Ánforas, copas argáricas y una flauta: Policía Autonómica interviene 150 ‘joyas’

Grandes ánforas en las que todavía pueden contemplarse los restos de aquellos animales marinos que convirtieron el barro en su hogar y posiblemente procedentes de Turaniana, piedras que hacían las veces de molinos para generar harina en la cultura argárica cerca de Cuevas de Almanzora, elementos de todo tipo más modernos llegados de África, o curiosas piezas procedentes de las culturas de Centroamérica componen una variada colección de objetos que va a llegar hasta los almerienses en el Museo de Almería gracias al trabajo que realiza la Policía Adscrita de la Comunidad Autónoma de Andalucía, en estos casos convertida en ‘Policía del Patrimonio’.

Se trata de una colección que durante años había recopilado una persona recientemente fallecida y al traspasarse todo el material a otro coleccionista, de forma confidencial, llega a estos agentes la información de la existencia de este pequeño tesoro arqueológico y deciden intervenir para solicitar a este último que acredite que es el titular legal de esos restos. No pudo realizar dicha acreditación  y finalmente procedió a entregar toda la colección, unas 150 piezas, ante los agentes de la Policía Adscrita. 

Y es que es fundamental que cuando uno tiene en su poder un resto de este tipo tenga el título de propiedad, documentos que acrediten si es una herencia o una compra, porque hay que tener en cuenta que estos bienes son parte de la historia compartida de todos y se consideran como propiedad pública incluso aunque haya aparecido en un terreno que sea de nuestra propiedad. En caso de encontrar cualquier resto arqueológico por casualidad hay que proceder a comunicarlo en un plazo de 24 horas o bien a las autoridades competentes -Ayuntamiento o Delegación de Cultura- o bien a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Se fotografía la pieza para dicha comunicación y no se mueve del lugar en el que se encuentra hasta que lleguen los competentes en la materia.

No mover la pieza es muy importante. Primero para que no sufra daños de ningún tipo, y segundo, porque se considera fundamental interpretar los restos en su contexto y determinar así la época de la que procede. De hecho, gran parte de estas 150 piezas intervenidas que ahora llegarán al Museo de Almería para ser analizadas, restauradas y quedar a disposición de todos los almerienses para ser contempladas, contarán con el problema de poder ubicar la procedencia real que tienen. Muchas de ellas no cuentan con ningún tipo de documentación que acredite su localización y otras, como puede ser el caso de una vasija de barro que el propietario había documentado como de época nazarí y de la zona de la Alpujarra, la primera impresión que deja en los agentes ya muy especializados en este tipo de localizaciones es que se trata de una pieza posterior.

Sea como sea, lo cierto es que se trata de una colección muy heterogénea en la que se pueden contemplar seis ánforas, dos bocas de ánforas, un vaso de cristal, una lucerna, un contenedor cerámico posiblemente romano, un exvoto de cerámica, flotador de pesca cerámico, tres pesas de piedra, tres decoraciones de piedra, una copa argárica y dos tulipas argáricas. incluye cinco cuencos argáricos, seis fragmentos de silex, tres molinos barquiformes, cinco recipientes cerámicos procedentes de África, un soporte de tela africano, ocho recipientes cerámicos de Centroamérica, once figuras de cerámica de esta misma zona, una flauta de cerámica, una baqueta y reproducciones. A eso se suman más materiales que aún no han sido abiertos porque deben pasar por las manos de los restauradores.

Pero sin lugar a dudas lo más curioso, por ser muy diferente, son esas piezas centroamericanas difícilmente datables y ubicables, pero que en algunos casos ya han sido vistas por parte de especialistas que certifican su autenticidad y valor. Tal es el caso de una flauta de cerámica que incluso conserva sus colores originales.

Destacaba el delegado de Turismo, Cultura y Deportes, José Vélez, la importancia del trabajo que se realiza por estos agentes para velar porque el patrimonio histórico, que es el de todos, se encuentre donde debe estar. “la importancia de esta operación, que va a permitir que piezas tan importantes estén en el lugar que se merecen, que no es otro que el Museo Arqueológico, para su investigación, así como para el disfrute de la población”, explicaba.