El agua caliente de la Térmica

Eduardo de Vicente
17:56 • 03 jun. 2015

En el antiguo solar de la Térmica hoy surgen grandes torres de edificios en primera línea de playa, con una vista panorámica de la bahía desde el poniente hasta los cerros del Cabo de Gata. Sobre aquellos terrenos, y mediante una orden de ocupación forzosa dictada por la Autoridad Judicial, comenzaron las obras de la Central Térmica en el mes de enero de 1956. Las autoridades eligieron este espacio, unos terrenos de 65.000 metros cuadrados, junto al Camino de Jaúl, (entonces no urbanizables), por su favorable ubicación, ya que estaban alejados del núcleo urbano y a una distancia considerable del rio Andarax, por lo que no existía riesgo de inundaciones en caso de riadas. Además, estaba muy cerca del mar, por lo que la aportación de caudales marinos para la refrigeración de los motores estaba asegurada.


Las obras contemplaban, además del recinto propio de la central, la construcción de un sistema de abastecimiento de fuel-oil mediante canales subterráneos de algo más de dos kilómetros de longitud, que atravesaban lo que hoy es la Avenida del Mediterráneo, entonces terrenos de vega. A la vez, había que levantar un espigón para coger el agua del mar. Esta fue una de las obras más costosas, ya que fue necesario entrar 250 metros mar adentro y construir dos canales para que penetrara el agua y pudiera refrigerar el turboalternador y la caldera de la central.


El 23 de julio de 1958, se conectó la Central Térmica y el 30 de abril de 1961 se llevó a cabo la ceremonia de inauguración, a la que asistió el Jefe del Estado, Francisco Franco, junto a las autoridades locales. En su discurso de aquella tarde, Franco se refirió al abandono de nuestra provincia con estas palabras: “Almería, durante estos veintidós años, ha estado siempre presente en mi pensamiento porque conocía vuestros muchos problemas, sabía de vuestros sufrimientos y había comprobado vuestro secular abandono”, dijo el Caudillo.



La Térmica nos trajo una industria que durante décadas dio puestos de trabajo en la ciudad y nos regaló una playa de agua caliente que en los años setenta se convirtió en un sanatorio marítimo donde iba a bañarse todo el que tenía una molestia muscular o padecía alguna enfermedad de los huesos.


El mar cogía una temperatura elevada, después de servir de refrigeración para los motores de la Central. El agua, de vuelta, llegaba ardiendo, pero al mezclarse con el mar tomaba una temperatura de unos treinta grados que permitía bañarse con tranquilidad.



Durante décadas, miles de almerienses se relajaron en aquellas aguas que en su tiempo también suscitaron polémica. Unos decían que aquellos baños eran buenos para los que sufrían problemas de artrosis y dolores musculares, mientras que otros acuñaron la leyenda de que eran perjudiciales y producían cáncer, temor que nunca llegó a tomarse en serio. Bañarse en aquellas aguas terapéuticas para unos y bajo sospecha para otros, suponía saltarse las normas porque no estaba permitido hacerlo. Junto a la valla de protección pusieron un cartel donde se podía leer muy claro: “Prohibido bañarse”, pero la gente solía saltarse la advertencia. Era habitual ver en aquellas aguas a gente mayor, inquilinos de la Residencia de Ancianos, que buscaban el agua caliente para aliviar las enfermedades de la edad.


La playa del agua caliente tuvo también su leyenda negra, cuando en 1970 apareció un hombre ahogado de forma misteriosa, y su exhibicionista oficial, un personaje que aparecía todos los veranos entre las rocas buscando la presencia cercana de alguna mujer para quitarse el bañador. Estuvo dando guerra hasta el verano de 1976, cuando fue cazado por la policía.



La Térmica, en sus primeros años, estaba rodeada de la playa del agua caliente, la carretera de Cabo de Gata y de una amplia vega que favorecía el aislamiento del lugar. La zona, considerada como alejada de Almería, estaba salpicada de cortijos que vivían distantes de la capital. Los primeros edificios cercanos quedaban en el barrio de Pescadores del Zapillo, donde en 1942 habían levantado 48 viviendas. El nuevo barrio se siguió urbanizando y en 1960 se entregaron 64 viviendas que el Estado construyó para los obreros de la Central Térmica.


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