Decía mi padre cuando me llevaba a una Misa de Difunto que me fijara en cuánta gente había ido a la Iglesia para saber si era querido. De eso me acordaba mientras buscaba a Juan Lozano, que en realidad es el impulsor de este obituario.
Don Alejandro Moreno tuvo que hacer sonar la campaña para que los fieles se pusieran en pie para recibir a Manolo el del Vipais. Sus hijos lloraban desconsolados ante el clamor de un barrio que no cabía en el templo.
Esto no se suele dar. Es el de Manolo un obituario en estéreo como el sonido del Vipais, porque lo hemos escrito Juan Lozano y yo con infinito cariño hacia sus seres queridos.
Mi Manolo
En mi barrio no somos los mejores del mundo pero sí “más chulos que un ocho”, se ha dicho siempre, y me emocionó ver el infinito cariño con el que hablaban de Manolo. Unos vecinos de todas las edades que seguirán buscando su sonrisa al llegar al Vipais.
Ni sabía que se llamaba Manolo ni que su primer nombre era Pepe. Lo dijo en la homilía don Alejandro. Yo lo conocía de sus tiempos en MOSA y luego de ir con mi hermano a echar un ‘cafelico’ a su casa, el Vipais. Siempre nos saludábamos cuando le pillaba haciendo los ‘mandaos’ y me daba recuerdos para mi hermano Luis y cuando veía a mi hermano los recuerdos eran para mí.
Hacía una semana que lo veía en el Vipais al pie del cañón. Iba camino de Misa y allí estaba disfrutando de ese ambiente que creó en una cafetería tan especial para nuestro barrio.
Tenía razón mi padre con lo de las Misas de Difunto y con aquello que me decía sobre “las pequeñas cosas de la vida son las más grandes” y Manolo con una sonrisa, con su afecto, nos hizo muy grandes a todos los clientes del Vipais que nunca notamos que estábamos en un bar porque aquella era la casa de Manolo. Mi casa.
Juan Lozano
Ha sido más afortunado que yo porque lo conoció más tiempo y mientras estaba despidiendo a Manolo le ha escrito. Se ha marchado para siempre un icono de la Colonia de Los Ángeles. En la mañana del pasado jueves nos encontramos los habituales de la Cafetería Vipais con un cartelito con tres palabras: cerrado por defunción.
Inmediatamente me vino a la mente que podía ser su fundador, José Manuel Rodríguez Martín. En 1990 montó una gran cafetería que a día de hoy 33 años después es una gran referencia en el barrio. Los que conocimos a Manolo sabemos que su actividad laboral comenzó desde muy joven en una granja tratando con animales.
Pero sus inquietudes eran no continuar en ese lugar y en 1972 con veinticinco años entró a formar parte de la plantilla de El Motor Nacional MOSA, hoy las instalaciones donde se ubica la Peugeot junto a la gasolinera de Las Lomas en uno de los puestos de guarda nocturno.
Toda una vida
Sigue relatando Juan Lozano que después de varios años deja la empresa y se marcha a emprender la aventura de la restauración en el año 1982 regentando el Bar Tiravit en la calle Granada, bar fundado por el que fuera jugador del equipo representativo de la ciudad, Atlético Almería,
En este conocido y muy frecuentado bar permaneció desde ese año 1982 hasta 1990, ocho años que le sirvieron para coger experiencia y crecer para fundar una gran cafetería. Durante ese periplo fue madurando la idea de montar una gran cafetería y precisamente muy cerquita del Bar Tiravit, en el otro lado de la calle Granada, puso sus ojos para montar un gran negocio llamado Cafetería Vipais en honor a los nombres de su mujer Virtudes y sus hijos Paco e Ismael. En la actualidad 33 años después la cafetería se ha convertido en un referente del emblemático barrio de Los Ángeles.
Yo conocí a Manuel hace cincuenta años, en 1973, cuando entró a formar parte de la plantilla de la multinacional El Motor Nacional que en la actualidad está ubicado el concesionario de Peugeot, su puesto de trabajo vigilante nocturno, yo en el departamento de administración donde coincidí con su hermano Paco y a lo largo de los siete años que permaneció en la empresa siempre manifestó la buena persona que era y siempre lo demostraba con el trato humano hacia los demás, su jornada de trabajo comenzaba al toque de la sirena que significaba el final del horario diario pero el siempre con suficiente antelación ya estaba en las instalaciones para decirnos a todos hasta mañana.
Incansable
Cuenta Carmen Sanz, una conocida vecina que trabajó durante 18 años junto a la familia Rodríguez, que Manuel era muy conocido y muy querido en el barrio, “ha sido un hombre muy trabajador incansable, más amigo que jefe, para mí como si hubiera sido mi padre, teníamos mucha confianza”.
Si estaba delicado de salud nunca lo manifestó hasta el día de su sorpresivo fallecimiento porque Manuel estaba ya jubilado y acudía a echar una mano en la cafetería. Precisamente el hecho de que en la mañana del pasado jueves no estuviera montada la terraza fue lo que alertó a uno de sus hijos.
Muy querido Manuel tenía mi edad, setenta y seis años, y su fallecimiento no solo ha dejado huérfano a los vecinos del barrio, también a la Hermandad de Los Ángeles porque la Cafetería Vipais tenía y seguirá teniendo y ahora mas que nunca un estrecho y especial vínculo, una hermandad que también llora el fallecimiento de este hostelero buenísima persona y vecino ilustre que dedicó cuarenta y un años a servir tapas, desayunos y cafés en el barrio de Los Ángeles, su barrio.
Manuel ya no está en este mundo, entre nosotros, pero desde el cielo en su pedestal mas alto seguirá dirigiendo la cafetería regentada en la actualidad por sus hijos Paco e Ismael observando y pasando lista para saber que la clientela sigue siendo fiel a esa gran ilusión que se inventó hace treinta y tres años llamada Cafetería Vipais.
A 100 metros
Manuel, que no se te olvide que el barrio tiene una preciosa virgen que se llama de Los Ángeles y que cada año por el Domingo de Ramos hace su estación de penitencia y precisamente en su recorrido pasa por la puerta de la que siempre será tu casa llamada Vipais, y te saludaremos diciendo “buenas tardes”, sí, “buenas tardes”, porque nunca te olvidaremos y te imaginamos en la puerta del negocio viendo pasar a la virgen, a tu Virgen de Los Ángeles.
Manolo, José, como decía don Alejandro que reza en su DNI, será para todos el Vipais porque siempre quiso tener a su familia unida hasta en el nombre de un establecimiento donde descansará para siempre su vida y su obra que ahora continúan sus hijos Paco e Ismael.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/12/almeria/264923/vipais-abre-en-el-cielo