Tras ganar la medalla de bronce en la Olimpiada Nacional de Química en abril, la almeriense Marina Morales Montero ha subido a lo más alto del podio provincial en la PevAU, la antigua selectividad, en la que ha alcanzado ni más ni menos que un 13,95 en la fase de admisión, a muy poco de la máxima puntuación posible, que es14.
Con humildad, Marina, de 17 años, reconoce que no esperaba obtener la mejor puntuación de Almería, pero lo cierto es que este 13,95 no es ni mucho menos inesperado para ella, puesto que ha ido a por él, a conseguir la máxima nota porque la necesitaba para poder matricularse el próximo curso en Medicina en la Facultad de Granada, su objetivo.
Por él ha luchado y trabajado, no solo en esta prueba sino en los últimos años, como demuestra el ‘10’ de media conseguido en el Bachillerato en la Compañía de María, su colegio. “Tenía claro desde Bachillerato que iba a por la máxima nota, porque la necesitaba. Me hacía falta al menos un 13,4 o 13,5 para hacer Medicina en general, porque la decisión de Granada ha sido más reciente. Había barajado otras alternativas, como Madrid o incluso Almería”.
Marina ha apostado finalmente por Granada, tanto por el prestigio de su Facultad de Medicina como por su interés por “salir de Almería para vivir la experiencia como estudiante, por ser más independiente”. Eso sí, asegura que ha tenido la oportunidad de visitar las instalaciones de la Facultad de Ciencias de la Salud de Almería, que “son fantásticas”, afirma.
Vocación desde niña
Aunque la medalla en química la animó mucho por esta asignatura, que además es su preferida, Marina ha tenido clarísimo desde muy pequeña que estudiaría la carrera de Medicina, siguiendo el ejemplo de algunos de sus familiares y especialmente de su abuelo, el pediatra Francisco Morales, que siempre ha sido su ejemplo a seguir, como ella dice. “Me parece una profesión muy gratificante, de ayuda a la gente”, señala.
De momento no se ha planteado lo de seguir los pasos de su abuelo también en la especialidad. “Por ahora, la oncología y la cirugía me llaman la atención, aunque la verdad es que todavía no me he parado a pensarlo, como falta tanto... Primero esperaba la nota de selectividad para saber la carrera y cuando esté más avanzada me lo plantearé”, dice.
Las claves de un buen estudiante
La número uno de la selectividad almeriense no solo ha tenido muy clara su vocación y sus metas desde pequeña, sino también cómo alcanzarlas. Y en lo que se refiere al estudio mantiene que sus bases fundamentales han sido siempre el orden, la organización y la constancia. “Sobre todo los dos últimos años, de Bachillerato, han sido una carrera de fondo, en la que tienes que prestar atención todo el rato, estudiar todos los días porque al final te vas a examinar de un montón de asignaturas y para que te salgan todas bien tienes que comprenderlas y haberlas estudiado con bastante tiempo. Entonces, claro, es fundamental estar organizado para que no te pille el toro”, reflexiona.
Este arduo trabajo ha incluido también los fines de semana: “Los sábados y domingos estudio por la mañana y por la tarde, pero también salimos a comer con la familia o quedo con los amigos, porque siempre es importante dedicar tiempo a despejarte”.
Esto de estudiar todos los días es algo, por tanto, que ha llevado a rajatabla, puesto que además de las clases diarias en su colegio suele dedicar entre tres y cuatro horas durante cada jornada al repaso. Sin embargo, no se considera la típica ‘empollona’ que solo se dedica únicamente en su vida al estudio, puesto que, como dice, esa organización tan importante de la que habla, le ha permitido siempre dejarle tiempo libre para divertirse con sus amigas, escuchar música o hacer deporte.
-Pero las horas de estudio de las que habla pueden exceder las de cualquier jornada laboral...
-Bueno, para hacer una carrera como Medicina hay que estudiar mucho, y cuando te piden tanto nota no tienes otra opción, responde entre risas.
Trabajo y colegio
Finalmente, todo este trabajo se ha visto recompensado y Marina podrá estudiar su carrera soñada. Para ello ha superado con el éxito mencionado el tan temido examen de selectividad, que ha aprobado casi el 96% de los alumnos almerienses. Ella admite que se sentía preparada gracias a su trabajo, pero también a la formación recibida en la Compañía de María: “La verdad es que los exámenes han sido muy parecidos a los que hacíamos en el colegio. Hubo unos más fáciles, como el de Inglés, y otros más complicados como el de Matemáticas II. Con respecto a este último, quizás fue un poco más complicado que los de otros años. Sin embargo, tampoco era imposible y la formación que nos han dado en el colegio ha sido suficiente para aprobarlo, y con nota”.
Ella cree que esas centésimas que le han separado de la máxima puntuación las ha ‘perdido’ probablemente en pequeños detalles en los exámenes de Historia y Lengua. “No sé exactamente dónde está el fallo, pero con la presión y la prisa que tenemos para que nos dé tiempo, cualquiera puede cometer algún error”, admite..
Pero claro, después de conseguir un 13,95 sobre 14 no puede hablarse exactamente de 'errores'. De hecho, tanto ella como sus padres, sus abuelos y toda su familia están “muy contentos” con su notaza. Y por el momento, su logro ya tendrá estos días su primer gran premio: “Para celebrar mi nota vamos a ir a cenar a mi restaurante favorito este fin de semana, La Gallineta, que está por San José. Tiene platos exóticos, de distintos países”, explica.
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