“No hagas que la moda te posea, sino que tú decidas lo que eres, lo que quieres expresar con tu forma de vestir y de vivir”, es una de las citas más célebres del mundo de la moda. Estas palabras, pronunciadas por Gianni Versace, otorgaron a la combinación de textiles la categoría de arte, pues al igual que una composición musical, escultórica, arquitectónica o pictórica, expresan la percepción interior del artista.
Se desconoce si Antonio Membrives, uno de los rostros más reconocidos de la capital, alguna vez llegó a escuchar estas palabras, pero desde luego que las ha seguido a lo largo de prácticamente toda su vida y ha demostrado con sus outfits tan extravagantes como elaborados que la moda, es un arte que no todos son capaces de entender y mucho menos de crear, pues para ello es necesario tener una mente que no siempre quiera encajar en los estándares de la sociedad.
Y es que lucir ropas inspiradas en Bob Esponja, el famoso dibujo animado; sudaderas fucsias donde Barbie, la conocida muñeca de Mattel, sea la protagonista; conjuntos donde los motivos del kamasutra pintados a mano sean el atractivo principal, zapatillas customizadas y gafas imposibles es un acto de valentía, pero también muestra de una increíble creatividad.
“Desde el momento en el que decidí darle un giro a mi vida y comenzar a vestirme así para no hundirme y llevar a cabo mi metamorfosis, comencé a trabajar con la diseñadora Eva Martín. Yo le explicaba mis ideas, poníamos en común nuestros pareceres, y ella las hacía realidad”, cuenta Membrives.
Su desatada imaginación y las habilidosas manos de la diseñadora son las responsables de que el armario de Antonio Membrives sea un museo de piezas de indumentaria únicas, desde abrigos de pelo de colores llamativos a gabardinas de cuero dignos de una estrella de Hollywood y por los que los amantes de la moda estarían dispuestos a pagar una considerable suma de dinero. “Tengo ropa que nadie tiene y piezas que sólo tengo yo”, se enorgullece el almeriense más conocido de la capital.
Para crear tal tesoro textil, Antonio Membrives no sólo explotó su creatividad y la de su diseñadora, sino que también buscó la inspiración en los escaparates de las boutiques de lujo que se encontraba en su camino durante los numerosos viajes que ha realizado al extranjero a lo largo de su vida. “En estos viajes también logré comprar auténticas joyas: una corbata de Versace, un chaleco de Dolce&Gabbana, gafas de Prada...”, recuerda este amante de la moda y propietario de ese llamativo conjunto con la cara de Peppa Pig pintada a mano.
No obstante, una vez llegado el verano, Membrives prefiere llevar otro tipo de ropa, piezas mucho más cómodas y transpirables, ideales para hacer frente a las calores de la época estival.
Aún así, por más sencillos que sean los conjuntos de Membrives en esta época, no dejan de pasar de desapercibidos, y no solo en esta ocasión. De hecho, el hombre cuyos ropajes son los más extravagantes de Almería recuerda con alegría todas las veces en las que lo han parado en la calle, en un club o en cualquier otro lugar para sacarse una foto con él.
Y es que no es de extrañar, pues a cualquiera le gustaría inmortalizar ese momento junto a ese individuo que luce prendas únicas que rozan la alta costura y que son igual de originales que llamativas. Y, desde luego que no hace falta decir que es su ropa la que le ha hecho reconocible ante los ojos de todo el mundo. “La gente no me conoce por mi nombre, sino por mi forma de vestir”, reconoce Membrives.
En el mundo de la moda, tanto los diseñadores, como las ‘it girls’, van precedidos de sus creaciones, son sus diseños y conjuntos los que hacen que su nombre sea conocido, porque al igual que en el arte, la obra da a conocer al autor. Y esa ha sido la clave del éxito de Membrives como una de las personas más reconocidas del panorama almeriense. Pues su combinaciones estrafalarias han dado a conocer su nombre pero también son el reflejo de un fuerte deseo de constante cambio, ese que Membrives se propuso hace ya tantos años y con el que continua a día de hoy y que tanto nos sorprende.
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