Rafael Santandreu, uno de los psicólogos más prestigiosos del país, ofreció este jueves en el Salón de Actos de Cajamar una charla organizada por el Teléfono de la Esperanza a propósito de su último libro, "Sin miedo", un extenso, práctico y sencillo manual concebido para ayudar a superar los problemas psíquicos de aquellas personas que sufren ansiedad, ataques de pánico y trastornos obsesivos compulsivos. El autor mantiene que los miedos excesivos e irracionales solo se curan de una forma, perdiéndole el miedo al miedo.
¿A quién va dirigido este libro?
Fundamentalmente a todas aquellas personas que tienen un problema serio con sus emociones, cuando estas se han desbocado, se han vuelto locas. Sucede en el caso del trastorno de ataques de ansiedad o en el TOC (trastorno obsesivo-compulsivo); también en el caso de la hipocondría (el miedo exagerado a las enfermedades) o en cualquier tipo de miedo irracional. Pero en general está dirigido a todo el mundo que quiera superar sus miedos. Porque en el fondo de todas nuestras limitaciones, de todas nuestras inquietudes y obsesiones, está el miedo.
¿Qué es el trastorno por ataques de pánico?
Es un problema por el que las personas sienten ataques repentinos de miedo y síntomas físicos como ahogo, palpitaciones, mareos muy fuertes y, sobre todo, una ansiedad tremenda que les lleva a pensar que se van a morir o les va a pasar algo dramático. Es como si, de repente, te encontrases con un tigre en una habitación sin escapatoria y temieses por tu vida. Y eso te sucede de forma impredecible.
¿Y hay mucha gente que tiene esos ataques de miedo?
Sí. Sobre todo con la pandemia han subido muchísimo y en el último año, un 16% de los españoles han tenido al menos uno. Casi 1 de cada 5, ¡imagínate! Y piensa que es una cosa bastante horrorosa que puede cronificarse y complicarte mucho la vida.
¿Cómo de complicado puede llegar a ser?
Pues puede llegar a darte cada día, incluso varias veces al día; y entonces, tomarás tranquilizantes para mejorarte y, al final, no podrás ir a trabajar. Mucha gente tiene miedo a salir de casa, alejarse de su zona de confort, conducir, coger el metro, el tren, estar en sitios muy concurridos, etc. Conozco el caso de una persona que llevaba 20 años sin salir apenas de casa por miedo a los ataques de ansiedad. Sentía que si salía de casa y le daban por la calle, nadie le iba a poder socorrer rápido. Pero esos ataques también se producían en casa, todos los días. Vivía en un infierno, tomando siete pastillas tranquilizantes al día, pero aun así estaba muy mal.
¿Y el TOC, qué es?
El trastorno obsesivo-compulsivo es cuando la persona tiene una preocupación en bucle; por ejemplo, le entra en la cabeza que podría haberse contaminado con gérmenes al sentarse en el sofá de casa (donde alguien se ha sentado antes) y la preocupación le persigue hasta que no lo limpia todo de forma obsesiva. O se le mete en la cabeza la duda: «¿Sería capaz de suicidarme?» Y entonces, está todo el día con esa duda que le atormenta, y lo pasa fatal. Intenta razonar que nunca lo haría, pero no puede dejar de pensar y asustarse por esa duda irracional.
A todos nos ha pasado quedarnos un poco bloqueados con una preocupación; por ejemplo, por un examen médico del que todavía no tienes los resultados. Y te preocupas por la posible enfermedad una y otra vez y ya no quieres pensarlo más pero no puedes dejar de hacerlo. Pues la persona con TOC tiene eso cada día, todos los días. ¡Qué tormento, ¿verdad?
¿Por qué sentimos miedo las personas?
Existen miedos irracionales o excesivos y miedos racionales y suaves. Los segundos son buenos, te previenen de las amenazas auténticas. Los irracionales son una tortura y no sirven para nada. Y esos miedos irracionales son debido a un fenómeno que en psicología llamamos “miedo al miedo”, o el círculo vicioso del temor.
Si tienes miedo a los gatos, no pasa nada. Con alejarte de los gatos, se acabó el problema. Pero si le coges miedo a algo interno, como que tu corazón vaya demasiado deprisa, uff ¡tienes un problema! Porque sentirás que el corazón va deprisa y eso te asustará; pero ese miedo a su vez hace que el corazón vaya más deprisa, lo que aumenta el miedo y eso acelera el ritmo del corazón, en un bucle malévolo. Es decir, hay miedos que se retroalimentan y no puedes escapar de ellos porque, a diferencia del gato, tu corazón, tu cuerpo, ¡te acompaña a todas partes!
¿Los miedos irracionales son una trampa mental?
¡Eso es! Y le puede pasar a cualquiera. Yo he conocido a gente muy valiente, como bomberos o policías, que ha experimentado un síntoma corporal parecido a un ataque al corazón y, a partir de entonces, ha desarrollado una terrible ansiedad por miedo a sufrir un ataque al corazón, que en realidad solo es producto de su mente. Y fue por eso, porque les sorprendió la sensación, se asustaron y de repente esa cosa loca creció y creció.
¿Y cómo se curan los miedos excesivos o irracionales?
