La hostelería y el turismo se han reactivado prácticamente a pleno rendimiento esta Semana Santa, que ha registrado una ocupación hotelera media del 95%, según la Asociación de la Asociación Provincial Empresarios de Hostelería de Almería (ASHAL), aunque muchos establecimientos han estado completos, sobre todo desde el miércoles hasta este domingo.
Las zonas costeras del Poniente, como Roquetas de Mar, y del Levante, especialmente en el ámbito del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, han sido las que han tenido más hoteles al cien por cien de ocupación, al igual que ha sucedido con el turismo rural en el interior. La capital también ha rondado esa ocupación media del 95% e igualmente en algunos hoteles ha llegado al lleno.
No ha sido peor la situación para la hostelería, sobre todo en las mismas zonas señaladas y en la capital, donde las terrazas y restaurantes no solo se han llenado, sino que en muchos casos reservar mesa ha sido labor imposible, salvando, claro está, los días en los que apareció la lluvia.
En general, por tanto, el sector se da por satisfecho con el rendimiento de estos días, sobre todo teniendo en cuenta los dos nefastos años anteriores, por mucho que, somo señala Pedro Sánchez-Fortún, presidente de ASHAL, sobre todo en el caso del empresario de la hostelería se ha tenido que afrontar una inflación del 10% prácticamente con los mismos precios de 2019.
Y es que un estudio andaluz revela que los hosteleros apenas han subido desde ese año sus precios un 3%, es decir que sus beneficios han sido mucho menores a pesar de que la actividad ha podido ser similar a la del 19. “Hemos preferido mantener los precios a costa de ganar mucho menos para evitar una caída del consumo con la bajada del número de clientes”, dice Sánchez-Fortún.
Y aunque en general los hoteles han subido un poco más los precios que la hostelería, según ASHAL, "también han trabajado con menor beneficio que en 2019".
Cancelaciones
El presidente de la asociación se lamenta de un fenómeno relativamente nuevo, el de la cancelación de reservas a última hora. "Sospechamos que hay personas que reservan en varios sitios a la vez y al final acuden donde más les conviene. Esto perjudica mucho, sobre todo a la hostelería, porque se encuentra con mesas vacías a última hora, y esto un Jueves o un Viernes Santo hace mucho daño", se lamenta. "A última hora llamamos al cliente y nos dice que no ha podido venir e incluso escuchamos bullicio porque está en otro local", añade.
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