“Ahora necesitamos recobrar la alegría, sin olvidar que el virus no se ha ido”

Ana Soriano preside la Asociación de Comerciantes del barrio almeriense de El Zapillo. Ella también sufre los efectos de la crisis sanitaria y propone “recobrar la alegría”

¿Cómo están los ánimos de los comerciantes de El Zapillo en el final del estado de alarma?

Esta crisis ha supuesto una reducción histórica de la actividad en los comercios del barrio. Nadie está preparado para estar tantos meses inactivo, y algunos sin ningún tipo de ayuda. Ahora necesitamos recobrar la alegría con el apoyo de los almerienses, sin olvidar que el virus no se ha ido.

¿Qué consejo daría a los comerciantes que han mantenido abierto su negocio o van a abrirlo?

El mismo que para mí. Cada uno en su sector debe generar su propia ilusión. Ha sido un tiempo

extraño y muy difícil. No está en nuestras manos absolutamente nada. Tememos que vuelvan a subir los contagios y se reduzcan de nuevo los horarios, así que, según nuestro comportamiento, será nuestro resultado.

¿Cómo cree que hubieran resuelto los fenicios esta crisis comercial?

Como buenos comerciantes, supongo que echando mano de estrategias porque han demostrado valentía a lo largo de miles de años; capacidad de trabajo, preparación, imaginación e intuición. Hubieran sabido aceptar la crisis, trabajarla, entenderla y mejorarla.

¿Conoce la historia de Bill Porter, el vendedor discapacitado cuya vida se llevó al cine en ‘De puerta en puerta’?

Su madre le escribía cada día en el reverso de los sándwiches las palabras ‘paciencia y persistencia’ para ir a trabajar. Dos términos indispensables para soportar la vida difícil. No siempre tienes todo a tu favor. Yo he hecho la ‘puerta fría’ y conozco esas enseñanzas.

¿Qué es la ‘puerta fría’?

Se denomina así a tocar de puerta en puerta para vender. Lo viví en Granada en 1985 con 20 años. Estudiaba francés y trabajaba vendiendo reportajes fotográficos por las casas. Ganaba 125 pesetas por

cada contrato. Recuérdenos una anécdota. En una de las puertas que toqué un día de mucho frío le ofrecí a una señora mayor un reportaje fotográfico como recuerdo para su familia. Me dijo que estaba sola y ‘lo único que podía fotografiar era a su marido, que estaba de cuerpo presente y lo estaba velando sola’. Salí corriendo (se ríe).

Dalí le echó creatividad a su cuadro ‘La Persistencia’ inspirándose en un queso.

Bueno, el queso está asociado al tiempo, de estar en buenas condiciones a la hora de poder consumirlo. Quizá asociara esa relación con la capacidad de aguante como producto.

¿Sus orígenes en Francia como hija de emigrantes le despertaron el gusto por ese alimento?

Todos los quesos me gustan. El Gruyère me encanta.

En 1969 retornó a Almería con su familia en tren.

Sí, yo tenía 10 años. Pasamos de Francia a Barcelona y de ahí a Almería en trenes de carbón. Llegamos colorados, pero muy felices. Hablo las dos lenguas y luego estudié Intérprete de Francés.

¿Cree que “el tren pasa una vez en la vida”?

Creo que sí. Los trenes te dan tu momento, si no te subes quizá no te den otra oportunidad. Puedes tener la suerte de que pase otra vez, pero lo veo complicado. Este dicho es real como la vida misma.

¿Y usted ha perdido muchos trenes?

No sé si he perdido muchos trenes pero sí sé que he intentado subirme a todos los que he podido al máximo, y te diré que me ha faltado que aparezcan más en los momentos adecuados de mi vida.

Dice que tuvo una infancia feliz hasta los 14.

Mi padre enfermó, afortunadamente sigue con nosotros. Me puse a trabajar siendo adolescente y me di cuenta de lo que era capaz de soportar.

¿Una infancia feliz le permite tomar mejores decisiones?

Por supuesto. No es lo mismo construir un edificio con una piedra dura que con una piedra endeble.

Enhorabuena. Su Escuela de Baile ‘Ana Soriano’ cumple 22 años.

Gracias a Isabel Sánchez ‘La Chencho’, que me dio la primera oportunidad. Vio talento en mí. Hoy mi hija Ana León es la directora y mi mayor apoyo.

Si su canción favorita es ‘Si tú me dices ven’ de Los Panchos, ¿por quién dejaría en este momento todo?

Por los abuelos de la Residencia de Mayores del Zapillo que ahora no podemos visitar. ¡Me llaman y me parece fantástico!