Encarni Martín Gázquez (Laujar, 1966) regenta el Salón de Belleza EMG Salón en Plaza del Generalife de Almería desde 1989. Se trata de una profesional respetada por sus clientes. Una de sus colaboradoras es Macarena López Cárdenas, oficial de peluquería y belleza. “Mi pasión es la de estar rodeada de amigas. Desde unas cañas los fines de semana y viajar siempre. No puedo quedarme quieta. Mi marido Francisco José Jiménez dice que siempre he sido así”. En el instante de la entrevista, llegan dos clientas. Nuria Rubio de la empresa Jamones Checha de Serón. Lleva 10 años siendo atendida por Encarni Martín y dice: “Me gusta como trabajan. Aquí hay conocimiento y hace su trabajo de forma amena”. Elvira Elul Lorente vive en Almería desde 2009: “Formo parte de una familia militar y viva donde viva reclamo los servicios de esta peluquería”.
El mundo cambio el 14 de marzo de hace un año para todos, ¿cómo lo afrontó?
Fue traumático con cancelaciones hasta de bodas y fiestas. Los momentos durísimos también nos enseñan nuevas oportunidades. Por el covid-19, he tenido que desplazarme a domicilios. Todo es una experiencia y la pandemia nos enseña que hay que adaptarse a todas las normas higiénicas.
En su sector hubo cierres, despidos y, en definitiva, víctimas.
La pandemia está siendo una guerra, por supuesto y las facturaciones han disminuido notablemente de que se reclame la bajada del IVA. El cliente tiene miedo en general por la incertidumbre, ante una cosa desconocida. Y hay colegas que no han tenido mi suerte y otros que se las ingenian para salir adelante.
Tras tanto tiempo de experiencia, ¿clave de su éxito?
Empatía y algo más. Me gustas fidelizar a los client@s, tratando de personalizar sus tratamientos, tanto capilar como facial para ir viendo su evolución. Todo empezó cuando apenas con 14 años iba a la peluquería de una tía a lavar cabezas. Siempre fui por ilusión y esa pasión se mantiene. La formación y reciclaje permanente es importante para mí. Me encanta enterarme de todo. Madrid, Londres, cada temporada me planto. Unos días antes de la pandemia estuve en Nueva York.
Se definen como trabajadores sociales. En las protestas de los profesionales de Almería se asegura que son mucho más que esteticistas.
Nos hemos adaptado. He obtenido un buen máster de conocimiento. Actuamos mucho con la psicología. Hay quien viene muy enfadado o cabreada con el mundo por diversas circunstancias y mi orgullo es que salen nuevas, llenas de autoestima.
¿Cómo define a sus clientas?
Respeto. La mayoría de mis clientas son amigas. Me encanta que la imagen de mi salón de belleza vaya por toda España, dado que tengo clientas de todos sitios. Como usted acaba de comprobar he atendido una videollamada de una clienta que me compró productos de belleza y me consulta como aplicarlos.
¿Qué sensaciones recogió cuando fue imagen de Vithas, la clínica oftalmológica de Joaquín Fernández, y ver su cara por casi todas las calles de Almería?
Me encantó. El ego lo tenía por las nubes ante tanta felicitación. Dicen que tenía una cara moderna y una mirada alegre. Jajaja. La gente me paraba por la calle.
Su optimismo contagioso, ¿cómo lo lleva con la familia?
Heredé esa forma sociable de mi padre, que tras ejercer de pastor por la Alpujarra se vino a Almería y de aquí a la emigración en Alemania. Ser sociable es importantísimo y eso lo traslado a la familia. Estar cerca de mis dos hijos, que viven en Madrid. Me hace sentir afortunada de que hayan valorado nuestro esfuerzo. Rocío trabaja en Grupo Clece, filial de ACS, empresa de Florentino Pérez y Alejandro estudia publicidad.
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