Es una gran noticia que nuestro alcalde anuncie el proyecto del Parque de la Hoya. Es un logro histórico el haber conseguido recuperar la calle Pósito y el antiguo barrio de las Perchas, que se hayan quitado los coches bajo las murallas y que la Alcazaba se vea más cerca con el derribo de las casas de la calle Almanzor. Pero todas estas conquistas, que de verdad podían considerarse como auténticos hitos urbanísticos, no van a servir de nada si los proyectos no vienen acompañados de una buena dosis de sentido común, y que las obras incluyan un mantenimiento diario, que pasa, de forma ineludible, por un sistema efectivo de vigilancia que impida que todos estos escenarios que son la esencia de nuestra cultura, se conviertan en refugios pandilleros.
El ejemplo más claro de una inversión inútil la tenemos en el Mesón Gitano. Cuánto dinero se ha empleado, cuántas obras de recuperación se han llevado a cabo en los últimos años que no han servido para nada. La explanada del Mesón Gitano vuelve a estar como hace veinte años, completamente abandonada y lo que es peor, destrozada. Los millones gastados han caído en un saco roto porque el proyecto, que era perfecto sobre los planos, ha sido un auténtico fiasco en la realidad al no venir de la mano de un plan de mantenimiento que acercara de verdad este rincón del casco histórico al centro de la ciudad. Dónde se quedaron los conciertos que se iban a organizar, los actos culturales, ese mirador que iba a ser el orgullo de los almerienses.
La explanada principal, en la que se ubicó el Mesón Gitano cuando se gestó en los años sesenta, muestra la ineficacia política a su más alto nivel, el no conocer la realidad de ese entorno hostil que hace inútil cualquier intento de poner en valor el barrio. Si se quiere recuperar de verdad el Mesón Gitano y todo el entorno de la Alcazaba, y que el futuro Parque de la Hoya no sea también la historia de un dinero tirado a la basura, es fundamental poner en marcha un plan que permita que una vez realizadas las obras, se puedan mantener sin temor a que sean destrozadas.
No se puede recuperar el entorno de la Alcazaba si no lo hacemos habitable, si sigue en manos de los vándalos que lo convierten en cagadero público y en el escenario de sus juergas y botellones. Ni el Mesón Gitano ni el Parque de la Hoya tienen futuro si no se garantiza su mantenimiento y la seguridad de sus espacios. Hace muchos años que este barrio viene pidiendo a gritos una presencia real de las fuerzas de seguridad, que solo pasan de vez en cuando, en coche y con prisas. Es necesario ese cuartelillo de la policía que conviva con los vecinos a diario y que garantice la tranquilidad de los que nos visitan. Hay muchos almerienses que no se atreven a subir a la Alcazaba y mucho menos a llegar hasta las lejanas cuestas del histórico y abandonado Mesón Gitano.
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