La ruta de oro del tapeo almeriense resiste los envites del coronavirus. Los bares del entorno de la calle de las Tiendas están aguantando el chaparrón con dignidad y como se puede comprobar en estos días, siguen trabajando a buen ritmo y manteniendo la fidelidad de su clientela, a pesar de los riesgos que genera la epidemia. Los bares, como las tiendas de comestibles, están pudiendo respirar, aunque en algunos casos la clientela haya tenido que reducirse por cuestiones de aforo. Hay menos clientes en los bares, es verdad, pero en esa ‘milla de oro’ no hay ninguno que haya tenido que cerrar sus puertas definitivamente en los últimos dos meses.
La magia del entorno y la posibilidad de hacer un buen negocio, han animado a jóvenes empresarios a seguir apostando fuerte en la zona sin tener en cuenta el momento crítico que se está viviendo. El riesgo puede ser doble: por un lado el que conlleva la situación sanitaria y los recortes y por otro porque los dos nuevos establecimientos que acaban de ver la luz nacen en locales que no habían sido rentables en los últimos años.
David Ibarra está detrás del proyecto ‘Real 31’, que abrió sus puertas el último día del año. “Quería empezar en 2020 por echarle valor después de un año tan negativo, con tanta incertidumbre y tantas lágrimas. Me parecía un reto abrir ahora y lo hemos conseguido”, asegura el gerente.
Ese reto se multiplica por dos porque su antecesor en el mismo escenario, ‘Entre Mares’, tuvo que cerrar sus puertas al no haber conseguido los resultados apetecibles. Este nuevo proyecto ha transformado en su totalidad el local del histórico ‘Blanco y Negro’, para darle un ambiente cálido y atractivo que tendrá servicio de restaurante, repostería y coctelería para los amantes de las copas y hasta una sala vip para reuniones especiales. “Dejamos atrás lo que se llama la tapa tradicional porque ya existen demasiados bares que se dedican a ella en este mismo entorno”, aclara David Ibarra.
En esa misma línea de hacerle frente al temporal tirando hacia adelante, ha nacido junto a la iglesia de Santiago, en lo que fue el ‘Torreluz Mediterráneo’, la pizzería ‘Stanley & de Marco’. Dos hermanos emprendedores y ambiciosos, Pedro y Juan Manuel Segura, afrontan con decisión un desafío que quiere romper la cadena de fracasos de los negocios hosteleros que han ocupado el mismo escenario en los últimos años. “Estamos ilusionados con este proyecto y convencidos de que va a ser un éxito. Tenemos una clientela fiel y no hemos escatimado esfuerzos para que el local sea atractivo”, comenta Pedro Segura. Su apuesta será por la pasta fresca que ellos mismos elaboran. El local dispone de dos alturas y de varios ambientes, con espacios para reservados y la suficiente amplitud como para tomar las medidas de separación que exija cada momento sanitario.
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