La memoria de nuestros ordenadores, de la nube, de los servidores de internet, se encuentra plagada de fotografías y escritos familiares que cuentan la historia de quienes somos, de quienes fueron los nuestros. Durante siglos las familias han ido guardando estos documentos, que muchas veces han sufrido en sus carnes los insectos bibliófagos y con la llegada de las nuevas tecnologías todos los hemos digitalizado para que sigan con nosotros y en vez de tenerlos en la casa de un primo, le lleguen a todos los parientes por igual.
Si es importante para una familia mantener y hacer accesibles los recuerdos con los que han formado su propia historia, más aún lo es si la familia son todos los vecinos de Almería y los archivos que conservar son las actas de las decisiones del alcalde y concejales que han conformado las corporaciones municipales a lo largo de todo el siglo XX.
Contrato
Para ello el área de Cultura se ha decidido a sacar un contrato menor por valor de 10.000 euros más IVA y un plazo de ejecución de 30 días para digitalizar los recuerdos de lo que decidieron en el antiguo salón noble del Ayuntamiento en el siglo pasado. Se trata de un total de 163 libros manuscritos con un volumen de 250 folios aproximadamente, y 29 libros mecanografiados, con un volumen de 500 folios cada uno.
Explica el concejal de Cultura, Diego Cruz, que el objetivo principal de esta digitalización es “hacer accesible la documentación del Archivo ‘Adela Alcocer’ a los ciudadanos. Abrirlo al público con la serie documental más importante que se conserva en los fondos, los Libros de Actas” de forma que “se consigue la divulgación de los fondos y la conservación de los mismos ya que al no ser manipulados los originales, los preserva” y anuncia que “progresivamente el futuro está en la digitalización de todos los fondos y en la posibilidad de acceder a ellos desde cualquier punto del planeta a través de las nuevas tecnologías”.
Esta decisión se ha hecho mucho más importante a lo largo de esta pandemia en la que la imposibilidad de acudir presencialmente al Archivo Municipal ha puesto en valor el estar presente en la red y tenerlos abiertos a todo aquel que lo necesite como ya ocurre con otros fondos documentales.
Más allá de aquellos que son habituales de los archivos, de los que los usan para documentar libros, artículos de investigación y artículos periodísticos, son pocos los que conocen el contenido real con el que cuentan esos Libros de Actas municipales en los que se puede encontrar la verdadera historia de la ciudad.
Curiosidades
Entre tantos tomos son multitud los sucesos que se recogen. Allí encontramos el bombardeo de Almería en 1937, el final de la Guerra Civil, la formación de la primera Corporación democrática, el regreso del Monumento de Los Coloraos y mil decisiones más. Como muestra se encuentra el primero de los libros de actas de 1900 en los que aparecen sesiones del mes de noviembre de ese año. Un acta firmada por nombres tan conocidos como Rogelio Pérez, José Torres-Marín o Antonio Iribarne Scheidnagel, todos políticos de la época que marcarían el desarrollo de la ciudad entonces e incluso su descendencia lo haría un siglo después, como en el caso del bisnieto del primero de ellos, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador Pérez, alcalde y presidente de la Diputación.
En ese acta, que llegaba poco después de un cambio de alcalde, se recoge la necesidad de cambios en las vocalías de las comisiones permanentes. Una decisión que se toma con la votación de once personas a través de papeletas y que situaron a José Torres-Marín Leal de Ibarra al frente de Hacienda y Presupuestos; a Antonio Iribarne Scheidnagel en Ornato, Policía Urbana y Estadística y en Montes, Cementerios y Policía Rural; y a José Fernández Burgos como vocal de Instrucción Pública.
En los dos escritos de noviembre encontramos una ordenación de pagos de alumbrado público en el Paseo del Príncipe o la comunicación del reinicio de las obras en la Escuela de Artes e Industrias, la actual Escuela de Artes, que en ese tiempo se trasladaba a la Plaza de la Constitución y cuyos trabajos, tal y como si de hoy día se tratara, habían estado parados.