Perdiéndole miedo al miedo. A base de una técnica que llamamos exposición: es decir, exponiendo al paciente a todo aquello que le provoca el miedo hasta que tu mente se desensibilice. Increíblemente, la mente aprende y el miedo desaparece.
Usted mencionas en su libro la metáfora de la cloaca.
La metáfora de la cloaca describe un fenómeno que todos hemos experimentado alguna vez, aún sin saberlo: “la desensibilización neuronal de los estímulos negativos”. Esto es, después de una exposición masiva y continua a un estímulo nocivo (como puede ser el pestilente olor de una cloaca en el caso de los trabajadores de la limpieza de una ciudad), el cerebro elimina la percepción negativa (y esos mismos trabajadores pueden comerse tranquilamente su almuerzo sin sentir nauseas). Pues lo mismo pasa con la ansiedad; exponente a ella, una y otra vez, piérdele el miedo a que controle tu vida, y acabarás por doblegarla y no sentirla.
¿Es posible no tener miedo a nada?
No, porque el miedo es algo natural y bueno. Pero sí que puedes minimizarlo mucho; esto es, sentirlo muy poco en tu vida y que casi no moleste. Por ejemplo, aprender a no tenerle miedo a la muerte o a la enfermedad (o casi); no sentir demasiado miedo a un despido laboral o a un abandono sentimental; no tener miedo a hablar en público; etc.
¿Y si hubiese un tigre delante tuyo?
Entonces sí que me acojonaría, ¡y tanto! Pero cuando se retirase el tigre, volvería a estar bien enseguida, y eso no me supondría ningún trauma, ningún miedo a que el tigre volviera. Porque he aprendido a no tener miedos irracionales o exagerados.
¿Ha aumentado mucho en España el consumo de psicofármacos, ansiolíticos y antidepresivos?
Actualmente, alrededor del 12% de la población toma ansiolíticos, algo más de una de cada diez personas; lo que significa unos tres millones de españoles. Y esos fármacos son muy adictivos. Yo conozco personas que toman 15 pastillas al día y cada vez les hacen menos efecto, por lo que tienen que aumentar la dosis. Y hay quienes mueren de parada cardiorrespiratoria porque un día el fármaco les provoca más reacción o lo han mezclado con alcohol, por ejemplo. Es un tema muy serio del que apenas se habla pero que está ahí. Tenemos una buena parte de la población enganchada a una droga recetada por el médico, de la que no es fácil prescindir y que no es, ni mucho menos, la solución a su problema. La solución es que le pierdan miedo al miedo de una vez. También llama la atención la ingente cantidad de síntomas que puede provocar la ansiedad: dolores de pecho intensos, arritmias, mareos, vértigos, cegueras, parálisis, hipertensión...
¿Cómo es posible que la mente sea capaz de producir tantos síntomas?
Sí, la mente es muy imaginativa. Por ejemplo, se calcula que el 50% de las epilepsias son mentales, no son reales. Y la gente tiene convulsiones, ¡pero es todo mental! O, por ejemplo, la migraña. La migraña es un problema mental: no hay ningún problema en la cabeza. También el 50% de los dolores o pseu-lesiones de espalda son mentales. Incluso hay muchísimas espaldas que se operan que no se tenía que haber operado: era un dolor mental que el médico dio por bueno pensando que era producto de algún desgaste en la columna. Es alucinante pero es así. Esos dolores engañan hasta a los médicos.
¿La hipocondría en qué consiste?
Es pensar que podrías tener una enfermedad mortal casi cada día y no quedarte tranquilo con la respuesta tranquilizadora del médico. Lo sufre un 20% de la población y se pasa fatal porque la ansiedad es muy grande. Yo he conocido personas que todas las semanas piensan que tienen un cáncer diferente o cualquier enfermedad rara. No lo pueden evitar, a pesar de que saben que es un pensamiento irracional. Tú dices que la búsqueda de demasiada seguridad en la vida no es buena. No porque la vida implica cierta medida de riesgo, peligro e incertidumbre. Y eso hay que aceptarlo o no puedes vivir. La seguridad es buena, pero la búsqueda de seguridad total vuelve loco a cualquiera. Fíjate que hay una forma de no contraer ninguna enfermedad infecciosa ni tener ninguna caída, atropello o accidente; y es quedarse en casa para siempre mirando la pared. Pero, ¿es eso vida? ¡No! La vida es fulgurante, emocionante, maravillosa pero sólo si la aceptamos como es, con riesgo y con la posibilidad de morir en cada momento.
En el libro incluye muchos testimonios, personas que se han curado a sí mismas de trastornos del miedo muy fuertes. ¿Cuánto de importantes son esos testimonios para quienes sufren ese tipo de trastornos?
Mucho, porque la gente tiene que darse cuenta de que curarse es posible, y también convertirse en alguien fuerte y feliz. Porque de entrada no lo saben: piensan que ellos son así, que tienen traumas de difícil de curación o que necesitan medicinas para estar bien y la maravillosa verdad es que todos podemos transformarnos. Y por eso incluyo tantos testimonios. Además, para que los lectores puedan conocer a esas valientes personas y escuchen sus testimonios de viva voz, he grabado unas entrevistas con esos casos de éxito y las he publicado en Youtube. Todo el mundo puede ir allí y conocer a las personas, más de 20, que dan esos testimonios que aparecen en el libro.
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