El Miramar y la aparición del Parque

Antes de la construcción del Parque Viejo, ya existía el restaurant Miramar

El Miramar empezó su andadura a comienzos del siglo pasado en el andén de costa.
El Miramar empezó su andadura a comienzos del siglo pasado en el andén de costa.
Eduardo de Vicente
19:09 • 27 may. 2021 / actualizado a las 07:00 • 28 may. 2021

En el año 1904 ya funcionaba el restaurante Miramar, que en sus comienzos se anunciaba con el nombre de ‘Restaurant Granada-Almería’. 



En aquellos inicios estaba regentado por el empresario F.J. Ruso, que a finales de 1903 cerró un establecimiento de café tostado que tenía en la zona de la Rambla del Puerto y emprendió una nueva aventura en el andén de costa, buscando ese río de vida que entraba en la ciudad a través del puerto, su principal vía de comunicación, más importante incluso que el tren, que entonces estaba empezando a dar sus primeros pasos.



Desde sus orígenes, el Miramar fue un negocio con vocación marinera. Ocupaba un lugar estratégico, frente al muelle donde atracaban los grandes barcos que venían de fuera a por la uva de Almería. Su posición lo obligaba a vivir de la vida de los barcos y de los extranjeros que llegaban a la ciudad, en su mayoría procedentes de Inglaterra.



Su propietario, el señor Ruso, tenía la ventaja de hablar perfectamente el idioma inglés, por lo que orientó el negocio para atraer a todos esos visitantes británicos que llegaban en los buques del mineral y de la uva desde los puertos de Londres, Manchester y Liverpool



El Miramar llegó a ser el restaurante más internacional de la ciudad y anunciaba sus platos en tres idiomas, ofreciendo a sus clientes comidas de la cocina española, francesa e inglesa. Contaba, desde 1906, con una respostería de gran prestigio, a cargo de su jefe de cocina, Salvador Tirado Romero, que en su juventud había aprendido el oficio en el obrador de la confitería La Sevillana.



En 1910 el establecimiento empezó una nueva etapa al cambiar de propietario. Un importante industrial de la ciudad, José Jurado Sierra, dueño del Hotel la Perla, se quedó como cabeza visible del restaurante, en el que siguió participando como socio el señor Ruso. De hecho, en aquellos primeros años de la nueva etapa el negocio se llamó ‘Miramar-Ruso’.



En aquellos años el restaurante Miramar estaba tan ligado a la vida portuaria que tuvo que cambiar su primitiva ubicación debido a las obras de expansión del puerto. También mantuvo una estrecha relación con el Parque Viejo. Cuando el Parque era solo un proyecto el restaurante era ya una realidad. Ambos caminaron de la mano cuando la ciudad de Almería empezó a disfrutar de su hermoso Parque y el dueño del Miramar vio aumentar su actividad comercial al convertirse esa zona en el escenario principal del ocio de los almerienses.



El Miramar  vivió  del auge del Parque, pero sobre todo siguió dependiendo de la vida del puerto, del continuo tráfico de buques que iban y venían a por el mineral y la uva, por lo que era un lugar muy frecuentado por los marineros ingleses. Su presencia era tan importante que en uno de los rincones del salón siempre había colgada una bandera británica. A finales de agosto y en septiembre, coincidiendo con la temporada de exportación, las mesas del salón y de la terraza siempre estaban ocupadas debido a la presencia masiva de marineros extranjeros


Sirva como ejemplo de la gran actividad portuaria de aquella época el dato de que en las primeras semanas de septiembre de 1920 llegaron al puerto de Almería barcos de todas las procedencias. El vapor de pasaje ‘Formosa’ llevaba una carga de barriles de uva para Río de Janeiro y Buenos Aires, el mismo destino del trasatlántico ‘Carolina’, que arribó el 10 de septiembre a nuestras aguas. Para New York iban el frutero ‘Colombia’ y el vapor ‘Patria’, de la línea de correos franceses, que hacía la travesía en nueve días. El tráfico con las Islas Británicas era constante. Para Londres iba el vapor ‘Rose’ y el ‘Newton’, que cargados de fruta llegaban también al puerto escocés de Glasgow. Hacia Hamburgo partía el frutero ‘Júpiter’, mientras que el ‘Tirso’ venía a Almería cada diez días para cubrir el servicio con Barcelona


La intensa actividad comercial del puerto era la vida del café-bar Miramar, que en esos meses de ajetreo vendía para vivir todo el año. Cuando llegaba un barco extranjero, el dueño del negocio enviaba a sus ganchos al puerto para asegurarse la clientela. Uno de sus grandes atractivos, además del lugar estratégico que ocupaba, era el marisco de calidad que servía y la presencia constante de cantaores. En febrero de 1924, el Miramar anunciaba en una pizarra del interior del establecimiento la celebración de dos partidos de fútbol entre la Balompédica Almeriense y un equipo formado por jugadores de la escuadra inglesa de la marina de guerra. 


El contacto con los marineros británicos convirtió al Miramar en un estanco encubierto donde iban los jóvenes almerienses a comprar el tabaco inglés que suministraban los tripulantes de los barcos extranjeros.  


En los años treinta el histórico restaurante Miramar volvió a cambiar de manos. Un joven empresario, Joaquín López Rivas, tuvo que afrontar los años más complicados del establecimiento, los días de la guerra civil. En la posguerra, el propietario,  junto a su hermano Juan, se quedaron con un local en una parte del antiguo caserón que había sido convento de los Trinitarios y abrieron el bar Casa Joaquín.



Temas relacionados

para ti

en destaque