Desde el pasado miércoles día 1 de mayo, la ciudad de Almería cuenta con un espacio cautivador y mágico, en el que vivir una experiencia única, donde arte e historia se dan la mano en cada rincón. Ya ha abierto sus puertas, como alojamiento turístico-cultural, La Casa de Lorca, una vivienda de 80 metros cuadrados en el bajo de la casona en la que el gran poeta universal vivió cuando era niño.
El pasado mes de diciembre, el ilustrador almeriense Antonio Lorente compró este inmueble que, tras cuatro meses de duro trabajo, junto a su pareja, familiares y amigos, y de cuidar cada detalle con mimo, es ahora un precioso alojamiento que ofrece mucho más que un techo bajo el que pernoctar. En su interior se respira Federico en cada habitación, con una temática que gira en torno al poeta, que llegó a Almería con siete años de edad en 1906 para ponerse bajo la tutela del maestro Rodríguez Espinosa, que da nombre a la plaza en la que se encuentra la casona del siglo XIX.
Proceso
“Ha sido desbordante pero muy apasionante. Se ha convertido en el proyecto de mi vida”, asegura Lorente, cuyas manos han ido dando forma en los últimos meses a este alojamiento cargado de cultura en el que “todo se ha empezado de cero”. Ahora es un espacio sofisticado, con todas las comodidades, pero no ha perdido “su esencia antigua”.
No se ha tocado nada de lo que se mantenía de 1860 en buen estado y también se ha respetado la reja abollada por la onda expansiva de una bomba durante la Guerra Civil. Se han restaurado puertas y marcos de ventanas, colocado interruptores de madera y porcelana y su propietario ha decorado cada pared con sus propias obras, con primeras ediciones de libros de Lorca y otros autores, documentos y fotografías relacionadas con el influyente escritor de Fuente Vaqueros.
“Queremos que la gente que venga ame lo que está viendo, que respete el espacio y al poeta”, afirma Lorente, que recalca que “la unión de Federico con Almería es alucinante, no es solo que viviera aquí, es que aquí surgió su amor por la poesía”. No es de extrañar que esta tierra esté muy presente en su obra, algo que el artista quiere poner en valor con este proyecto que ya es una realidad.
Y todo eso es lo que pueden encontrar sus huéspedes con los distintos códigos QR de contenido audiovisual en los que se explica desde la historia de la casa a la influencia del maestro a Lorca, pasando por el miedo al mar del poeta e incluso su muerte. Toda la casa, con dos habitaciones con camas de matrimonio, cocina, baño y salón, está llena de información, de recuerdos, poesía y amor por la figura de Federico.
La luz natural que entra por el ventanal del salón, ilumina un gran mural del Cortijo del Fraile. El aire fresco de la plaza se cuela entre las rejas y mece al ritmo de las campanas de la Catedral el alma de un poeta universal que ha vuelto a Almería más de cien años después.
Una yincana con regalo para los huéspedes
La experiencia de alojarse en esta casa en la que vivió Lorca de niño también ofrece a los huéspedes una yincana con una preciosa recompensa. Deben buscar distintas letras escondidas por diferentes elementos del alojamiento para formar una palabra con la que abrir una caja de madera en la que hay cuatro ilustraciones firmadas por Antonio Lorente.
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