Esta es la historia de un amor. El reflejo de una ilusión que sigue hacia la eternidad. La despedida de Mari Lola de Manolo, una pareja a la que solo ha separado físicamente la muerte porque sus almas y sus corazones están unidos para siempre. Con el dolor y un nudo en la garganta este domingo Mari Lola se puso a redactar con su hijo Jesús en unas pocas líneas toda una vida de ilusión y alegría que tuvo un comienzo y para ella no ha llegado ni va a llegar un final porque: "Nuestros 25 años son toda una vida", dice de su relación con Manolo Piedra al que se paró su corazón el martes día 6 de agosto. No ha tardado en reaccionar y quiere dejar en unas líneas lo que le dicta su corazón. Algo que conocen bien los que le han rodeado porque Manolo y Mari Lola no eran una pareja más y proyectaban su amor y su alegría a familiares y amigos.
Nada va a reparar el dolor por la pérdida de Manolo pero ha querido dejar para siempre en las páginas de LA VOZ de Almería lo que brota de su corazón cuando se cierra una etapa de su vida y comienza otra sin Manolo y todo lo que ha representado para ella. La tristeza no le impide proyectar sus emociones y ha querido dejar para siempre esta despedida para el recuerdo de Manolo.
25 años, toda una vida
Cierro los ojos y recuerdo como si fuera ayer el día que llegó a mi casa un ramo de rosas blancas, que simbolizan pureza, sinceridad y que representan la lealtad y el amor eterno entre dos personas.
¿ A quién le iba a importar enamorarse de una mujer con siete hijos?. A tí, no. Año 99, en el Opel Omega suenan Julio Iglesias y Raphael, tu llevas tu camisa de lunares negra, no dejas de mirarme. ¿destino? Nuestra luna de miel en El Parador de Mojácar.
Desgraciadamente todo tiene un inicio y un final, ahora lo único que siento es tu ausencia.
Reconozco que me han quedado tantas cosas por hacer, tardes de fútbol, de cine, de viajes, de ferias, de conciertos.
Te has ido antes de lo que todos esperábamos, sin apenas despedirte, pero yo sé que de mí, si. Aún resuenan en mi cabeza tus palabras; “gracias por cuidarme y por quererme”, ya sabías que tu corazón comenzaba a apagarse.
Tú voluntad, tu energía y constancia para recuperarte de la cadera, tu pasión por la música, la forma en la que se transformaba tu cara al hablarme cuando tocabas en la banda y os trasladábais de pueblo en pueblo, todo se queda conmigo para siempre.
Ahora me quedo aquí, sin tus detalles, sin tus chistes, sin tu sonrisa, sin nuestros desacuerdos, sin tus ganas de bailar, sin tus besos. Hoy me siento llena de nostalgia recordando todos los momentos maravillosos que compartimos juntos.
Conocerte fue maravilloso y sé que algún día nos reuniremos de nuevo, pero hasta entonces te envío todo mi amor.
Mari Lola, viuda de Manuel Piedra Martínez.
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