La fiebre del cine: Almería 1955

En las fiestas de invierno del 55 se organizó un festival

La actriz Elena Espejo, Juan Núñez de Radio Juventud, Palencia de Radio Almería, Echarri, director general de cine, Encarna Sánchez, Bernabéu e
La actriz Elena Espejo, Juan Núñez de Radio Juventud, Palencia de Radio Almería, Echarri, director general de cine, Encarna Sánchez, Bernabéu e La Voz
Eduardo de Vicente
21:01 • 02 jul. 2024

Una estrella del cine no pasaba desapercibida, mucho menos cuando subía y bajaba por el Paseo envuelta en esa aureola de semidiosas que tenían las actrices de antes. Cuando Elena Espejo caminaba frente a la puerta del Hotel Simón, en una mañana de sol apacible del invierno de 1955, la gente se detenía para mirarla porque causaba impresión: aquel peinado de París con una redecilla cubriéndolo el pelo, aquellos amplios pantalones grises que solo se veían en las películas y en las fotos de las revistas del corazón y sobre todo, aquel jersey blanco tan ceñido al cuerpo que acentuaba los dulces perfiles de sus senos que parecían tallados por un escultor.



A su lado iba Rosita Palomar, otra actriz de la época que caminaba como una reina sobre unos tacones que acentuaban su sensualidad. Iban pintadas de verdad, sin la timidez con la que se pintaban la mayoría de las mujeres de entonces, con ese toque distinto que las diferenciaba del resto porque eran famosas, porque salían en las películas, porque ganaban lo suficiente para ser más libres e ir por la calle vestidas de domingo aunque fuera un lunes cualquiera.



Elena y Rosita iban por el Paseo derrochando elegancia y ganándose las miradas ajenas. Lo hacían acompañadas de Juan de Orduña, el célebre director de películas como el Padre Pitillo y La Lola se va a los puertos, que el público almeriense se sabía de memoria. Habían venido a Almería para participar en el Festival Cinematográfico que organizó el Ayuntamiento en enero de 1955 como colofón de las fiestas de invierno que por aquellos años celebraba la ciudad para atraer la atención  de España. Como queríamos ser diferentes porque en ninguna parte del país tenían los inviernos de Almería, nos inventamos un ensayo de la Feria de agosto en los meses de diciembre y enero, lo que era una manera de decirle a todos que en esta esquina tan apartada del mundo, en este lugar remoto al que solo era posible llegar con trenes lentos y a través de carreteras infames, teníamos el privilegio de poder disfrutar del astro rey todos los meses del año. Aquel eslogan de “Almería, donde el sol pasa el invierno”, nos abrió alguna puerta que otra, sobre todo cuando la gente del cine comprobó que no era una exageración fruto de la propaganda turística.



Nuestras autoridades organizaron para rematar las fiestas de invierno un festival donde los protagonistas fueron personajes de la gran pantalla que estaban de moda en aquel tiempo. Vinieron las actrices Elena Espejo, Rosita Palomar y Charito León, que aunque no se sentaban a comer en la mesa de las grandes divas del cine, para el público de Almería, tan poco acostumbrado a codearse con artistas, rozaban el Olimpo de las diosas. Vino como invitado de lujo al director Juan de Orduña, que fue la gran atracción en la sala auditorio de la emisora de Radio Juventud, donde se emitió el programa ‘El cine desde los micrófonos’, en directo y cara al público, como era la radio viva de entonces. Allí estuvieron también los grandes locutores de radio de la época, entre los que se encontraba la joven Encarna Sánchez que daba sus primeros pasos en Radio Juventud. 



El Festival Cinematográfico sirvió para que la gente del cine descubriera por primera vez las posibilidades cinematográficas de Almería. Juan de Orduña dijo en una entrevista que los paisajes que había visto cuando llegaba en el tren, no tenían nada que envidiar a las famosas estepas americanas de las películas del lejano Oeste.



Un año después de la celebración del festival de cine y de que un director de la fama y el prestigio de Juan de Orduña nos descubriera, llegó a la ciudad uno de los primeros rodajes importantes que se llevó a cabo en Almería. Era una producción franco-española  bajo la dirección del cineasta francés André Cayatte, amigo íntimo del señor Orduña, que fue el que le recomendó a su colega los rincones almerienses cuando se disponía a localizar lugares para su película ‘Ojo por ojo’.





Temas relacionados

para ti

en destaque