David Ibarra Peinado es gerente de hostelería y a final de 2020 abrió Real 31 para no despedir a ningún trabajador, reubicando al personal.
¿Su inicio en el mundo de la hostelería?
Con 15 años monté un pub en las Fases Comerciales de Aguadulce. Mi padre me lo quitó rápidamente cuando vio que facturaba 180.000 pesetas los viernes y 300.000 los sábados. Ese fue el motivo por el que mi padre intervino el negocio.
¿Precoz como empresario de hostelería?
Mi padre era periodista y tenía una discoteca. De ir los domingos a limpiar la discoteca con mi madre se me pegó un poco la hostelería desde chiquitillo.
¿Ha vivido momentos difíciles, especiales?
He vivido muchos momentos buenos, pero malos también. Uno de los que nos dolió mucho fue la ley del tabaco. La hostelería no sabíamos que iba a pasar. Nos hicieron hacer tantas obras hasta el cambio radical que finalmente se hizo que supuso un esfuerzo muy grande para nosotros.
¿Qué supone para usted su equipo de profesionales?
Un negocio bien llevado, con un buen equipo de profesionales, es muy bonito. Tienes que rodearte de gente muy apañada y que estén por ti y que sientan el negocio como si fuera suyo. Si no es así estás perdido.
¿Cuántos negocios de hostelería regenta?
En el Puerto Deportivo de Aguadulce ‘Por un beso’; y en Almería, ‘La Plazuela’, ‘Casco Antiguo’ y ahora ‘Real 31, que acabo de abrir.
¿Abrió en este tiempo un negocio de restauración?
Cuando cogimos el traspaso fue anterior a llevar la mascarilla. Empezamos la obra y a mediados de marzo tuvimos que dejar de trabajar. Después volvimos y con el verano estuve súper liado en Aguadulce, porque la gente salió otra vez a saco y un local cerrado sólo te da pérdidas. Abrí el día 31 de diciembre porque no quería que se me escapara el años 2020 sin abrir el establecimiento de restauración, cómo diciéndole que le echo valor. Cuando pasen los años siempre recordaré que lo abrí en 2020, con un par de pantalones, (sonríe).
¿Está ubicado en el km 0 de los bares de Almería?
Esta zona es muy de tapas y no queríamos pisar a los bares. Hemos metido mucha repostería, una coctelería y un cocinero. Si vamos a ser un restaurante es lo que teníamos que hacer. Quiero centrarme mucho en los postres, en la copa bien servida, en la repostería y sobre todo en la cocina.
¿Y el personal?
Con la situación actual no he tenido que despedir a nadie. Los he reubicado a cada uno. Con las pocas horas que podemos tener abierto los establecimientos, en lugar de despedir a personal, como están haciendo la mayoría, los he reubicado y no he despedido a nadie.
¿Cuál es su deseo para este año de 2021?
Mi deseo principal es que se acabe esta pandemia. Hay gente que lo está pasando muy mal. Estoy viendo como compañeros están cerrando, porque no les ha llegado ninguna ayuda. Si algún día llega ellos ya estarán cerrados y eso hace que se te salten las lágrimas. Si algún día nos llega ellos no lo van a vivir y eso me entristece. No sólo está ocurriendo en hostelería, en otros gremios también están pasándolo muy mal.
¿Cómo es su día a día?
Echo mucho de menos a los clientes mayores. No los veo. En muchas ocasiones me pregunto qué habrá pasado con tal cliente. Lo que ocurre es que tienen miedo a salir y que se contagien.
¿A la juventud se le culpabiliza por falta de responsabilidad?
Todas las personas, jóvenes y mayores, en un bar se comportan y cumplen con las normativas. Si se desvían un poquito ya está el camarero avisándoles. Los jóvenes lo respetan. Lo que no te puedo decir es lo que hacen fuera del bar o en las fiestas privadas, pero eso no es hostelería.
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