Pleno duro el vivido en el Ayuntamiento de Almería. Se acercan las elecciones municipales, y se nota. Hay más nervios, más cruces de declaraciones altisonantes y en los temas estrellas, esos que pueden hacer perder unas elecciones a quien las ve encaminadas, copan gran parte del tiempo de debate. Y todo esto en el pleno que estaba llamado a que el protagonismo lo copara la nueva concejal del PP, Lorena del Mar Nieto, que acabo desplazada por parte de la concejal de Sostenibilidad Ambiental, Margarita Cobos.
Así, la situación de la limpieza o de la suciedad de la ciudad, saltaba de las redes sociales al salón de plenos convertido en un ring dialéctico.
Todo comenzaba cuando tocaba dar cuenta de los datos de la comisión de quejas y sugerencias. Como era de esperar, la limpieza fue la estrella de las críticas. Dice Miguel Cazorla, portavoz de Ciudadanos, que “el 40% de las quejas entre marzo y agosto de este año son por la limpieza”.
Afinaba aún más el viceportavoz del PSOE, Pedro Díaz, que teniendo en cuenta las incidencias que se presentan en las apps municipales, de 18.613 quejas y reclamaciones, 15.095 son relativas a Sostenibilidad. Dice el edil que “el 81% de las quejas son por la limpieza, el mantenimiento de Parques y Jardines o por la recogida de residuos”.
Incidía, además, que “si en 2019 se destinaban a la limpieza 35,3 millones de euros y se recibieron 400 quejas, en este 2022 en el que se pagan 36,8 millones de euros, las quejas ascienden a 9.772”. Esto significa que “no por gastar más, se gestiona mejor”.
Cese
Tanto de la edil no adscrita Carmen Mateos, como de Miguel Cazorla y Pedro Díaz acusaron a Cobos de “prepotencia y falta de humildad”. De hecho, el portavoz naranja puso sobre la mesa que “igual que ocurre en el deporte, a veces llega un punto que si el equipo no funciona, toca cambiar de entrenador”.
Más directo fue el viceportavoz socialista: “la alcaldesa ha perdido la oportunidad con esta remodelación del equipo de Gobierno de cesar a Cobos como concejal de Sostenibilidad”.
Se defendió Margarita Cobos asegurando que todo parecía “un patio de colegio” y acusó a la oposición de dar datos a medias y de forma parcial.
Dice la edil que, evidentemente, el mayor número de quejas van a su área porque “gestionamos el grueso de los servicios que afectan en el día a día de los almerienses”, pero aseguró que “en general, la mayoría de las peticiones que se presentan están relacionadas con acciones puntuales”. Negó que haya autocomplacencia en su área y reconoce que “la ciudad no está bien, no estará nunca a la altura que queremos” y que, por ello, y gracias también al trabajo que hacen los almerienses a través de las apps, “fiscalizamos a las empresas y prueba de ellos son las sanciones que se interponen”.
Pidió a la oposición que en vez de solo criticar, “presenten propuestas concretas” y que ellos las ejecutarán manteniendo su autoría.
Agua
Parecía que se calmaba la cosa pero llegó entonces el punto de aprobación del Reglamento del Consejo de Sostenibilidad que salió con solo una abstención.
Fue en este caso la concejal socialista Amparo Ramírez la que abrió el debate. Estando de acuerdo con el reglamento y con la convocatoria del consejo, fue muy crítica con el momento elegido para ponerlo en marcha justo al final de la Corporación, así como que no se haya reunido en los dos problemas medioambientales más importantes de la ciudad: la desecación de Las Salinas y el incendio de la planta de compostaje.
Tras mostrar su sorpresa Cobos por las críticas cuando todos los políticos estaban de acuerdo en el reglamento, al igual que todos los grupos ecologistas, vecinales, la UAL, animalistas...que han pasado por el consejo, retomaba las críticas Carmen Mateos que acusó a la edil de Sostenibilidad de “no dejar participar a nadie”, “justificar continuamente la labor de las concesionarias” y le recordó que es “un foro de participación, no de monólogos”.
Le sumó a esto Ramírez una crítica a la hora de elaborar el reglamento asegurando que “no hicieron propuestas”.
Visto lo visto, Cobos afirmó: “algo bien estaremos haciendo para que no sepan cómo atacarnos”. Se llevó la discusión a lo personal: “Si no les caigo bien, se queda en el plano personal. Aquí estamos para centrarnos en nuestro trabajo”.
Pero ni la aprobación del punto le dio aire a la edil a la que le tocó defender que, como cada año, como manda el contrato, tiene que revisarse la factura del agua siguiendo el IPC. Claro, que no es fácil hacer esta operación cuando el IPC está en un 9,72%.
Subidas
Le valió esto a la oposición para volver a sacar el ‘tarifazo’ parado en diciembre del pasado año y que preveía un incremento del 20% por la puesta en marcha de nuevos bastidores de la desaladora, que si esta puesta en marcha afecta o no al Acuífero del Bajo Andarax y hasta las duchas que de pequeño se daba el portavoz de Cs en el cortijo de sus abuelos en la Vega de Almería con agua procedente de pozos. En definitiva, un resumen por la situación del agua en la capital de los últimos años, teniendo en cuenta que los últimos años llegan hasta la ampliación de la concesión administrativa allá por 2006.
Mateos aprovechó esta subida del IPC, que va a tocar el bolsillo de los almerienses, para reivindicar la remunicipalización del servicio y puso como ejemplo a Valladolid.
Cazorla anunció, por su parte, que pedirá alguna partida en los presupuestos municipales para 2023 que ayude a paliar esta subida de los recibos. Y la portavoz socialista, Adriana Valverde, reclamó a la alcaldesa que haga una revisión de la concesión administrativa del agua que “está llena de irregularidades”.
Según Cobos, los partidos de la oposición estaban mezclando temas y defendió que lo único que se hacía era “actualizar el IPC tal y como marca el contrato”, e igual que ocurre con la mayoría de las concesiones.
Este aumento se aprobó con la abstención del PSOE, Ciudadanos y la edil no adscrita Carmen Mateos, de forma que se incrementará en un 9,72 por ciento el próximo año.
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