Miles de hectáreas se quedarán sin cultivar a causa de la sequía

A partir de la Semana Santa las borrascas se han paseado por la mayor parte del territorio nacional, lo que ha supuesto un alivio importante del déficit hídrico acumulado en los siete primeros meses del Año Hidrológico 2023-24.

Pero la distribución de esas precipitaciones no ha sido en modo alguno homogénea y al área del sureste español, fundamentalmente Almería y Murcia, les ha correspondido la peor parte en ese reparto.

Así lo han puesto de manifiesto las organizaciones agrarias Asaja y Coag y la patronal del sector a través de Cooperativas Agroalimentarias, que calculan que en lo que se lleva transcurrido del Año Hidrológico se ha recogido en Almería en torno a un 70 por ciento menos de lo considerado ‘normal’ en base a los datos históricos.

Ratifica esa situación alarmante la Federación de Regantes de Almería (FERAL), cuyo presidente, José Antonio Fernández, pone el acento en el grave décifit que arrastra la comarca del Almanzora, donde las comunidades ya han advertido que se reducirá la superficie cultivada en unas 5.000 hectáreas, en torno al 20 por ciento de lo que es habitual cuando se puede disponer de recursos suficientes.

Previsiones

El problema es ya importante para los agricultores y ganaderos, pero el temor es que pueda llegar a ser dramático en el caso -muy probable por otra parte- de que se cumplan las previsiones que apuntan a un verano caluroso y extremadamente seco.

Si el Bajo Almanzora ya calcula que se tendrán que dejar de plantar, por esa falta de agua, en torno a las 5.000 hectáreas, no son mejores las perspectivas de otros cultivos de esta comarca, pero también en el medio y alto Almanzora, Los Vélez o el Nacimiento, en todos los casos con un descenso importante en sus precipitaciones.

Desde Asaja hablan de que más de 16.500 hectáreas de cereales no tendrán este año rendimientos para cubrir los costes. No mucho mejor es la situación del almendro, un cultivo en el que Almería ocupa los primeros puestos a nivel andaluz y nacional, porque de las 46.000 hectáreas se espera para este año una pérdida de al menos la mitad de la cosecha habitual “porque a causa de la sequía ha habido una falta de cuaje que ha provocado el aborto de muchos de los frutos”, apuntan desde Asaja.

El preocupante panorama lo completan los ganaderos que, según las organizaciones agrarias, se ven forzados a afrontar una situación que califican de ‘agónica’ porque un invierno y una primavera extremadamente seca han reducido a su mínima expresión las áreas de pastos, obligándoles a un sobrecoste en la alimentación que para muchos es prácticamente inasumible.

La denuncia de esta situación se ha completado en estos últimos días con peticiones de auxilio dirigidas a todas las administraciones, desde la andaluza al Gobierno Central o la Unión Europea; buscan ayudas extraordinarias por el ‘lucro cesante’ de la actividad agraria y ganadera (las pérdidas por la sequía), pero también políticas en materia de infraestructuras hídricas para el futuro.