Una mañana, un estruendo extraño sobrecogió a la familia Quintana. “Fue un crujío, como si los muros se estuvieran abriendo”, comenta María Encarnación, la propietaria de la vivienda. Cuando salieron a la calle se encontraron con que dos grietas de largo recorrido se habían abierto en la fachada principal, como si acabara de ocurrir un temblor de tierra.
Con el paso de las horas fueron descubriendo que las grietas aparecían también en el interior del edificio y que la casa estaba seriamente dañada. Pero no había sido por culpa de un temblor de tierra, sino por un escape de agua provocado por una avería de la red general en la misma puerta de la vivienda, el número siete de la calle Molino Cepero, esquina con la calle de la Paz.
La fuga de agua la pudieron certificar unos días después los operarios de la empresa Aqualia, cuando detectaron una importante rotura en la tubería de la red de abastecimiento, que no solo había afectado a la vivienda de la familia Quintana, sino también a la casa de enfrente. “Primero vinieron y dijeron que no escuchaban ningún indicio superficial que pudiera hacer pensar en una avería, pero unos días después, cuando los vecinos insistimos en que escuchábamos el ruido del agua, los operarios de Aqualia regresaron de noche y esta vez si comprobaron que existía esa fuga que había dañado a nuestras viviendas”, comenta Encarnación Quintana, la vecina afectada.
En el mes de noviembre del año 2019, la familia Quintana presentó un escrito en las oficinas de Aqualia, denunciando el daño y aportando diez fotos de las grietas que habían aparecido en la vivienda, para que la empresa del agua tomara las medidas oportunas y corriera con las gestiones y con los gastos del arreglo de los desperfectos ocasionados.
Un año y medio después del incidente, la casa sigue dañada sin que se hayan tomado medidas. El pasado mes de noviembre, la familia propietaria contrató los servicios de un arquitecto técnico que elaboró un informe confirmando que los daños afectaban a elementos estructurales de la edificación, así como a tabiques interiores. “Tras las inspecciones realizadas al inmueble, se puede concluir que existen daños en la cimentación de la vivienda”, decía el informe del arquitecto.
La familia Quintana sigue habitando la vivienda dañada, con el consiguiente riesgo que representa, debido a los daños en sus muros, a la espera de que por parte de la empresa Aqualia, concesionaria del servicio de agua y responsable de la tubería de la red de abastecimiento general, se tomen las medidas oportunas para la rehabilitación del edificio.
La propiedad de la vivienda de enfrente, que también resultó dañada, ya ha recibido una indemnización por parte de Aqualia, gracias a las rápidas gestiones emprendidas por el seguro de la casa.
Una calle castigada por las fugas de agua
Las fugas de agua y las averías han hecho estragos en muchas calles del barrio de la Almedina en los últimos años. Una de las más afectadas ha sido la cuesta de la calle Molino Cepero, que en los últimos treinta años ha sufrido las consecuencias de tres averías en la red general. En el entorno de la calle del Chantre se han dado también numerosos casos de vecinos que se han visto afectados en los dos últimos años por escapes de agua que han perjudicado sus viviendas.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/208368/mas-de-un-ano-viviendo-en-una-casa-danada-por-un-escape-de-agua-externo