“El turismo de Almería peligra debido a las malas comunicaciones”

El aislamiento de la provincia, especialmente sus malas comunicaciones por tren y avión, ha vuelto a lastrar significativamente las visitas turísticas durante esta Navidad, de forma que la ocupación hotelera ha sido inferior, no solo a la del año pasado, sino también a la de 2019, el último año precovid.

Según la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería (ASHAL), la ocupación de los hoteles de la provincia se ha situado en estas fiestas navideñas en torno a un 40%, mientras que en 2019 estuvo por encima del 50%. A esto hay que añadir el incremento de los costes de producción y  del combustible originados por la crisis y la inflación, que han contribuido a ponerlo todo un poco más complicado para el sector. 

Por ello, teniendo en cuenta todos estos inconvenientes, especialmente las dificultades que encuentran los turistas para llegar a Almería, el hecho de que se haya conseguido un 40% de ocupación es considerado todo un logro. Así lo expone Pedro Sánchez-Fortún, presidente de ASHAL, quien llega a decir que “para lo que tenemos y las condiciones de las comunicaciones de la provincia, nos parece excepcional ese 40% de ocupación y poder haber tenido tanta gente en nuestros locales estos días”.

Él asegura tener muy claro que el factor determinante para los malos datos del turismo en la provincia es el de sus malas comunicaciones: “Está muy claro que Almería es un destino turístico muy apetecible, como destacan también desde la Asociación de Agencias de Viajes de la provincia. Cuenta con hoteles modernos, una variada oferta, parques naturales, de forma que el único gran problema es que al cliente le cuesta mucho más trabajo y dinero llegar aquí”, se lamenta.

Alternativas de un madrileño

Sánchez-Fortún plantea, por ejemplo, las alternativas que pueda tener un madrileño para pasar las Navidades. Y llega a la conclusión de que, aún en el caso de que Almería pueda ser mucho más atractiva por sí misma, y por su estancia en la provincia, el precio de llegar aquí y el tiempo no tiene absolutamente nada que ver con otras zonas. Y pone el ejemplo de Valencia y Málaga, donde no solo el precio de los trenes y los aviones con la capital de España es mucho más barato, sino que para llegar al destino se emplea poco más de una hora.

“En cambio, un turista que quiera venir en tren desde Madrid no solo tendrá que pagar más sino que deberá emplear seis horas de ida y seis de vuelta en el viaje”. Y para colmo, añade, se encontrará, como ha sucedido esta Navidad, con que Renfe ni siquiera reforzará el servicio de Almería, ni para traer turistas ni para llevarlos de nuevo a Madrid, como sí ha hecho en otras conexiones de Andalucía, como ya ha informado este diario.

Y la alternativa del avión no es viable tampoco para la gran mayoría de los turistas por sus elevados precios. Como también ha informado La Voz, volar a la capital de España a través de Air Nostrum, filial de Iberia, en un vuelo regular estos días puede rondar los 800 euros ida y vuelta. Pedro Sánchez-Fortún llega a plantear que, además, se están produciendo situaciones que solo cabe calificar de “surrealistas”: “Nos han informado de que recientemente tuvo que ser cancelado un vuelo desde Madrid a Almería, que había costado a los viajeros 400 euros, y como única alternativa se les ofreció hacer el trayecto por autobús, y sin ninguna devolución”, afirma.

La única solución para que los datos del turismo almeriense puedan mejorar en temporada baja como la actual pasa, según Sánchez-Fortún, por mejorar las comunicaciones y hacer al cliente más fácil y más barato el viaje a Almería. “Sin mejores comunicaciones, el turismo de Almería está en peligro. Y ni siquiera estamos hablando ya del AVE, sino solo de mejorar las condiciones actuales”. Cabe recordar, por ejemplo, que en la actualidad Almería solo tiene una conexión ferroviaria al día con Madrid, que supone seis horas de viaje. “Es preciso acortar el tiempo y mejorar los servicios de forma urgente”, reclama Ashal.

El presidente de los hosteleros almerienses llega a considerar que si no se ponen soluciones urgentes “puede llegar el momento en que las cadenas hoteleras se cansen de tener pérdidas y se marchen a otros lugares, y de la misma forma podrán desaparecer otros negocios de la hostelería”, concluye.