Prevención y drones para lograr el ‘control’ de los mosquitos

Apenas lleva la primavera entre nosotros un par de días y el calor comienza a ejercer de efecto llamada para los mosquitos. Aunque aún la situación es soportable, lo cierto es que comienzan a verse en las paredes de las viviendas cuando anochece y en zonas cercanas a espacios en los que hay agua estancada a cualquier hora.

Y todo esto, a pesar de que desde el Ayuntamiento de la capital, según explican, “se trabaja a lo largo de todo el año en la prevención de la proliferación de estos insectos y ya en la época de calor, se inician labores de fumigación para luchar contra la posible plaga”, explica la concejal de Sostenibilidad Ambiental, Margarita Cobos.

Así, asegura la edil que “desde que pasó la DANA que provocó importantes problemas con la proliferación de mosquitos, la ciudad cuenta con un contrato anual que trabaja en frustrar el desarrollo de las larvas en los entornos de agua embalsada y que gestiona la empresa Athinsa”.

Dron
Según cuenta Cobos, “se trabaja en todos los puntos que son de dominio público, desde ramblas hasta la zona de Cabo de Gata o Costacabana o el río Andarax, pero es cierto que son muchas las balsas con las que cuenta el término municipal y en las que no podemos actuar para prevenir”. Añade que, cada vez que se realizan labores en arquetas o en imbornales, también se procede a la desinsectación entre los que entran los mosquitos.

Quizá lo más llamativo de este servicio que se presta desde Athinsa es el uso de drones para el control de las larvas. “Allí donde no llegan los coches y no pueden acceder las personas, se utiliza este sistema de drones. El último vuelo que se realizó en la capital fue en febrero. Cada mes se realizan vuelos durante una semana y se van controlando estos espacios”, afirma Cobos.

Exactamente lo que se consigue a través de este sistema es la mejora en la captación de datos ambientales en las zonas en las que se está dando un desarrollo larvario que se detecta mejor desde la altura que toma el dron en aquellas zonas en las que no se puede acceder por medios terrestres. Esto garantiza que las labores de control son intensivas los siete días de esa semana con acciones preventivas para evitar el desarrollo de larvas y disponer de soluciones para el tratamiento en todos los espacios, que es lo que defiende Cobos, que se llega a todos los sitios.

Afirma así la edil de Sostenibilidad Ambiental que “se realiza una labor silenciosa a lo largo de todo el año y que se intensificará con la llegada de la primavera, sobre todo “si se producen lluvias que permitan que se formen balsas de agua en los espacios más conflictivos de la capital”.