El embajador de la CASI

Se llama José del Pino Sanz y nació en Almería. Todo lo demás lo van a conocer paso a paso. Sirva de presentación que vivía en las ‘Casitas de Papel’ y que su padre trabajaba en ‘La Magnesita’, Minas de Gádor, que era la empresa. José del Pino Escobar de Pechina y María Sanz Vázquez de Adra eran sus padres. Lo mejor está por venir. Estudió en los colegios del Barrio Alto y de la calle Granada hasta llegar a la Escuela de Formación, y hacer Ajustador Matricero antes de que lo fichara el Melilla para el tiempo de la Mili y se pegó 7 años en la Ciudad Autónoma.

Juan Iniesta Salas, ‘Basora’, era compañero en el Hispania al que llegó de la mano de Matías Pérez siendo infantil.  En casa de los ‘Basora’ conoció al amor de su vida, Carmen, con la que formó una familia donde David, Alberto y Estefanía les hicieron abuelos. Como futbolista alcanzó la gloria y ganó dinero, pero fue en la Cooperativa San Isidro, CASI, donde fue feliz como embajador por Europa abriendo mercado. Sin saber inglés, pero pagando intérpretes.

Vamos a ordenar su vida. 

Nací en Almería en 1946. Soy de las ‘Casitas de Papel’ y he jugado al fútbol en el Hispania, Melilla, Palencia, Andorra y el equipo de LA VOZ DE ALMERÍA.

¿Y la Escuela Formación? 

Estuve tres años y acabé la carrera y de allí me fui a la Mili en Melilla.

¿Las pasó canutas? 

Y que lo digas, porque Matías Pérez no me daba la carta de libertad y el Melilla no me ‘enchufaba’ en el cuartel si no jugaba con ellos. Al final convencimos al presidente del Hispania y me pegué una Mili de ‘señorito’ como futbolista.

Firma un año y luego... 

Me quedo allí y nos casamos en Almería y vivíamos muy felices, pero Melilla es muy pequeña y pasaron 7 años volando y firmé en  Palencia y al Andorra donde nacía mi hijo Alberto. Mi suegro me dijo que tocaba volver a casa y nos vinimos.

¿A la aventura? 

No, yo tenía que dar de comer a mi familia y empecé a trabajar en Níjar en una empresa de la Caja Rural que se llamaba Copavirán.

De un campo a otro. 

Yo no tenía contacto con los animales y hacía labores administrativas en esta empresa, pero la compraron de Granada y se acabó.

¿Cuándo firma por la CASI el contrato de su vida?

Yo entré a trabajar para ganar un sueldo y en el año 1.978 había mucho por hacer. Fui creciendo. Tuve cuatro o cinco presidentes y me fui ganado la confianza de ellos y crecí tanto que me hicieron relaciones públicas. Antes también trabajé con Montajes Miras.

Luego le ascienden a embajador de la CASI. 

Para toda Europa, me faltan pocos países que conocer y donde más tiempo estuve fue en Polonia. Un año entero y casi hablo el idioma.

¿Qué nivel de inglés tiene? 

Ninguno. No me hizo falta porque yo sabía rodearme de personas que me iban traduciendo y todo era más fácil. En Almería estaban muy contentos conmigo y en los 25 años de la CASI dejé muchas puertas abiertas.

Un hombre feliz. 

Totalmente. Pagaba intérpretes y no se me cerraba ninguna puerta. Cumplía con la labor que me encomendaban y lo peor de todo fue volver a Almería porque me cambiaron de sección y me dieron la de cobros y no dormía por las noches de tanto dinero que manejaba.

¿Se jubila en la CASI? 

Con 65 años lo dejé sabiendo que hicimos mucho trabajo que ahora disfruta una de las mejores empresas de España. Mereció la pena.

Ganaría mucho dinero. 

Yo siempre he trabajado para que nada le falte a mi familia que es lo que me enseñaron mis padres.

Vaya regate. Hablemos de fútbol. 

El de ahora no me gusta y el de mis tiempos tenía muchos maletines. He conocido todo de este deporte.

Yo le vi jugar y le pité 

Nunca jugué en el Almería y cuando era su rival hacía grandes partidos. Me pitaban porque no me conocían. Solo que era de Almería y jugaba en el Melilla. Poco más.

¿Y ahora qué hace Del Pino? 

La familia. Carmen, ‘Basora’, los hijos, los nietos, los amigos. Tengo para entretenerme como zapillero lejos de mis amadas ‘Casitas de Papel’ de donde vengo.