“Nunca olvidaré el resurgir cofrade de Prendimiento tras el incendio de 1996”

José Antonio Miras Asensio fue hermano mayor durante tres mandatos y refundador de la Hermandad

José Antonio Miras en su despacho.
José Antonio Miras en su despacho. JA Barrios
Juan Antonio Barrios
07:00 • 05 oct. 2020 / actualizado a las 15:43 • 05 oct. 2020

El prestigioso cofrade almeriense José Antonio Miras Asensio fue hermano mayor de la Real, Ilustre y Sacramental Hermandad del Prendimiento en tres ocasiones y refundador, junto a un grupo de jóvenes, de la Cofradía que radica en la Catedral de la Encarnación, en el año 1978. Miras Asensio es uno de los protagonista de los grandes momentos cofrades vividos en Almería.






José Antonio Miras, ¿Cuándo ingresó en su Hermandad del Prendimiento?



Contaba con 18 años cuando, junto a un grupo joven, decidimos refundar la Hermandad del Prendimiento, que radicaba en la iglesia de San Sebastián y había desaparecido, trasladando su sede canónica a la Catedral de la Encarnación.  






¿Y en su Junta de Gobierno?



Excepto los dos últimos mandatos, he pertenecido a todas las Juntas de Gobierno desde el año 1978, como vocal, tesorero o hermano mayor. Como hermano mayor he estado tres mandatos, el último de ellos tuve una prórroga de un año más. Nuestro hermano José Ramón Suárez Fernández, que fue el hermano mayor que me precedió, tuvo la gran atención de permitir que yo culminara mi mandato con la clausura de los actos del 50º aniversario fundacional de la Hermandad. 





Quisiera dedicarle unas palabras a nuestro querido hermano José Ramón Suárez, que ha fallecido este pasado sábado. Tomó posesión como hermano mayor en el Real Monasterio de las Puras en el año 1998. Su mandato se caracterizó por potenciar la vida interna de la Hermandad, con especial incidencia en las mujeres, integrándolas mucho más en la cofradía, y el grupo joven. Realizó una labor importante para que Prendimiento siguiera avanzando. Lo bueno que tiene nuestra Hermandad es que desde que tú, Juan Antonio, iniciaste los mandatos como hermano mayor de Prendimiento, cada uno de los que han presidido la Corporación hemos continuado la misma cadena de trabajo.    




¿Cuál ha sido el secreto para que Prendimiento, que se refundó desde cero, hoy esté considerada una de las grandes cofradías?

Nuestro secreto, hasta hoy, siempre ha sido la unión de todos los integrantes en pro de la Hermandad y la ilusión, propia de nuestra juventud. Llevábamos en nuestra mochila una Hermandad con mucho prestigio en la ciudad que había casi desaparecido. Teníamos la obligación de hacer de nuevo su patrimonio. Sólo nos entregaron las imágenes titulares y las vestimentas de ambos. En nuestro caso, el hermano mayor es uno más a la hora de trabajar y sin buscar protagonismo.  




¿Qué año cofrade nunca olvidará?

Para mí el que nunca olvidaré es el resurgir de la Hermandad tras el incendio que ocurrió el 4 de abril de 1996. Esa tristeza tan grande que sufrimos, nos sirvió a todos los hermanos para unirnos y con una generosidad muy grande. El apoyo de toda la diócesis, incluidas las cofradías, con nuestro obispo y las primeras autoridades a la cabeza fue importantísimo. El apoyo principal fue de nuestros hermanos y el trabajo realizado. Recuerdo aquella misma mañana la llamada del imaginero Antonio J. Dubé de Luque donde sus primeras palabras fueron “mi familia regala la nueva imagen de Nuestra Señora de la Merced”, son gestos que cuando los recuerdo me dan ganas de llorar.

  

¿Cómo recuerda la salida procesional de 1997, tras el incendio?

En día dije que cuando se quemó se había muerto mi madre... y cuando los vi salir había nacido mi hijo.          

 



¿Previo a esa estación de penitencia hubo dos momentos destacados, las bendiciones de ambas imágenes?

Fueron dos actos apoteósicos. Cabe destacar que previo a la bendición de la Santísima Virgen de la Merced, nuestros Reyes de España nos recibieron en audiencia gracias a las gestiones que realizó el jefe del Grupo de Artillería de Campaña de la Brigada Rey Alfonso XIII II de la Legión, el teniente coronel Francisco Nieto. Fue un día grande para la Hermandad. Al día siguiente, nuestro obispo, Rosendo Álvarez Gastón bendijo a Nuestra Señora ante una plaza de la Catedral llena de fieles y devotos. La bendición del Señor Cautivo de Medinaceli fue igual de apoteósica y multitudinaria.




¿El imaginero Dubé de Luque fue muy importante para Prendimiento?

Fue muy importante. Su generosidad y apoyo nunca lo olvidaremos. Cuando decimos hacer el Señor Cautivo de Medinaceli Antonio Joaquín Dubé nos dijo que: no voy a hacer el Cristo anterior que se hizo en base al que teníamos primitivo. El Señor me va a inspirar y voy a hacer un Cristo que no he hecho nuca. Cuando lo vimos en madera aseguramos que el Señor lo había inspirado, un Cristo que tiene el sufrimiento pero al rezarle parece decirte que está contigo.      




¿La entrega del Guión al grupo de Artillería de la Legión fue otro gran momento, no sólo para la Hermandad?

La Plaza Vieja acogió el multitudinario acto castrense, el primero que la Brigada de la Legión realizó fuera de la Base y fue gracias al gran apoyo del entonces jefe de la Brigada de la Legión, el general Zorzo y donde su esposa actuó de madrina. 

 


    

¿Cómo recuerda la adquisición de enseres de las cofradías de Melilla?

Fue en la época del Sahara y Marruecos. El párroco de Melilla pensó que había que vender ese patrimonio ante la posibilidad de tener que salir de la ciudad española. Fuimos varias cofradías de Almería, compramos túnicas, pasos, enseres como el estandarte que en la actualidad procesiona la Hermandad del Amor, o el manto con el que procesiona la Virgen de los Dolores, de la Hermandad del Sepulcro. Además nos trajimos dos imágenes, un Nazareno y la Virgen de los Dolores, que donamos a una población de la Comarca del Poniente de Almería. 




¿También estuvo usted al frente de la recuperación y restauración de la capilla del Sagrario de la Catedral?
Un pilar importante fue el dean del Cabildo de la Catedral, José Guerrero. Cuando se lo comentamos al obispo nos comentó que no la había visto nunca por dentro. Tras ofrecerle que nosotros correríamos con los gastos de rehabilitación nos preguntó qué pedíamos a cambio de ese importante gasto. Nuestra respuesta fue claro: Nuestras imágenes deberían estar al culto en el retablo del altar de la capilla. Su respuesta fue contundente: Lo acepto pero el Cabildo debe aprobarlo. Como estaba presente en la reunión Don José Guerrero y le expresó el apoyo del Cabildo, el señor obispo lo aprobó.  Quiero aprovechar la ocasión que me brinda La Voz para rememorar la donación del vestido de luces que el matador de toros Ruiz Manuel realizó a la Hermandad del Prendimiento en el año 2011.




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