realizado PCR en círculos potencialmente contagiados por haber mantenido contacto con alguien infectado. Este aumento de los test conlleva un aumento de positivos asintomáticos, lo que, para los expertos, es un dato muy importante porque permite su confinamiento, lo que elimina el riesgo de expansión incontrolada del virus. En los brotes de El Ejido (61 positivos) y Berja (31) fue la detección del paciente cero el que disparó la estrategia de rastreo en búsqueda de más afectados y, por tanto, su control.
CLAVE 2 EL HACINAMIENTO LABORAL Y SOCIAL
La estructura productiva de la provincia provoca la concentración de muchas personas en espacios de trabajo determinados. Esta circunstancia explica que tres de los brotes detectados en el Poniente y Níjar hayan arrojado cifras superiores a los 150 afectados en poco más de una semana. En los centros vinculados al sector agrícola se han cumplido todos los protocolos escrupulosamente, pero la irrupción de un caso ha acabado provocando el alto numero de infectados. Formar parte de la misma línea de manipulado o trabajar y vivir compartiendo un mismo espacio físico, un cortijo en el caso de Berja, hace imposible que la llegada de un solo caso no acabe afectando a quienes están a su alrededor. El hacinamiento habitacional, laboral o social es un vector de contagio con mucha potencia infectiva. Los brotes detectados así lo avalan. El riesgo cero no existe por muy sólido que sea el blindaje y muy estricto el cumplimiento del protocolo.
La ventaja es que, si el riesgo cero no existe, sí puede detectarse el paciente cero. Y eso es lo que ha sucedido en los brotes más importantes. Se detectó un caso, saltaron las alarmas, y la maquinaria de búsqueda y control se puso en marcha. A las pocas horas ya estaban confinadas decenas de personas y sometidas a PCR. Las cifras sobresaltan, sin duda; pero lo alarmante hubiese sido que ante la aparición de esos dos pacientes cero se hubiese esperado a que aparecieran otros con síntomas. En cualquier caso, lo que demuestra la gestión de los brotes más importantes del poniente y Níjar es que, no solo no hay que bajar la guardia, sino que hay que aumentarla con más medios técnicos y de personal. La situación del hospital de El Ejido es, según algunos de sus trabajadores, preocupante por la continuada detección de nuevos casos.
CLAVE 3 LA RELAJACION SOCIAL
Después de meses de reclusión domiciliaria, el proceso de desescalada ha acabado desembocando en una percepción, equivocada por carecer de base científica y arriesgadísima por el coste que puede suponer en el aumento de los contagios, de que el virus estaba en retirada. Esa percepción ha provocado el desmonte de toda la arquitectura de trinchera desde la que se había combatido a un enemigo invisible frente al que no vale la táctica de atacar, sino la estrategia de defender. Frente al Covid solo resulta eficaz la autodefensa y, si esta se relaja, su poder infectivo se multiplica. Esta realidad (esta irresponsabilidad, quizá mejor) es la que explica, en cierta medida, la aparición continuada de brotes. Si no puedes ir a buscar a tu enemigo, no facilites que el te encuentre a ti. Y eso, lamentablemente, no se está haciendo. Concienciar a la población, sobre todo a los jóvenes, de que, a pesar de su fortaleza frente al virus, son un vector de transmisión extraordinario es una obligación compartida por todos. Sancionar a quien incumple el uso de la mascarilla, una responsabilidad de la que los ayuntamientos no deben hacer dejación alguna. Los alcaldes y las fuerzas de seguridad no debían olvidar que, aunque sea impopular, multar es un arma de destrucción masiva contra la ignorancia o la estupidez de quienes se creen invulnerables.
CLAVE 4 LA VISIBILIZACION DE LOS ASINTOMÁTICOS
Esta clave está unida demográficamente con la anterior. El incumplimiento de las normas afecta a todos los sectores de edad, pero, en las ultimas semanas, han sido los jóvenes el espectro demográfico donde mas se incumplen las normas. La percepción casi inexistente del riesgo a esa edad, la expansiva frivolidad con que se han percibido los avances en el proceso de desescalada y la inconsciencia, han provocado que la edad media de los positivos en la provincia haya pasado de 60 años en el inicio de la pandemia, a los 35 de estas ultimas semanas. Nadie es invulnerable. Los jóvenes, tampoco. La realidad, epidemiológicamente contrastada, de que la mayoría (el 95 por ciento en la provincia) de los ´positivos´ que se da en esa franja de edad son asintomáticos o, en todo caso, muy leves, lo que debe provocar no es una mayor relajación, al contrario, debe ser un motivo de ampliar los perímetros de control para evitar la expansión del virus.
CLAVE 5 EL OCIO DESCONTROLADO
La llegada del verano ha propiciado la apertura de los espacios de ocio habituales de la temporada. Es lo normal y no hay que inquietarse. Lo que sí debe producir preocupación es que el uso de esos espacios de ocio, fundamentalmente nocturnos, no se vea sometido a controles rigurosos. Las aglomeraciones deben estar prohibidas siempre y en todo lugar y, en primerísimo orden, en barras y pistas de baile de los complejos turísticos y de playa. Hasta ahora no se ha producido ningún brote en esos espacios, pero si la permisividad continúa, acabará aumentando y su aparición podría ser inevitable. Hay que tomar medidas. Es verdad que hacerlo disminuirá la rentabilidad en esos espacios, que habrá trabajadores que este verano podrían ver alterada su expectativa de trabajo, pero cuánto mejor es acotar el riesgo ahora a tener que actuar con urgencia después. La aparición de algún brote en Vera, Mojácar, Roquetas o El Ejido no afectaría sólo al establecimiento afectado, afectaría a todos los de esa zona en concreto y, de forma inevitable, a todo el sector turístico de la provincia. Este es un verano distinto. Comportémonos de forma distinta. Nada va a pasar porque en las pistas de baile no suene con estridencia la música ni las barras no sientan de madrugada el calor y la aglomeración de un vagón de metro en hora punta. Toda decisión tiene un coste. Pero ha llegado la hora de optar y tomar decisiones. El botellón hay que prohibirlo en cualquier lugar y circunstancia. El ocio nocturno hay que regularlo con rigor restrictivo en las normas de obligado cumplimiento y contundencia sancionadora para quien las quebrante. El coste de hacerlo será alto. Pero mucho mas alto será el que habrá que pagar por no haber tomado la decisión. Y la Junta ya está tardando tiempo en tomarla.
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