Mientras la mayoría de los ciudadanos amontonaba las uvas frente a un televisor y afilaba supersticiones para entrar con buenos augurios en el año 2008, en el puerto deportivo de Almerimar (El Ejido) se libraba la enésima batalla contra la droga.
Aquella medianoche, los agentes de la Guardia Civil capturaron un alijo de 3.000 kilos de resina de hachís cargado por una embarcación recreativa en algún punto en aguas internacionales del Mar de Alborán y apresaron a los componentes de un grupo preparado para su descarga y transporte.
El caso llegó a los tribunales más de un década después y se ha resuelto con condenas de entre nueve meses y dos años de cárcel para 12 acusados de delitos contra la salud pública. El juicio se celebró hace meses en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería, aunque la comunicación a las partes se ha dilatado durante la pandemia.
La sentencia confirma la condena para los principales acusados, pero absuelve a un agente de Vigilancia Aduanera procesado por su presunta colaboración en la preparación del alijo. La investigación consideró que el acusado había facilitado información sobre las patrullas costeras y sus capacidades para la detección de los alijos. En particular, se estudió la presunta revelación de secretos a su hermano.
Sin embargo, la sentencia de la Audiencia Provincial de Almería exonera casi 13 años después al agente de Aduanas. “No ha quedado acreditado de manera expresa, clara, objetiva y concluyente que el acusado prestara cobertura o protección al alijo intervenido en el puerto de Almerimar el 31 de diciembre de 2007, tanto en su función como agente de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera como fuera del servicio”.
La investigación de la Guardia Civil sostenía que el procesado llegaba incluso a contactar con su hermano en tierra mientras realizaba servicios en una embarcación de Aduanas en Almería. Sin embargo, insiste la sentencia, estos extremos no han quedado probado.
Los compañeros de Vigilancia Aduanera declararon que el acusado “difícilmente” podía dar información tan precisa porque las rutas se comunicaban eran confidenciales y se conocían prácticamente en el momento de realizarlas. Además, el helicóptero de Aduanas trabajaba por separado.
Nave nodriza El tribunal sí considera probado que el resto de acusados preparó la recogida de la carga en alta mar, de noche y en una fecha donde los servicios podrían verse mermados por las vacaciones. Las escuchas apuntaban a una entrega de la droga en alta mar desde una nave nodriza que partió desde las costas de Marruecos.
La evolución de las pesquisas llevó a descubrir otro pequeño alijo de hachís que irba a ser entregado, casi cuatro años después, a un capo de origen marroquí en Galicia. La Guardia Civil detectó la carga. En el norte del país iba a hacerse entrega del hachís a otro traficante interesado en la compra de la mercancía.
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