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El Cañarete, otra vez cortado: una roca cae en la carretera
Cada vez que se produce un nuevo desprendimiento de rocas en El Cañarete, van unos cuantos en los últimos años, aquellos que viven en Aguadulce y trabajan en la capital, o viceversa, se echan las manos a la cabeza ante los muchos días de atascos, madrugones, horas sin comer e improperios varios que les tocará sufrir. Lo hacen también los que son usuarios habituales de la autovía A7 en ambos sentidos pensando en el tiempo perdido y el estrés ganado que llevarán consigo esos nuevos ‘amigos’ de cuatro ruedas que se incorporan a una carretera ya de por sí saturada y en la que los accidentes son demasiado habituales.
Los que hasta ahora nunca nos habíamos preocupado demasiado somos aquellos que, a menos que se alineen los planetas, tenemos itinerarios fijos por la ciudad. Equivocados nosotros. Y es que la movilidad de una ciudad, la fluidez del tráfico, depende de una cantidad de factores cuyo equilibrio se quiebra con apenas el reventón de una rueda.
Algo así está pasando en los últimos días. Las horas punta de salida y entrada de la ciudad hacia Poniente, las conocidas primeras horas de la mañana, el mediodía y la tarde, muestran como El Cañarete es una vía de escape del tráfico de la autovía fundamental y que su ausencia provoca colas que muchas veces se cuelan en el interior de la ciudad. Si a eso se le suman sucesos como el accidente producido en la tarde del miércoles en la autovía, el atasco se va adentrando ya en la rotonda de Pescadería, la Vía Parque y hasta colapsa la ya saturada rotonda del Cable Inglés. Todos los que entre las tres y las cuatro de la tarde de ayer recorrieron este tramo saben perfectamente de lo que les hablo.
Pero a pesar de que este corte de tráfico de la conexión con el Poniente es uno de los motivos principales de la ruptura del equilibrio de la movilidad interior de la ciudad, no es el único. En pleno corazón de Almería, una de sus arterias, la Carretera de Ronda, está en obras para tratar de llevar la tubería de agua desalada desde los depósitos de La Pipa hasta los de San Cristóbal. Esto provoca que de cuatro carriles haya un tramo en el que hay dos y, por tanto, se ralentice el tránsito.
Pues bien, esta misma mañana de jueves con las obras en marcha y El Cañarete cortado, en pleno horario de entrada de colegios, un camión, según informan desde el Ayuntamiento de la capital, se quedaba parado a la altura de la gasolinera de Trino mientras se producía un accidente por alcance en la rotonda Juan del Águila. Esta sumatoria de acontecimientos no es que hayan provocado un desequilibrio en el tráfico sino que han llegado a colapsar una parte de la ciudad suponiendo que trayectos que en ese mismo horario habitualmente se realizan en apenas 5 minutos se hayan realizado en casi 25, cinco veces más.
Ambos sucesos provocaron el colapso desde la gasolinera hasta la rotonda del Cable Inglés y por tanto, la Avenida Sierra Alhamilla, Carretera de Ronda a su paso por el parque de la estación, la rotonda Manuel Fraga y Avenida de Montserrat, así como la bajada de la Carretera de Ronda. Un caos provocado por la suma de elementos que terminaron con la Policía Local gestionando el tráfico y que iba desapareciendo conforme iban llegando a su destino los vehículos que estaban en la cola.
Una vez recuperado el equilibrio en la ciudad, pero con la constante de las obras y el cierre de El Cañarete, habrá que esperar a que vuelva la hora punta para ver si la balanza se mantiene o si se cuela alguna mota de polvo inesperada que la descontrole.
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