La calle donde nací

La de los Saberes, Briseis, Maranchi, Curtidos Ruiz, Quiñonero y la médico más joven de España

Qué bonita eres
Qué bonita eres

Tony Fernández

Tony Fernández
09:02 • 01 ene. 2024 / actualizado a las 09:09 • 01 ene. 2024

Nací en el número 29 de la calle del Magistral Domínguez que dista unos 100 metros de la Puerta de Purchena. Mi calle, que no me la toquen, pero a todos los efectos me considero de la Colonia de Los Ángeles a la que llegué con 8 años.



Mi abuela vivía en los primeros números de la calle y nosotros de alquiler en casa de don Francisco Pardo Morales, Maestro Nacional de la República y que las pasó ‘canutas’ con el Franquismo. En el segundo piso vine al mundo gracias a la ‘comadrona’ doña Piedad y lo primero que vieron mis ojos fue la calle de El Pueblo, a donde daban los balcones de la casa. Tranquilos, que no les voy a contar mi vida pero si la de aquella calle de mi infancia que recuerdo como si fuera ayer.






Las familias



Perdón a los que no van a salir; subiendo la calle y a ambos lados recuerdo la casa de ‘La Mama’, mi abuela, viuda de Antonio Fernández ‘Saberes’. Llegaron de Gádor con sus hijos y allí tenían de vecinos a los Maranchi (de la mercería del mismo nombre) y a los Jiménez que tenían una Funeraria y un hijo futbolista. Luego el callejón de la Fragua de los Algarra y la calle Muley.



Puerta con puerta Dolores la de ‘Las Tapicería’ y Guillermo el de MUNAT que vivía en la segunda planta; y los Briseis en cuyo patio jugaba con el ahora uno de los jefes. Vaya palmera tenían en el centro que tocaba e cielo.



En el centro de la calle enfrente del Patio vivía don Francisco al que llamábamos ‘Tito Paco’ y doña Angelina, su esposa. Ellos eran los padres de la médico más joven de España de 1968: Juanita Pardo. Al lado doña Ascensión que trabajaba en el Instituto Nacional de Previsión. Iluminada con sus hijos Guardias Civiles, y los Quiñonero con Angelitas siempre vestida para ir a Misa y su hermano que era actor y se prodigaba por los veranos. Luis el de la tienda, los Camacho  y una familia al final de la calle que vendía quesos en la plaza y no recuerdo su apellido. Inolvidables don Antonio y sus hijos con la academia de baile. 



El Patio

Nada más salir de mi casa con la merienda después del colegio de Los Franciscanos, me iba con Diego el albañil que vivía en un patio de vecinos con habitaciones individuales y un baño común para todos. Eran los más humildes de la calle y recuerdo cuando mi madre me daba comida para Diego y media botella de vino que yo iba a comprarle a la tienda de Luis.


Eran los más queridos por todos debido a sus necesidades y recuerdo que los futbolistas del Almería que vivían por allí le daban entradas para el fútbol porque era muy aficionado.


La tienda

Se compraba por la mañana y por las tardes. Allí estaban siempre Luis y María que eran de Serón y formaron una familia, y hasta les dio para hacer un bloque de pisos en la esquina. No me da vergüenza decirlo pero comprábamos ‘fiao’ porque a mi padre no le pagaban puntualmente y cuando cobraba nos poníamos al día. Si, Luis era un Santo y María la reina de la casa y muy querida por todas las vecinas porque despachaba bien y siempre te daba de más.


Las modistillas

La vida de don Francisco el maestro da para un libro. Lo recuerdo escuchando ‘La Pirenaica’ con una manta en la cabeza para que no lo pillaran los guardias. Mi padre decía que era ‘Rojo’ y no lo entendía. Las pasó ‘canutas’ y lo mandaban a los pueblos más lejanos y tuvo que ‘trocear’ la casa con una vivienda arriba (la nuestra), y un taller de modistillas que me daban ‘jaboncillo’ para pintar por el suelo.


Mi madre era de su misma edad y les hacia café caliente y la querían mucho. La ‘jefa’ era doña Angelina que recibía los encargos de doña Paca de la calle Regocijos: eran familia las dos.


Doña Ascensión

Al cuidado de la fe de la calle y de las buenas maneras estaba doña Ascensión y sus hijos Paquito y José Mari, que estudiaban en La Salle. El primero se hizo médico y se fue a Francia y el segundo sacó Magisterio y acabó sus clases en Adra donde vive feliz. Siempre íbamos a su casa de la segunda planta a enseñarle las buenas notas y nos daba cinco duros de aquellos tiempos.


Por su salón pasaban las ‘beatas’ de la calle a rezar el rosario y mi madre se las veía negras para justificar su ausencia. El rosario era sagrado en la calle.


Una médica

Doña Juana Pardo Rueda salió en ‘El Pueblo’ que era un diario muy leído en Almería. Fue la médico más joven de España en el 1968 de la promoción de 1963 y guardo la contraportada porque me la regaló. Yo soy su ahijado y tengo tres nombres porque ella quería que me llamara Carlos, y mi padre Antonio Miguel por mis dos abuelos. En la Iglesia de San Sebastián me tuvo en sus brazos y el cura me puso 3 nombres.


Se enamoró mientras estudiaba de José Herruzo, un afamado médico madrileño con el que se casó. Los dos trabajaban en el Hospital de La Paz, y un día llegaron con su Jaguar rojo que fue la admiración de la calle. Las vecinas en los balcones y me dijo “Antonio Miguel, sube al coche”. Curioso, me llamaba así la que me puso Carlos. Bajamos el Paseo de Almería y la gente miraba.


A sus padres no les gustaba que las vecinas murmuraran de la médico más joven y más guapa de la calle del Magistral Domínguez.



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