En plena ola de calor hay que extremar la precaución, especialmente aquellas personas vulnerables, como los mayores o los niños.
Repasamos las recomendaciones del Ministerio de Sanidad frente a las temperaturas extremas. Hay que recordar que el calor está relacionado con el agravamiento de enfermedades previas y determinadas patologías.
Entre ellas, se encuentran el agotamiento o golpe por calor y la insolación. El Ministerio subraya que es importante conocer los síntomas de estos problemas para actuar de forma rápida y efectiva y minimizar los riesgos para la salud. Así, los síntomas que indican que se puede padecer un agotamiento por calor abarcan desde el dolor de cabeza, náuseas, mareos, vómitos, cansancio, sudoración, piel fría, pálida o húmeda, pulso rápido y débil, y fiebre menor de 40°C.
Ante esta sintomatología, desde Sanidad se recuerda que se debe beber agua a sorbitos, permanecer en un lugar fresco, aflojar la ropa, y aplicar paños húmedos o duchas/baños de agua fría. Asimismo, se debe buscar atención sanitaria inmediata si se padecen enfermedades crónicas, si se tienen vómitos, o si los síntomas empeoran o duran más de una hora.
Insolaciones
Por otro lado, ante síntomas que indiquen que se puede padecer insolación o golpe de calor, como son piel caliente y enrojecida, respiración y pulso acelerado y fuerte, fiebre mayor de 40°C, convulsiones, alucinaciones, irritabilidad o cambios del comportamiento y alteración del nivel de conciencia o desmayo, lo recomendable es ponerse en contacto inmediatamente con el 112 y, mientras llega la ayuda, mantener a la persona en un lugar fresco, ayudando a bajar la temperatura con paños fríos o un baño/ducha de agua fría sin proporcionar nada de beber.
Cabe destacar que los efectos del calor no afectan a todo el mundo por igual. Los colectivos con un mayor riesgo de sufrir los efectos de las altas temperaturas son las personas mayores, las mujeres gestantes, los lactantes y menores de 4 años, las personas con autonomía limitada, y aquellas que trabajan al aire libre.
Decálogo
Así, desde el Ministerio de Sanidad se subraya una serie de recomendaciones generales: beber agua y líquidos con frecuencia, aunque no se sienta sed y con independencia de la actividad física que se realice; evitar las bebidas con cafeína, alcohol o muy azucaradas, ya que pueden favorecer la deshidratación; prestar especial atención a bebés y niños y niñas pequeñas, embarazadas o madres lactantes, así como a las personas mayores o con enfermedades que puedan agravarse con el calor (como las enfermedades cardiacas, renales, diabetes, hipertensión, obesidad, cáncer, patologías que dificultan la movilidad, demencia y otras enfermedades mentales, así como el abuso de drogas o alcohol).
Desde el Ministerio también aconsejan permanecer el mayor tiempo posible en lugares frescos, a la sombra o climatizados, y refrescarse cada vez que se necesite; así como procurar reducir la actividad física y evitar realizar deportes al aire libre en las horas centrales del día.
Otros consejos son usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar; no dejar a ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado (especialmente a personas menores de edad, mayores o con enfermedades crónicas); consultar a un profesional sanitario ante síntomas que se prolonguen más de una hora y que puedan estar relacionados con las altas temperaturas; mantener las medicinas en un lugar fresco, ya que el calor puede alterar su composición y sus efectos y, por último, hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, zumos, entre otras).
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