Almería es una provincia trabajadora y madrugadora a la que nadie le ha regalado nada y sus gentes saben aplicarse en la tarea. El día no tiene horas para algunos, y para otros todo comienza con un buen café y abrir las calles para los demás.
Es un placer al que nadie renuncia, solos en la madrugada como aquella película de la Radio con José Sacristán, ellos se conocen y ponen el despertador a tiempo para afrontar el día con toda la fuerza.
La farola del mar
A las 6 de la mañana no ha abierto todavía el ‘Chino’, de una Cruz de Caravaca que ha visto pasar la vida clavada en su pedestal. Esa cruz de caminantes que la saludan y le rezan rumbo al trabajo.
Siempre a las 6 de la mañana se ponen las mesas en la puerta de ‘La India’ y se ilumina el barrio. Pasan por su barra los que llevan prisa y ni se sientan, y los que tienen más tiempo de saborear un buen café. No pueden faltar los jubilados que saludan al nuevo día hablando malamente del Gobierno.
El camarero no ha visto que he tirado fotos del entorno para dejar constancia de que el café caliente se puede disfrutar en plena madrugada. El Faro de ‘La India’ ilumina la jornada en el barrio de la Cruz de Caravaca. Amanece un nuevo día. Todos a sus puestos. Otra noche que alumbra la farola del mar, como dice la canción.
El termómetro
Al cruzar la calle Granada en la farmacia hay que mirar la hora y la temperatura para luego comentarla con los más madrugadores de una ciudad que se despierta. Encima de ‘La India’ hay un pueblo que se llama edificio Los Enlaces de más de 8 plantas con familias trabajadoras que disfrutan de ese trocito de Almería tan singular.
Tienen de todo y su amplio espacio da cabida a la demanda durante toda la jornada, pero ‘La India’ más bonita del día es la de las 6 de la mañana cuando el camarero abre sus puertas y la cafetera empieza a despachar ese oro negro que nos da la vida.
A nadie le importa
Cada uno va a lo suyo en la madrugada. Unos suben a La Molineta con el chandall haciendo deporte. Ellas van hablando haciendo senderismo camino del ‘Cordel de la Campita’, que cada día coronan para luego volver y devorar el desayuno de ‘La India’. Abre la farmacia y el director del Cajamar, Raúl Fernández, da los buenos días y comenta otra derrota de su Almería. Raúl sabe mucho de fútbol y el equipo de sus amores lo tiene malo porque no hay manera.
Nos cruzamos y unos nos saludamos y otros no. Cada loco con su tema y Almería con todos y esa Cruz de Caravaca que da nombre a un barrio ve como poco nos importa lo que va sucediendo, porque llevamos prisa y la cabeza llena de gaitas.
Mirando el móvil
Cuando en ‘La India’ son las diez de la mañana ya se han despachado cientos de cafés y en las mesas de fuera se colocan los teléfonos móviles y cada uno mira el ‘wasap’ por si las moscas. Hablan poco y sin reparar en el que les acompaña, pagan y se levantan. Se habla poco ya en el café: no nos comunicamos. Maldito móvil. Con lo que nos ayuda en todo y nos debilita en las relaciones sociales en determinados momentos. Con el móvil no nos aclaramos porque tanto bueno como de malo reporta al que lo tiene en sus manos.
Las nuevas tecnologías nos separan y echo de menos ese almeriense castizo que se pone delante de ti con la tostada en la mano y te lanza un “qué diceeees”. Estos se están agotando. Es ley de vida. Hasta los castizos ya te lo dicen todo por ‘wasap’.
Juan Muñoz
Cuando abre el ‘Merca China’ comienza a funcionar a pleno rendimiento el edificio los Enlaces. Justo a la espalda de ‘La India’. Se llevan bien y hasta se anuncian en sus paredes. El dueño de la cafetería, Juan Muñoz, nos dejó en julio del 2023 y era muy querido y servicial con los almerienses y con los que venían de fuera.
Él, cuando hizo ‘La India’ no podía imaginar que su establecimiento iba a ser el faro de la Cruz de Caravaca y que iba a encender cada uno de los días a las seis de la mañana poniendo las mesas como los vendedores montan los mercadillos.
Son los que ponen cada día las calles de esta ciudad y se merecen un buen café. Ellos le dan vida y son el alma de un trocito de ciudad tan importante como cualquier otro. Nadie está solo en la madrugada porque los almerienses ponen muy pronto las calles, nos cruzamos y nos saludamos unos si y otros no.
La vida del barrio
El que no haya pasado por ‘La India’ que tire la primera piedra, porque es uno de los referentes de esta ciudad y viendo la vida pasar por su barra y en sus mesas mirando a la vieja Cruz de Caravaca comparten sueños y realidades, verdades y mentiras de ese día a día que comienza tan temprano a la luz de un faro lleno de vida, que solo se apaga cuando algunas veces cierra por descanso del personal, pocas veces.
En ese cruce de caminos hacia el centro por la calle de Granada, hacia La Molineta por el norte y con La Rambla y la Carretera de Ronda a sus espaldas, es imposible perderse si partes de la puerta de ‘La india’ donde con un buen café en el cuerpo salen los almerienses a trabajar con ganas de comerse el mundo: porque el sol sale para todos y tenemos que aprovechar cada rayito.
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