Ana Sol Santander Rueda ha sido durante los últimos 25 años la gerente de supermercado Carrefour Market, en el Paseo de Almería. Centro en el que entró a trabajar con la empresa Simago, la primera gran superficie comercial que se instaló en Almería.
¿Ana Sol acaba de jubilarse anticipadamente?
He pasado 43 años de mi vida laboral en Carrefour Market. Han sido 21 años con el logotipo de Simago y 22 años con Carrefour.
¿Cómo recuerda esos primeros años?
Comencé un verano. Fue mi primer trabajo, estaba estudiando. Comencé muy jovencita y en la sección de textil, después pasé a jefa de sección. Después me hicieron jefe de grupo, como se denominaba anteriormente y a continuación fue cuando me promocionaron a gerente. Para mí supuso todo un reto.
¿Supuso para usted un reto por ser mujer su responsabilidad como jefa de grupo o gerente?
Sí, porque de alguna manera me tiré muchos años siendo la única mujer dentro de mi región, Andalucía. En las reuniones que se hacían todo eran hombres. Mis viajes eran con hombres. En principio fue un poco duro. Cuando accedí a jefe de grupo tenía mi hijo meses y me fui a Lérida y Tarragona a formarme. Me lo dejé y no tenía el año todavía. Como gerente, fui de formación a Logroño y en Jerez de la Frontera. Estuve varios meses fuera y ya tenía a mis dos hijos. Fueron momentos duros.
¿Cómo se puede compaginar la vida familiar y de pareja con la laboral y con gran responsabilidad?
He tenido mucho apoyo con mi familia para poder compaginar todo. Si no hubiera sido así no lo habría conseguido o habría sido muy complicado. Lógicamente, la figura de mi marido siempre ha estado ahí apoyándome y aún así era un poco difícil. Dejaba dos niños pequeños y un marido, pero te puedo decir que yo he estado fuera y mi maridos con mis dos hijos han ido donde yo haya estado. Te tiene que gustar mucho la distribución y llevar equipos. Son muchas horas de dedicación. Al final, esta tienda ha terminado siendo una escuela de gerente.
¿El supermercado del Paseo se ha convertido en una escuela de gerentes?
Así es. La empresa me ha estado mandado gerentes para formarse. De hecho, la persona que se ha quedado ahora como gerente, Mario Iniesta, lo formé yo hace tres años. Carrefour Market ha terminado siendo una escuela de formación de responsables de turno y de gerentes. Por aquí han pasado muchísimos gerentes, incluso personas que ahora están en la central con puestos de gran responsabilidad nacional o regional.
¿El día 28 de enero, recibió un gran homenaje?
Te puedo decir que ya desde el miércoles empezaron a hacerme sentir muchas emociones. Me llenaron los interiores de globos. En sala de ventas no podía ser, pero lo hicieron desde recepción me pusieron unas letras gigantes con la palabra ‘gracias’, me llenaron todas las escaleras con globos, con lacitos en el techo y así todo el camino hasta llegar al despacho. En cada uno de los lazos llevaba un mensaje de cada persona. El miércoles fue todo muy emotivo y pensé que ahí quedaba la cosa y el jueves, a pesar de que venía el director general, Ángel Talaya, a despedirse, adelantaron la entrada del camión del frío porque a las ocho de la mañana había quedado toda la plantilla, de todos los turnos. Me tenían engañada y no sabía nada.
¿Cómo fue ese momento?
Me hicieron ir a la sala de máquinas y cuando bajé me encontré a todo el mundo aplaudiéndome. Incluso vinieron los que estaban de vacaciones. Fue súper emotivo. Además del director general, estaba el regional, Francisco Javier Lumbreras y habían llamado también a mi esposo, Manuel López, e hijos, David y Manuel. La sorpresa fue brutal, no lo esperaba. Estaba muy nerviosa porque venía el director general, que para mí era importante, porque tampoco va a todos sitios. Me dijo: No he podido venir antes, ha tenido que ser el último día. De hecho, él se mantuvo un poco al margen de lo que me tenía la plantilla preparado porque no quería romper el momento. El regional sí estaba porque era cómplice con la plantilla pero el director general se quedó en el hotel hasta que pasó todo el homenaje.
¿Uno de los regalos que recibió fue muy especial?
Entre los muchos regalazos que me hicieron, destaca una lámpara de cristal donde va la fachada de la tienda. Ese local ha formado parte de mi vida, han sido 43 años. Un local que fue Simago, Champion, Carrefour Express y Carrefour Market. Desde Champion, todo ha sido con Carrefour.
¿Cómo los recuerda?
Durante estos 43 años he pasado momentos muy felices y también muy tristes, a nivel personal o familiar. Ahora me llevo el reconocimiento de la gente. Hay un gran equipo de gente, un gran equipo humano. Al final entiendo que mi gran logro es marcharme y ver cómo la gente me quiere. Me tiré todo el jueves llorando de emoción. Yo les explicaba que eran parte de mi vida. Mucha de la gente que hay ahí han entrado conmigo, se han formado conmigo. Sufrimos una transformación en la tienda muy importante y se consiguió por el gran equipo humano que hay.
¿Y el cambio de Simago a Champion?
Cuando quitaban las letras de Simago, yo ya estaba de gerente, me puse a verlo en la acera y fue inevitable que se me saltaran las lágrimas. Era algo con lo que yo había entrado y me había dado una oportunidad profesional muy importante.
¿Algún día especial?
El cambio de siglo, del XX al XXI, como los ordenadores no tenían cuatro dígitos, tenían dos, no sabíamos como iban a responder las programaciones del frío, de los ordenadores y entonces, el gerente tuvo que venirse al centro. Había un vigilante y mi marido se vino conmigo. Yo me traje las uvas para los tres y nos tomamos las uvas de Nochevieja con la radio. Nos tiramos la noche allí.
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