Muy curioso resultan las referencias carlistas en la ciudad. Así, primero se habla de una visita al Gobernador Civil para mostrar el malestar del Consistorio capitalino ante el levantamiento de partidas carlistas y la disposición municipal a colaborar para “reprimir cualquier acto que con tal sentencia pudiera iniciarse en Almería, cuyos antecedentes liberales son bien conocidos y tiene la ciudad por honrosos”. En la siguiente acta reciben respuesta del Gobernador Civil, que le transmite un telegrama del presidente del Consejo de Ministros en el que se comunica “lo muy agradecido que está el Gobierno por la enérgica protesta acordada con motivo de la insurrección carlista”.
Pero en esos documentos también se encuentran los trámites para realizar el puente que cruce la Rambla del Obispo. Reza en el acta en boca del señor Verdejo que “en vista de la imperiosa necesidad que siente Almería de la construcción del puente sobre la Rambla del Obispo, y en atención al ofrecimiento hecho por el excelentísimo señor Comisario Regio de Consuegra-Almería de construir dicho puente con fondos de la empresa comisaria, debiera ofrecerse por el Ayuntamiento y por la ciudad todas las facilidades que se indiquen” y se habla de proporcionar incluso “braceros”.
De ordenaciones de pagos, de donaciones para el Manicomio Provincial y de otras muchas cosas curiosas se hablan en estos manuscritos en los que se da cuenta del día a día de la actividad municipal, de las decisiones que se tomaban en esa ciudad de hace más de un siglo en la que se puede conocer el funcionamiento buceando en estos textos.
Pero en estos Libros de Actas se produce un antes y un después en el año 1986. El 27 de enero se abría el primer Libro de Actas mecanizado. Llegaban las máquinas de escribir. Entonces era Santiago Martínez-Cabrejas el alcalde y entre los concejales encontramos nombres tan conocidos en la ciudad como Martirio Tesoro, José Luis Aguilar, Ramón Sedeño, Rosario Gurriarán, Antonio Torres Tripiana, Francisco Ruano o Antonio Maresca.
Fallecimiento
Comenzaron ese libro con un recuerdo de Martirio Tesoro para Enrique Tierno Galván que había muerto unos días antes al que suma José Luis Aguilar el sentir por el fallecimiento de Sainz de Varanda, alcalde de Zaragoza.
En ese acta primera tomada a máquina se aprueba la ratificación de la subvención y la aprobación del convenio para los pasos del ferrocarril en la Avenida del Mediterráneo. Ahora que se sigue hablando y peleando por el soterramiento del tren hasta la estación, y que se ha eliminado el único paso a nivel que quedaba en la ciudad, está bien recordar que fue entonces cuando se alcanzó el acuerdo para que se construyera el paso elevado sobre las vías del tren en esta Avenida del Mediterráneo así como el paso soterrado de La Goleta, desapareciendo en ambos puntos el paso a nivel existente hasta entonces.
Se debate en ese pleno de enero de 1986 el mal estado del Mercado Central y del encargo a Mercasa de un estudio técnico para mejorar la estructura y su rehabilitación, y se aprueba el poner en marcha una tasa reducida en los autobuses para los mayores de 65 años con una situación económica compleja.
Pero sin duda lo que más llama la atención es la aprobación para crear la Escuela Municipal de Folklore. Se haría con gestión directa, una partida de 3 millones de pesetas y un convenio con el Grupo de Coros y Danzas ‘Virgen del Mar’.
Apuesta
Estas son solo algunas pinceladas de tres actas del siglo XX que se guardan como un tesoro en el Archivo Municipal ‘Adela Alcocer’ y en las que está escrita la historia de la ciudad. De momento solo llega a aquellos que gustan de revisar legajos, de investigar, de estudiar documentos, pero pronto, muy pronto, cuando se pueda llegar a estos 192 Libros de Actas con un click, podrán enseñar la historia de Almería a todo aquel que quiera conocerla, esté donde esté.
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