La radio que escuchaban los almerienses a mediados de los años 50 iba dirigida en buena medida a la mujer, sobre todo a esa hora de la tarde en que eran ellas las que estaban en las casas y mientras hacían sus trabajos podían permitirse el pequeño placer de hacerlo escuchando su emisora favorita.
Algunos de aquellos programas hoy estarían prohibidos porque probablemente serían tachados de machistas. Radio Almería empezaba entonces su programación a las doce de la mañana con una apertura musical que duraba media hora, hasta que llegaba la emisión del programa ‘Para la mujer y el hogar’, donde se alternaban las canciones con consejos dirigidos al género femenino, relacionados casi siempre con lo que entonces se consideraban sus labores, restringidas al ámbito del hogar.
Radio Juventud de Almería empezaba sus emisiones a la una de la tarde y la mayoría de los programas eran musicales, salvo los concursos locales que tanto éxito tenían y entre los que se encontraba el recordado ‘Coser y cantar’, que seguramente hoy no se podría emitir ya que estaba enfocado hacia todas esas mujeres que a las cinco de la tarde tenían que cumplir con lo que entonces se consideraba su ‘ineludible’ tarea de coser y planchar.
Aquella radio tenía un público femenino mayoritario. Era el consuelo de nuestras madres cuando por la tarde los niños nos íbamos al colegio y ellas se quedaban recogiendo la mesa y fregando los platos con el mandil sobre la cintura y los dedos arrugados del agua y del Tu-Tú. La radio las aliviaba de la soledad de las casas cuando no había otras manos que las suyas para fregar los suelos, planchar, coser, lavar y tender la ropa.
Aquella radio de los cincuenta llenaba de emociones y aire fresco las casas, y las palabras de los locutores calaban hasta el fondo, cargadas siempre de ese mensaje de esperanza que llevaban implícitas. Hasta en las casa más humildes, antes de que llegaran las neveras y de que las familias dejaran de calentarse los inviernos con los braseros de cisco, la radio fue la alegría de las tardes por grises que fueran.
Radio cómplice, fiel compañera de mesa de camilla y café, refugio de varias generaciones que aprendieron a soñar escuchando los amores imposibles de las radio novelas, las emociones de los discos dedicados o la inocencia de los anuncios, tan simples y pegadizos, de aquella época.
Radio pegada a la calle, abierta al público, esperando siempre una llamada para mezclarse con la gente. La radio formaba parte de sus vidas como uno más de la familia y cualquier suceso que ocurriera en la ciudad se convertía en gran acontecimiento si pasaba por las ondas de la radio.
En el invierno de 1959, toda Almería se conmovió con un episodio que tuvo como protagonista a una gitana de las cuevas de la Fuentecica que dio a luz en mitad de la calle mientras trataba de llegar al Hospital Provincial. El incidente hubiera pasado desapercibido de no ser porque Radio Juventud, a través de su programa ‘Coser y cantar’ se encargó de hacer de este episodio un asunto de interés general.
Los locutores Sigifredo Ortega y Emilia Martín invitaron a todos los oyentes a que colaboraran con la familia de la pobre niña nacida a la intemperie, que pasó a ser ahijada del programa. El público se emocionó con la historia y durante aquellos días cientos de personas se pasaron por los estudios de la emisora para entregar sus aportaciones: ropa, juguetes, comida, dinero y hasta una mascota le llevaron a la niña.
Unas semanas después, durante la emisión de ‘Coser y cantar’ se le hizo entrega en directo a la familia de todos los obsequios que se habían recibido. El caso de la gitanilla de Radio de Juventud llegó a hacerse tan popular que en el barrio de la pequeña, el arrabal de las cuevas de la Fuentecica, organizaron una gran fiesta para el día del bautizo. Las grandes estrellas del acontecimiento fueron Sigifredo y Emilia, los locutores de Radio Juventud, que además actuaron como padrinos de la niña en la ceremonia que se llevó a cabo en la iglesia de los Franciscanos. A la recién nacida le pusieron María del Mar Joaquina Muñoz.
‘Coser y cantar’ se convirtió en el programa estrella de las tardes de la radio almeriense de finales de los años cincuenta. No había un solo taller de costura en la ciudad donde a las cinco de la tarde no sintonizaran Radio Juventud. El programa llevaba la esencia de la radio de entonces, que era el entretenimiento, la necesidad de acompañar a la gente, de hacerle pasar un rato feliz a base de numerosos concursos y de regalos que la mayoría de las veces eran pequeños artículos que donaban las empresas colaboradoras. Pero en aquellos tiempos, cualquier detalle era una ilusión para la gente que lo recibía.
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