Miedo entre los vecinos de un barrio de Almería tras sufrir robos en sus casas

Los vecinos se ven obligados a mirar constantemente las videocámaras

Momento en el que una de las videocámaras captó a uno de los presuntos ladrones vigilando.
Momento en el que una de las videocámaras captó a uno de los presuntos ladrones vigilando. Víctor Navarro
Víctor Navarro
13:08 • 31 ago. 2024

La cadencia de los golpes en un portón metálico llamó la atención de un residente del Paraje Guillén, en La Cañada. “Pensé que me había dejado la cancela abierta y que el viento la estaba golpeando, pero no, habían entrado en mi casa”, explica un vecino del Paraje Guillén, quien fue víctima de un intento de robo el pasado sábado en su domicilio. Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad muestran a dos hombres encapuchados y con guantes intentando forzar una reja con una barra de hierro.



Este vecino, que prefirió no revelar su nombre por temor a represalias, narra cómo los delincuentes treparon por la reja hasta el tejado. “Uno de ellos vigilaba la claraboya para ver si se encendía la luz de dentro”. Tras ver a los intrusos en sus cámaras, este residente se armó de valor, hizo señales con una linterna y logró ahuyentarlos. “Nos controlan, saben que en Feria muchas casas se quedan vacías. Pero les da igual, también entran cuando hay gente dentro”.



Según el hombre, los delincuentes conocen bien los hábitos de los vecinos. “Es exactamente igual a la oleada de robos que sufrimos el año pasado”. Aunque la reciente instalación de farolas ha mejorado la seguridad en las calles, no ha sido suficiente. La vecina de la casa contigua relata que, hace tres semanas, hubo tres allanamientos durante el día en diferentes viviendas. Los vecinos han denunciado repetidamente estos incidentes y se sienten “desamparados” ante la falta de seguridad. Y si bien es cierto que, la Policía Nacional se ha reunido en varias ocasiones con los residentes para fomentar la seguridad y prevenir los delitos, los robos siguen ocurriendo.



Patrullas y rondas ciudadanas



Pasan los veranos y en el Paraje de Guillén llueve sobre mojado. Los residentes de esta zona de La Cañada enfrentan los mismos problemas que el pasado año: robos y allanamientos en sus hogares. Las repetidas malas experiencias obligaron a los vecinos a organizar patrullas ciudadanas para proteger sus propiedades y las de sus vecinos. Aunque estos grupos de vigilancia se disolvieron una vez que cesaron las oleadas de asaltos del 2023, los residentes del Paraje Guillén aún permanecen alerta.



‘Libre de Robos’ es el nombre del grupo de WhatsApp en el que la mayoría de los vecinos del Paraje Guillén, junto con otros de zonas como el Cortijo Córdoba, están siempre atentos. Cualquier incidencia, por mínima que sea, se comunica rápidamente en este foro vecinal. Así ocurrió el pasado sábado, cuando una intentona de robo fue desbaratada. La noticia se propagó como la pólvora entre los miembros del grupo, lo que obligó a todos a ponerse en guardia una vez más. “Vamos a tener que organizarnos otra vez” se lamenta uno de los vecinos afectados por estos robos, refiriéndose a las patrullas ciudadanas.



En un ejercicio de protección y generosidad, cada día al ocaso, los residentes salen a pasear, no con el propósito de hacer ejercicio, sino para vigilar las calles, sus casas y las de sus vecinos. ‘Mi vecino recorre esta zona y llega hasta la casa de mis padres. Yo, cuando vuelvo de trabajar, cubro este área. Incluso, para protegernos, nos comunicamos sobre nuestros planes de vacaciones, para que siempre haya alguien vigilando un domicilio que quede vacío”. Señalaba un vecino.



En una balsa situada en la conocida ‘Carretera del Psiquiátrico’, los vecinos encontraron entre los escombros un nido repleto de documentación perteneciente a sus domicilios. Cualquier tipo de información privada parecía haber sido saqueada y amontonada allí: cartas del banco, facturas de agua, teléfono, e incluso recibos de cuidados de animales.


El Gran Hermano made in Almería

La cocina cuenta con una gran pantalla de televisión que muestra seis planos diferentes, correspondientes a las cámaras de seguridad instaladas en la casa. Este dispositivo se ha vuelto indispensable en la decoración de estas viviendas debido a la situación de robos que enfrentan. “Nos está costando mucho dinero”, comenta uno de los vecinos, que ha instalado 11 cámaras de seguridad en su hogar, que controla desde su teléfono móvil. La obsesión por la seguridad ha alcanzado tal punto que se ha convertido casi en una situación psicótica, al estilo de un gran hermano. Los vecinos se ven obligados a mirar constantemente estas cámaras, atentos a cualquier movimiento sospechoso. Este estado de vigilancia permanente genera una sensación de estrés que afecta la tranquilidad de la vida diaria.


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