Los coches se aparcaban a la sombrica

Pérez Manzuco puso de moda que en verano los almerienses pudieran dejar su coche en el trozo de

Antes de la llegada de los semáforos el tráfico en los puntos más complicados se regulaba con policías municipales, como el de la foto.
Antes de la llegada de los semáforos el tráfico en los puntos más complicados se regulaba con policías municipales, como el de la foto.
Eduardo de Vicente
07:00 • 07 oct. 2021

Almería había entrado en la decisiva década de los sesenta anclada casi un siglo atrás, con el alcantarillado por hacer, con un alto porcentaje de las calles por pavimentar y con un atraso considerable en materia de tráfico. En todo el núcleo urbano no existía ni una señal, ni un semáforo, ni un cartel orientador. En el Ayuntamiento no había Negociado de Tráfico y eran los propios policías municipales los que se encargaban de su control. 



La única disposición ordenadora del tráfico era un Bando, cosecha de Emilio Pérez Manzuco en sus años de alcalde, que aparecía todos los veranos para anunciar al pueblo de Almería que durante los meses de estío sus vecinos podían gozar del privilegio de aparcar el coche allí donde hubiera una sombra libre. Cuando la sombra cambiaba de acera, a partir del mediodía, allí iban los almerienses a cambiar de lado su vehículo para resguardar su coche de los efectos perniciosos del sol. 



En cuestiones de tráfico, la ciudad era un caos absoluto porque veníamos de un tiempo donde apenas circulaban vehículos de motor y nuestro entramado de calles, sobre todo en la ciudad antigua, no estaba preparado para ese aluvión de coches que llegó a mediados de los años sesenta. Ese boom del tráfico coincidió cuando media Almería estaba patas arriba por las obras del alcantarillado, así que se junto el hambre con las ganas de comer, contribuyendo a esa situación caótica que caracterizó aquel tiempo.



Los semáforos no habían llegado todavía y el tráfico era regulado por los guardias municipales, que se colocaban en los puntos estratégicos para intentar que todo el mundo pudiera circular decentemente, con los menores conflictos, tarea que a veces se convertía en una odisea para los agentes, que todo lo tenían que dirigir a base de movimientos de manos y conciertos de pito.



Una de las muchas anécdotas de aquel tiempo la protagonizó un guardia que hacía su servicio en el cruce del puente de la Estación, donde confluían cuatro vías, todas de doble dirección. El pobre se aburría, pues una vez que pasaban las niñas de las Jesuitinas, los coches apenas le daban trabajo. 



Un día, en un momento determinado, la suerte cambió y se produjo la llegada inesperada de varios vehículos en distintas direcciones, que confluyeron todos a la vez frente a la plataforma del policía, que desesperado empezó a agitar los brazos, sin poder evitar el atasco. En ese momento se bajó del pretil y dando pitazos empezó a gritar: “Joer, cómo sois los almerienses. Toa la mañana sin pasar ni un coche y ahora venís tos de golpe”. Con paciencia, el guardia se fue dirigiendo coche por coche iniciando un diálogo con los conductores: “Tú, pasa. Ahora tú. Venga Juan, tira pa lante. Hombre Pepe, dónde irás a estas horas”, y así, con la pedagogía de la época y una buena dosis de humor, logró solucionar el problema. Al incorporarse a su plataforma pronunció su última frase para la historia: “Esta Almería no hay quien la arregle. Hay que ver el follón que me han formado estos cuatro mangantes. Trabajando podían estar y meterse los coches donde les quepan”.



Fue en 1960 cuando en el Ayuntamiento se planteó por primera vez la instalación de semáforos para dedicar a la guardia municipal a otros menesteres,w iniciativa que no se pudo desarrollar debido a los escasos recursos económicos de los que disponían las arcas municipales. 



A comienzos de 1964 fueron suprimidos los guardias de circulación de algunos puntos como el Puente de la Estación y el del 18 de Julio, y de los cruces de la Carretera de Ronda con el Barrio Alto  y con la calle de Paco Aquino. En su lugar colocaron señales de ‘Stop’. Siguieron en sus puestos los agentes del Paseo y de la Puerta de Purchena, en cuyo islote central se instaló un aparcamiento de motocicletas.


En el Pleno de marzo de 1967 se aprobó el proyecto definitivo para la instalación de los semáforos y en diciembre se iniciaron las obras. El 20 de febrero de 1968, a las ocho y media de la noche, entraron en servicio los semáforos colocados en la Puerta de Purchena, todo un acontecimiento presenciado por cientos de almerienses.



Temas relacionados

para ti

en destaque