La rivalidad entre Adra y Almería

En la temporada 57-58 el Trafalgar de Adra y el Almería estuvieron compitiendo por el ascenso

El 26 de enero de 1958 el campo de Miramar de Adra registró el mayor lleno de su historia con la visita del Almería. En la imagen, once que presen
El 26 de enero de 1958 el campo de Miramar de Adra registró el mayor lleno de su historia con la visita del Almería. En la imagen, once que presen La Voz
Eduardo de Vicente
20:23 • 21 jul. 2024

En la historia del fútbol provincial, la que queda en la memoria de la gente, está escrita con letras mayúsculas la rivalidad que hubo entre Adra y Almería cuando en el deporte se proyectaban el honor y las esperanzas de los pueblos.



Hubo un tiempo en que Adra quiso competir de verdad con Almería, de tú a tú, diciéndole a la cara que el pueblo podía llegar ser tan importante como la capital, al menos a la hora de batallar en un terreno de juego once contra once.



Esta rivalidad surgió en una época donde Adra y Almería compartían la misma provincia, aunque estuvieran separadas por un abismo debido a la distancia que marcaban las malas comunicaciones. Ir desde la capital a Adra era un auténtico viaje en el que había que atravesar la temida carretera del Cañarete cuando los desprendimientos estaban a la orden del día y el laberinto de curvas de los kilómetros finales. A pesar de la lejanía, cuando se enfrentaban los dos equipos el acontecimiento se vivía como un derbi, como si se tratara de dos rivales que compartieran el mismo barrio y entre ellos estuvieran en juego sus señas de identidad. Los enfrentamientos entre Adra y Almería movilizaban a cientos de aficionados que se embarcaban en la aventura del camino para apoyar a su equipo.



De todos aquellos partidos que ambos disputaron hay uno que está marcado con rojo en la memoria colectiva de la afición. El 26 de enero de 1958, el campo de Miramar de Adra vivió el mayor lleno de su historia. En aquel tiempo el equipo representativo de la localidad llevaba el nombre de C.D. Trafalgar, en honor de una centuria de posguerra que se hizo célebre en aquella época por sus éxitos deportivos en disciplinas tan distintas como el baloncesto, el atletismo y el balonvolea.



El Trafalgar de fútbol también llegó lejos y en la temporada 57-58 compartió el mismo grupo de Tercera División con el Atlético Almería, cuando era una categoría profesional. Estar a la misma altura que el club representativo de la ciudad sirvió de motivación a las fuerzas vivas abderitanas, que se volcaron para poner en marchar un gran proyecto. Se formó una amplia junta directiva presidida por el empresario Joaquín Vázquez, que en su afán de engrandecer el club implicó a políticos y periodistas en su aventura. Para asegurarse el apoyo institucional nombró presidentes de honor del Trafalgar al Alcalde de Adra, Antonio Olmedo, y al Presidente de la Diputación, Lorenzo Gallardo.



Otro objetivo de la directiva abderitana era implicar a los pueblos cercanos, a esa afición que podía echarles una mano aunque no viviera en Adra, y nombró socios de honor del club a los alcaldes de Berja y Dalías. Pero no se quedó ahí su iniciativa y para ganarse el favor de la prensa, que entonces jugaba un papel fundamental a la hora de animar a la gente para ir al fútbol, extendió el título de socios de honor al director del diario Yugo, José Cirre, y a su redactor deportivo Manuel Falces, en un claro intento de tener amigos bien situados.



Aquella temporada de 1957-1958 fue grande para el fútbol almeriense. Los dos equipos llegaron a la jornada 22 casi igualados en la cima de la clasificación, con el Almería liderando el grupo. El 26 de enero se enfrentaron en el campo de Miramar jugándose ese primer puesto que daba derecho a jugar la promoción de ascenso.



El partido levantó tanta expectación que las gradas se quedaron pequeñas sin un solo centímetro libre. Se dijo entonces que más de dos mil seguidores del Almería se desplazaron a Adra y que hasta el cura del pueblo retrasó la misa del domingo para que sus feligreses pudieran asistir al acontecimiento deportivo sin enfadar al todopoderoso.


Aquel derbi acabó con la victoria por la mínima del Almería, que le sirvió para afianzarse en el liderato del grupo y para poner los cimientos del ascenso a Segunda que conseguiría unos meses después tras eliminar a doble partido al Getafe.


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