Una boda de postín en los felices años veinte

Los fuentes y los Aynat, de Garrucha y Tíjola eran dos de las familias más poderosas de Almería

Los novios, Antonio Fuentes y Margarita Aynat, 1924, en Tíjola. Flanqueándolos, Simón Fuentes Caparrós y Concha Berruezo.
Los novios, Antonio Fuentes y Margarita Aynat, 1924, en Tíjola. Flanqueándolos, Simón Fuentes Caparrós y Concha Berruezo. La Voz
Manuel León
14:00 • 13 abr. 2024 / actualizado a las 20:44 • 13 abr. 2024

Fue una boda de alcurnia en un pueblo modesto del interior de la provincia, un municipio donde nunca pasaba nada y que ese día soleado se vio alanceado por chevrolets oscuros, sombreros de copa y vestiditos de organdí; fue una boda de postín, quizá el acontecimiento social del año en la Tíjola de 1924, en esos felices años 20 en los que los ricos parecían cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres; fue una boda fastuosa, en la que no faltó el champán y la langosta, los habanos y el legítimo moka. Se casaban Antonio Fuentes y Margarita Aynat, eslabones de dos familias patricias de la provincia, él de Garrucha y ella de Tíjola, la localidad donde está tomada la imagen. Los Aynat procedían de Valencia y se habían llevado bien con la Corte desde hacía siglos. Un antepasado de la novia había sido el Corregidor que  aparece en El sombrero de tres picos de Pedro Antonio de Alarcón. En ese distrito del alto Almanzora compraron extensas fincas y numerosas propiedades. Los Aynat, en la época de los baños, bajaban a Garrucha, y allí se conocieron, en el verano de 1920, los contrayentes.  Él era hijo de Pepón Fuentes, el administrador de la casa Simón Fuentes Caparrós, y había estudiado farmacia en Granada. Al tiempo del casamiento ya había abierto una botica en la calle Mayor de Garrucha y en cuestión de unos pocos años, esa pareja de recién casados de la foto, fueron trayendo al mundo a seis hijos: José, Lola, Concha, Manolo, Margarita y Simón.



A la derecha del novio, actuando de padrino, con sombrero, aparece don Simón Fuentes Caparrós, uno de los próceres de la provincia, un cacique con sentimientos al que apodaron en su época como el ‘rey del esparto’.



Al lado de la novia emerge, toda de negro y tocada con sombrero, una especie de matrona del renacimiento, doña Concha Berruezo Gerez, la esposa de don Simón, una mujer con mucho poderío en la época, iniciadora de una saga fecunda que aún puebla la provincia.



Los Fuentes y los Berruezo son historia viva de Garrucha y Carboneras, pero también de Antas, de Cuevas del Almanzora y de otros muchos lugares de Almería, Murcia y Granada. 



Simón Fuentes Caparrós nació y murió en Carboneras, pero vivió casi toda su vida en Garrucha, hasta donde llegó muy joven al ser una zona con mayores recursos por su rada y mucho más futuro en esa época del último tercio del siglo XIX. Era hijo de José de Fuentes Ruiz, alcalde y juez municipal de Carboneras, y de Juana Caparrós Soto. Eran los Fuentes, una familia de tradicionales exportadores de esparto y otros recursos del país como la barrilla. En torno a 1878 se trasladó Simón a Garrucha junto a dos primos -José Fuentes Caparrós (padre del novio) y Francisco Fuentes Caparrós- para aprovechar su rada para el comercio de pleita y esparto.



Al poco tiempo se casó allí con Concha Berruezo Gerez, hija de Francisco Berruezo López, uno de los prohombres de esa Garrucha iniciática y decimonónica. Tuvieron seis hijos: Francisco, Juana, María, José, Catina y Concha Fuentes Berruezo.



En Carboneras quedó un hermano de don Simón, Francisco Fuentes, compartiendo negocios y viviendo en la casona que hoy es el Ayuntamiento de Carboneras. Había otro hermano más, Antonio, al que apodaban El Cometa.



José Fuentes Caparrós, el padre del novio, se casó con Tadea Fuentes Cano y uno de sus hijos, Simón Fuentes  Fuentes fue el primer alcalde de la II República en Cuevas del Almanzora, quien consiguió el primer Instituto y padre, a su vez, de Tadea Fuentes, poetisa, lingüista y una de las alumnas predilectas de la profesora Celia Viñas.


Don Simón prosperó rápidamente en los negocios, abriendo almacenes de esparto en Garrucha, Baza, Águilas, Cieza, y Lorca, además de Carboneras, en poder de su familia, con la que continuaba manteniendo flujo comercial también como administrador de tabacos. Arrendaba grandes extensiones de atochares por la provincia de Almería y Granada, principalmente en las zonas de Huéscar y Cúllar, en los montes de Lúcar, donde tenía como encargado a Joaquín Quesada Núñez, y en toda la comarca del Almanzora, utilizando para el transporte el tren hasta su salida por barco rumbo a Inglaterra para la confección de calamentos. También abrió oficina de banca como corresponsal del Banco de España y su casona, que aún se mantiene en la plaza de la Ermita de Garrucha, fue sede del viceconsulado noruego y por ello se salvó de ser confiscada por las milicias durante la Guerra Civil. En esa vivienda palaciega se hospedaron políticos de la época como Augusto Barcia, Canalejas y el capitán Kindelan, que fue salvado de las aguas y llevado a Garrucha tras haber caído al mar con un globo aerostático.  


En política actuó cerca del reformismo, destacándose, él y el resto de la saga Fuentes, como ferviente seguidor de Augusto Barcia, como diputado a Cortes por el distrito de Vera -quien después fue ministro- en clara rivalidad con los Giménez de Vera y Antas, de corte conservador. Don Simón, junto a Pío Fernández, de Albox, y Vicente Ferrer, de Vera, formó el Triunvirato de las tres efes. Los Fuentes también exportaron mineral de hierro de Carboneras y Mojácar por el puerto de Garrucha, aunque el esparto fue siempre su negocio principal.


Simón Fuentes falleció de una hemorragia cerebral con 76 años, en julio de 1934, cuando se encontraba en su cortijo del Algarrobico, en Carboneras. Los empleados de la casa y del negocio del esparto se fueron relevando para llevar su ataúd a hombros los veinte kilómetros que lo separaban de Garrucha. En la puerta se colocó el féretro y por delante desfiló todo el pueblo. Durante una década se estuvo diciendo una misa mensual por su  eterno descanso. 


Simón Fuentes fue un personaje carismático, querido, que cuando hacía temporal daba una perra gorda a cada pescador de Garrucha que hacía cola con la palma de la mano extendida delante de su casona. Tras su fallecimiento se hizo cargo de los negocios de espartos su yerno, el abogado José Sánchez Sicilia.



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