El puesto de frutas de Rachid, en el mercadillo de los lunes de la explanada del campo de fútbol ‘Power Horse Stadium’ rebosaba de actividad en el día de ayer. A viva voz, uno de los muchachos que atendía el negocio, despachaba con rapidez tanto en árabe como en español. No hay un minuto que perder, pues las horas de la víspera del fin del sagrado ayuno terminan y hay que abastecer a los clientes que buscan las compras de última hora.
“Es fundamental los dátiles y los dulces para finalizar el Ramadán”. explica Rachid. La actividad comercial en el mercadillo de los martes fue intensa, y la comunidad musulmana, muchos de ellos vecinos de los barrios de Los Molinos y El Puche buscaban los ingredientes faltantes para celebrar el ‘Aid-El Fitr’ (La fiesta del rompimiento del ayuno”.
A la caída de la tarde, la carnicería de Mahjjub Rguiba se convertía en un continuo trasiego de mujeres musulmanas en busca de pollo y cordero y algunas veces dulces. Si bien es cierto que por tradición los dulces se hacen en casa, existen casos excepcionales en los que la agenda no permite el tiempo necesario para elaborar estas pastas, unas manos anónimas y artesanales abastecen a los comercios musulmanes de estas delicias de frutos secos, miel y sésamo. “Estos dulces me los hace una mujer”, explica Mahjjub.
Una cena para no sentirse solo
El barrio de el Quemadero ha contribuido con la celebración de este Ramadán. Teniendo en cuenta la iniciativa realizada por la Asociación Almería Acoge, algunos comercios de este barrio capitalino, entre los que se encuentran carnicerías y cafeterías, aportaron dátiles, bebidas y otros productos alimenticios para poder hacer más fácil o posible la ruptura del ayuno o ‘iftar’.
Almería Acoge celebró durante este mes varios ‘iftar’ en los que más de 50 personas sin entorno familiar compartieron cena, festividad y fe. Estos eventos se realizaron gracias al apoyo de los voluntarios de la asociación, así como a la colaboración del vecindario que por sensibilidad religiosa no han dudado en cooperar.
La mañana de hoy es un día especial. Acaba el ayuno y se celebra el ‘Aid-El Fitr’ y comienza un nuevo camino de cara a todo. “El musulmán durante este mes debe desintoxicarse, no es sólo cuestión de no comer o beber”, con estas palabras, Kauzar, empresaria de eventos en Almería, hace referencia al ejercicio de introspección que simboliza el Ramadán y al esfuerzo de crecer espiritual y personalmente. “Se refuerza la identidad de grupo, se incrementan las prácticas religiosas y buscamos una mejor versión de nosotros mismos”.
No obstante, y aunque la penitencia vaya por dentro, realizar el mes de ayuno en un país no musulmán, no va exento de contratiempos. “Compatibilizar los horarios de trabajo, o comerciales, por ejemplo, es un contratiempo. En el caso de la mujer, es algo más complicado para conciliar, llegas de trabajar, te encargas de los niños y preparas la cena del ‘iftar’”, llevar ese ritmo de vida durante un mes de ayuno tiene que pasar pasar factura, al menos al ánimo.
Kauzar señala que las relaciones sociales también se ven afectadas, sobre todo si se tienen amistades no musulmanas. “Ah que no me acordaba que estabas de Ramadán...” esa es una de las frases a la que Kauzar responde con su mejor sonrisa a sus amigas cuando le proponen ir a desayunar.
El colorido y la familiaridad es un aspecto fundamental. Después de tomar los 3, 5 0 7 dátiles del ‘soohor’ (el desayuno antes del amanecer), las madres visten con ropa nueva a sus hijos (una recomendación islámica) para acudir esta mañana al estadio para la oración del ‘Aid’. Una vez acabada, volverán a sus casas para celebrar con dulces y té el fin de Ramadán. Las niñas visten como pequeñas princesas árabes con ‘kaftanes’ de vivaces colores y coronas, y lucen dibujos con henna en sus manos para desear a sus familias ‘Aid Mubarak’.
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