El sábado 13 de noviembre de 2021 era un día marcado en el calendario para la Diócesis de Almería. Ese día se escribía una importante línea en su milenaria historia debido a las circunstancias personales de quien es, por el momento, obispo diocesano de Almería: Adolfo González Montes.
González Montes nació el 13 de noviembre de 1946 en Salamanca. Lejos de su Castilla natal, el prelado cumplía este pasado sábado los 75 años de edad, una cifra especial de por sí que, además, le obliga a dar un paso al lado: es la edad a la que los obispos deben presentar su renuncia.
Así lo indica el artículo 2.401.1 del código de Derecho Canónico: “Al Obispo diocesano que haya cumplido setenta y cinco años de edad se le ruega que presente la renuncia de su oficio al Sumo Pontífice, el cual proveerá teniendo en cuenta todas las circunstancias”.
De esta forma, a González Montes no le ha quedado otra que presentar su renuncia ante la Santa Sede, algo que confirman fuentes de la Diócesis de Almería a LA VOZ.
El mismo día en el que cumplía los 75 años, “de oficio”, González Montes enviaba una “carta personal” al papa Francisco renunciando por edad.
Y ahora toca esperar y, de paso, especular. No en vano, las cosas de palacio pueden (y suelen) ir despacio y no siempre una renuncia es aceptada por el sucesor de San Pedro de forma inmediata. Es más: la velocidad puede depender de la urgencia de relevo episcopal.
Aniversarios
El momento en el que acepte el papa Francisco la renuncia de González Montes es especialmente importante en lo personal para el obispo nacido en Salamanca hace 75 años.
No en vano, 2022 es un año importante para González Montes: son sus bodas de oro sacerdotales (50 años con alzacuellos) y sus bodas de plata episcopales (fue en mayo de 1997, hace 25 años, cuando empezó su carrera como obispo en Ávila).
Tanto es así que González Montes ha pedido, sin respuesta oficial, una prórroga en su labor como obispo de Almería para poder celebrar ambos aniversarios en activo, sin ser obispo emérito de Almería.
El interés del prelado (y la ausencia de respuesta por parte de la Santa Sede) podría ser uno de los motivos del reciente viaje realizado por Adolfo González Montes al Vaticano.
Fue el pasado 30 de septiembre cuando, según información del propio Vaticano, Adolfo González Montes fue recibido en audiencia por el papa Francisco.
El motivo de la visita, lo allí hablado (o solicitado) no trascendió. De hecho, LA VOZ preguntó al prelado, pero González Montes prefirió no hacer declaraciones sobre su visita a Roma.
Los tiempos
En este caso concreto, el momento en el que acepte el papa Francisco la renuncia de González Montes lo es todo y, al mismo tiempo, no cambia nada en la Diócesis de Almería.
Al fin y al cabo, González Montes es obispo sin poder alguno en la Iglesia de Almería: Antonio Gómez Cantero llegó el pasado mes de marzo a la Diócesis de San Indalecio con poderes económicos y, por si fuera poco, en mayo el Vaticano daba un golpe en la mesa y el papa Francisco le daba a Gómez Cantero, a pesar de ser obispo coadjutor, “exclusivamente” todos los “oficios y facultades que competen al obispo diocesano” a través de un decreto papal.
De esta forma, aceptar con celeridad o lentitud la renuncia de González Montes cambia poco las cosas: el obispo, de facto, es Antonio Gómez Cantero.
Sin embargo, la velocidad a la hora de aceptar la renuncia de Adolfo González Montes también tiene cierta importancia en tanto en cuanto sería la forma vaticana de apoyar (aún más) la transición y la gestión hacia una nueva era en el episcopado almeriense.
En cualquier caso, la etapa de González Montes como obispo de la Diócesis de Almería está llegando a sus últimas páginas.
Fue en abril de 2002 cuando las vidas de González Montes y la Diócesis de Almería quedaron unidas para siempre. Y, cuando el papa Francisco acepte la renuncia del salmantino, se cerrarán dos décadas de episcopado tras las que llegará la era de Gómez Cantero como obispo diocesano con plenos poderes.
Dónde vivirá
El Código de Derecho Canónico introdujo en la normativa de la Iglesia católica el título de “obispo emérito”, asignándoselo a aquellos obispos diocesanos cuya renuncia es aceptada por el sumo pontífice.
No obstante, que González Montes sea emérito de Almería no quiere decir que viva bajo el llamado Sol de Portocarrero.
De hecho, en la vecina Diócesis de Cartagena reside el arzobispo emérito de Burgos, por poner un ejemplo cercano.
Fuentes cercanas al propio prelado señalan que hay varias opciones que González Montes barajaría para residir una vez su renuncia sea aceptada por el papa Francisco: Almería, Málaga o Madrid podrían ser sus posibilidades.
En Madrid, un piso cedido por la Conferencia Episcopal o un monasterio benedictino en el centro de la capital son dos de las posibilidades. Sin embargo, solo él sabe dónde vivirá el obispo emérito de la Diócesis de Almería, una vez cierre su etapa como pastor de la Iglesia.
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