El insoportable solar de Careaga

Los vecinos de las viviendas próximas al solar están sufriendo una plaga de mosquitos

Estado actual del solar desde una vista aérea.
Estado actual del solar desde una vista aérea. La Voz
Eduardo de Vicente
07:00 • 05 sept. 2021

El solar de la Plaza de Careaga es irreductible. No hay quien pueda solucionar este problema que lleva más de una década afectando a los vecinos de los edificios colindantes. 



Desde el Ayuntamiento de Almería se sigue tratando el tema de puntillas, con galbana, con una buena dosis de desidia y lejanía, utilizando como coartada que es un espacio privado. Nadie le pide al concejal de turno que se cuele en el solar con un rastrillo y un contenedor y lo deje como los chorros del oro. La competencia municipal es procurar que el solar, si tiene que seguir vacío porque su dueño no puede construir el edificio previsto, esté en unas mínimas condiciones de salubridad, lo que no ocurre en estos momentos tras varios meses de abandono absoluto.



En las últimas semanas la vegetación ha crecido de manera exuberante y con ella ha venido una auténtica plaga de mosquitos que está afectando especialmente a los vecinos que tienen sus viviendas más próximas al solar. Las picaduras están a la orden del día y se hace imposible mantener las ventanas y los balcones abiertos ante la presión constante de los insectos. En los días de la última ola de calor algunos vecinos no han podido ni abrir un resquicio de la ventana.



No se puede actuar cada dos o tres años. El mantenimiento de un solar abandonado requiere un repaso cada dos o tres meses para que no se convierta en un estercolero y en un  de infecciones para los que viven cerca. El problema se agrava en este caso porque no solo sufre las consecuencias de la vegetación en estado salvaje y sus correspondientes mosquitos, sino que también le sirve de refugio a los gatos de la calle, a los que no les falta el alimento por las manos samaritanas que se encargan de mantenerlos, pero que se escapan a los mínimos controles sanitarios, originando que las pulgas hayan dado más de un disgusto a los sufridos vecinos.






Es una extraña paradoja que el Ayuntamiento de Almería haya realizado una importante inversión en la reciente rehabilitación de esta plaza del casco histórico y que después no intervenga con rigor para solucionar el problema del solar que echa por tierra la estética de la plaza. La presencia de los equipos de limpieza en la Plaza de Careaga es constante a lo largo del día: barriendo, baldeando, retocando los jardines, pero nadie se decide a afrontar la triste realidad que deja el solar abandonado. 



Esta estampa de miseria parece más propia de un arrabal deshabitado que de un espacio del centro de la ciudad. El solar presenta un aspecto tan deprimente que lo único que se salva en su interior es el rincón donde vive un inquilino sin techo que lleva dos años ocupando la parte menos visible del solar. Por lo menos se preocupa por pasar la escoba por donde duerme y de tener más o menos ordenadas las bolsas donde guarda sus enseres y su equipaje.




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