El edificio que se marchita abandonado y ocupado en pleno centro de Almería

La antigua clínica de don Eusebio Álvaro, otra piedra en el camino hacia el casco histórico

Fachada de la calle Trajano de la antigua clínica de don Eusebio Álvaro.
Fachada de la calle Trajano de la antigua clínica de don Eusebio Álvaro. La Voz
Eduardo de Vicente
20:02 • 06 jul. 2024

Los turistas y los almerienses que escogen el camino de la calle Trajano para acceder al casco histórico se encuentran desde hace años con una desagradable sorpresa: el estado deplorable en el que se encuentra el noble edificio donde estuvo situado el sanatorio del doctor don Eusebio Álvarez Miguez. La casa tiene dos fachadas: la principal, donde está la puerta de entrada, da a la calle de San Pedro, mientras que la fachada lateral se extiende a lo largo de la calle Trajano con tres monumentales balcones y otras tantas ventanas de gran belleza. En una de las ventanas se aprecia la mano del hombre, con los hierros arrancados para facilitar el acceso al interior. Según cuentan los vecinos, el edificio, que era propiedad de la familia Álvaro, fue vendido hace unos años a un empresario que estaba interesado en montar un hotel. Después llegó la crisis provocada por la pandemia y desde entonces nada se supo del proyecto, quedando el inmueble en manos de una entidad bancaria.



Hoy forma parte de esa lista de edificios históricos que nadie quiere saber nada de ellos, contribuyendo con su estado de abandono a dañar la imagen de la ciudad en general y particularmente la de nuestro castigado casco histórico, ya que está dentro de la ruta más directa que comunica el Paseo de Almería con la Catedral, trayecto transitado a diario por cientos de visitantes.



La casa está ligada sentimentalmente a un tiempo: los años de la posguerra, y a una familia, la del doctor Eusebio Álvaro Miguez, que allá por 1940, nada más terminar la guerra civil, la habilitó para montar allí un sanatorio quirúrgico especializado en huesos y articulaciones. Don Eusebio fue uno de los médicos más célebres de su época. En 1934, tras superar unas oposiciones, ganó la plaza de médico de la beneficencia, formando parte del equipo de profesionales que ejercían su labor en el Hospital Provincial. Media Almería pasó por sus manos: si no te veía en su guardia del Hospital lo hacía en su clínica particular de la calle San Pedro. El sanatorio de don Eusebio fue parte de la historia de la ciudad durante treinta años, aunque hoy el edificio se encuentre en un estado de abandono absoluto sin una sola señal que nos recuerde qué fue y la importancia que tuvo.



No es el único edificio con solera que se encuentra aparcado en el rincón del olvido. Unos metros más arriba, en la Plaza Castaños, nos encontramos con una manzana de viviendas que son propiedad del Obispado, que llevan veinte años vacías esperando que llegue una buena oferta que les cambie la vida.



Frente a este bloque de casas destaca la del antiguo granero, que está a la espera de que comiencen de una vez por todas los trabajos de rehabilitación que la van a convertir en un edificio de apartamentos destinados al turismo. No es una buena noticia para el barrio, ya que lo que necesita esta zona de la ciudad para poder resurgir de sus cenizas es poblarse con nuevos vecinos, con vecinos de verdad, de los que se implican en los problemas del entorno, de los que compran en las tiendas cercanas y van a los bares próximos. Los pisos turísticos, que surgen como la mala hierba por todo el casco histórico, son un buen negocio para los dueños de los inmuebles, pero no aportan la vida que tanto necesita el barrio.






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