Profesionalidad y humanidad, garantías de éxito en la pandemia

La COVID-19 irrumpió el pasado mes de marzo de manera casi inesperada y, de repente, la sociedad se vio obligada a cambiar sus hábitos, su forma de vida e incluso algunos, su forma de trabajar. Ante cambios tan repentinos existen dos formas de reacción, o bien no te adaptas, o bien sacas fuerzas, actitud positiva y sigues adelante. Esto segundo es lo que han hecho los empleados de Clece en Almería que, de la noche a la mañana, han sabido adaptar con una gran profesionalidad su forma de trabajar para hacer frente al virus. En Clece, lo que antes era realizar un servicio de limpieza, ahora es limpiar y desinfectar a conciencia; lo que antes era dar cariño a un usuario dependiente a través del contacto físico, ahora es ayudarle con guantes de látex pero sin perder ese cariño. Antes la sonrisa era la mejor aliada para educar a los más pequeños en las escuelas infantiles y ahora los ojos son el escaparate de esa sonrisa que tapa la mascarilla. 

Y aún así, el buen hacer de los empleados de Clece en Almería, lejos de perderse, ha aumentado gracias a la gran dedicación y entrega de todos y cada uno de ellos. Más de tres mil personas que han demostrado que la profesionalidad está por encima de protocolos y medidas de seguridad. Y de esto está convencido Diego López, gerente de Clece en Almería, quien no se cansa de agradecer y de contar cómo los empleados han estado al pie del cañón desde el primer momento, demostrando la vocación y la profesionalidad que poseen. Tanto es así que hace unos meses, desde la gerencia de Clece en Almería se encabezó una campaña de agradecimiento en redes sociales compuesta por 11 vídeos bajo el hashtag #ParaMiSoisMUYImportantes, a la que se sumaron personas usuarias, equipos de coordinación, jefes de servicio, trabajadores y trabajadoras de toda la provincia y representantes de las administraciones públicas, como alcaldes, concejales y directivos de hospitales, con los que Clece mantiene una magnífica coordinación. 

Además, Clece ha realizado un esfuerzo titánico para que estos grandes profesionales se encuentren protegidos lo máximo posible en todo momento. Desde el mes de marzo, la empresa ha repartido 568.668 mascarillas quirúrgicas y 34.708 de tipo FFP2, 463 gafas y pantallas, 10.704 buzos de riesgo biológico y casi 5 millones y medio de guantes. A esto le sumamos la gestión y realización de 6.683 pruebas de detección del virus, entre serologías, pruebas PCR y test, y se ha invertido en la adquisición de equipos de limpieza reforzada, incluyendo el Xénex, un robot de desinfección por luz ultravioleta, además de formación específica para el personal. Pero sin duda, es el esfuerzo humano, el trabajo en equipo y la gran dedicación de los empleados los que dan sentido a estas cifras que la empresa ha procurado durante los meses de crisis sanitaria.

Testimonios

Cerrar a cal y canto para proteger a los más vulnerables a la COVID, a las personas mayores, fue la primera de las medidas que la dirección de la Residencia de Mayores Ciudad de Adra tuvo que adoptar. María Jesús Sierra es enfermera de esta residencia que gestiona Clece y confiesa que lo ha pasado y lo está pasando mal por el miedo a que la COVID entre en la residencia. María Jesús es un ejemplo de vocación y entrega que trata a los residentes con una cercanía que roza lo familiar, hasta tal punto que, para ella, todos ellos son sus abuelos. Y estos abuelos han tenido un confinamiento más llevadero gracias a la paciencia y a la entrega de Daniel Plaza, que trabaja como personal de mantenimiento en el Servicio Energético del Ayuntamiento de Tabernas, pero que supo sacar tiempo para atender una petición muy especial que le hizo Clece: instalar un sistema para que cada habitación de la residencia tuviera su propia televisión. Fue un trabajo de muchas horas, agotador, en el que el traje de “buzo” no ayudaba, pero que no le restó energía para que los residentes pudieran ver sus programas favoritos en sus habitaciones.

Las personas mayores han sido la población de más riesgo, que más protegida ha debido estar, ya sea en residencias o en sus propios domicilios. En este segundo caso nos encontramos con un colectivo aún más vulnerable, los dependientes, que han estado en manos de unos profesionales, los auxiliares de ayuda a domicilio, que merecen una mención más que especial. Estos profesionales han tenido que realizar su trabajo limitando al máximo algo fundamental y que durante el 2020 se ha convertido en algo casi prohibido: el contacto estrecho. Isabel Berenguel y Soledad Iglesias son dos ejemplos de esta labor, auxiliares de ayuda a domicilio en los servicio del Ayuntamiento de Almería y Diputación de Almería, respectivamente. Han sabido mantener la cercanía con sus usuarios, que éstos sigan percibiendo ese contacto estrecho cumpliendo al mismo tiempo todas las medidas de prevención.

Soledad ha atendido a dos usuarios positivos en COVID y en ningún momento su profesionalidad y cercanía se vio mermada. Sole admite que hay que tenerle respecto al virus, pero nunca miedo, porque si estás con miedo no estás atenta a cómo debes actuar para evitar el contagio y hay que seguir al pie de la letra todo el protocolo de prevención. También es reseñable la labor que ha realizado y está realizando Isabel, quien está especialmente implicada con un sector vulnerable y que requiere de un esfuerzo constante: el de los enfermos mentales. Isabel asegura que no han sido meses fáciles y de los que no tiene recuerdos buenos, pero se queda con la satisfacción de haber aportado su grano de arena a la sociedad. 

Por su parte, Inés Benítez es el ejemplo de que los protocolos de seguridad y las medidas de prevención no están reñidas con la creatividad y la diversión. Y para verlo, no hay más que pasarse por la página de Facebook de la Escuela Infantil Viator, escuela en la que trabaja Inés como maestra, para ver la cantidad de actividades con la que los niños aprenden a la vez que se lo pasan en grande. Inés ha vivido en primera persona la labor frenética y minuciosa que ha supuesto el inicio de curso, un momento lleno de incertidumbre, de mil preguntas y de nuevas medidas para todos, a las que tanto ella como sus compañeras han tenido que hacer frente y siempre con una sonrisa, aunque no pudieran verse con las mascarillas. Y si a esa mascarilla le añadimos guantes de látex e incluso buzos biológicos en algunas ocasiones, la sonrisa posee todavía más valor.

El riesgo, el miedo a lo desconocido, las duras horas de trabajo, el ritmo frenético, el colapso hospitalario y muchas cosas más que van a quedar en la memoria de Remedios Romera por un buen periodo de tiempo, pero que no han sido suficientes para apagar su profesionalidad y sus ganas de ayudar y de formar parte de un equipo fundamental en la gestión de la crisis sanitaria en los hospitales. Remedios trabaja en el servicio de limpieza del Hospital Universitario de Torrecárdenas y aunque ya están más acostumbrados a esta nueva forma de realizar su trabajo, admite que han sido meses muy complicados, porque la limpieza y sobre todo la desinfección de las instalaciones se han convertido en el primer eslabón y punto clave en la prevención contra la COVID 19. Un espacio bien desinfectado es fundamental para facilitar el trabajo a enfermeros y médicos. 

Seis perfiles, el vivo ejemplo de entrega y compromiso. Y podrían ser más de tres mil, como lo son los empleados de Clece en Almería. Han demostrado, de manera ejemplar, que en los momentos más difíciles es cuando hay que sacar lo mejor de uno mismo, porque cuando el horizonte que tenemos por delante es complicado, solo nos queda sacar nuestro lado más humano para, entre todos, seguir adelante.