Fiscalía pide 3 años y 9 meses para el agricultor detenido con cáñamo industrial

La Guardia Civil irrumpió  en la cortijada de Los Vergeles de Níjar el pasado 1 de febrero. Un pequeño muelle de carga recibió a los agentes como el pórtico de entrada en la finca donde, más allá, bajo un cielo de plástico traslúdico, colgaba seca y boca abajo toda una plantación de marihuana.

La explotación aparecía en el registro de la Delegación de Agricultura de la Junta de Andalucía como una zona invernada de cáñamo industrial, pero la puesta en escena cuestionaba su legalidad. Ahora, la Fiscalía Antidroga de Almería pone cifras al episodio y solicita  tres años y nueve meses de cárcel para el agricultor S. por un presunto delito contra la salud pública por el cultivo de 5.972 plantas de cannabis.

El caso es particularmente llamativo porque supone la primera acusación de estas características contra un agricultor tras la reunión mantenida a principios de año entre Subdelegación del Gobierno, fuerzas de seguridad del Estado, Fiscalía y Junta de Andalucía para perseguir irregularidades en el cultivo de cáñamo industrial.

Como avanzó LA VOZ DE ALMERÍA, quienes buscan explotar el cannabis de forma legal deben limitarse a la utilización de la fibra de la caña, usar semillas certificadas y en ningún caso superar en sus cultivos el 0,2 por ciento del THC (índice de tetrahidrocannabinol, principio activo de esta droga). Las condiciones tienen que cumplirse todas a la vez, sin excepciones.

La reunión de enero se tradujo en un aviso a las organizaciones agrarias y, poco después, en una campaña de inspección de explotaciones. La detención del S. en Los Vergeles fue el primer ejemplo. El último, la gran operación anunciada por la Guardia Civil en El Ejido el pasado fin de semana con 65.000 plantas de cáñamo aprehendidas.

Y aquí se enmarca la calificación provisional emitida por la Fiscalía contra S. en Níjar. “Tras una cortina de plástico se localizó un habitáculo de 14x8 metros acondicionado como secadero con 49 alambres , 24 de los cuales sostenían ramas de cannabis en proceso de secado”, señala el documento al que ha tenido acceso LA VOZ DE ALMERÍA. “Había útiles de corte y restos de ramas a las que se había arrancado hojas y cogollos, cajas repletas de cogollos y una báscula de precisión”.

“El día 2 de febrero se realizó entrada y registro, autorizada judicialmente, en una caravana que se encontraba en el interior de la finca, hallando 19 cajas de plástico llenas de cogollos de marihuana y, ocultas en una claraboya, dos bolsas con cogollos”, añade. La utilización de los cogollos está prohibida, puesto que el cáñamo no es más que cannabis y, por tanto, una sustancia estupefaciente desde los primeros acuerdos internacionales de los 60.

Pero, además, la Fiscalía considera un indició clave para la acusación el resultado de la prueba pericial. La mercancía, repartida en tres bloques por sus características, presentó índices de THC entre el 2,05 por ciento y el 3,32 por ciento, es decir, muy por encima del techo legal.

En retroceso

El caso incluye un elemento de interés porque, según fuentes jurídicas, el detenido S. había comprado semillas certificadas, que presuntamente había aportado y que debían garantizar índices más bajos del 0,2 por ciento. La Fiscalía ha solicitado el embargo provisional de la finca de Los Vergeles, a la espera de la celebración del juicio y la sentencia firme sobre el caso (sea condenatorio o absolutoria).

El cáñamo industrial se ha convertido en una moda reciente en el campo almeriense, aunque en los últimos dos meses se han producido un retroceso en las plantaciones fruto de la presión policial y, más aún, de la campaña preventiva realizada con las organizaciones del sector para evitar que agricultores sin interés delictivo se vean envueltos involuntariamente en estos casos.