Un almeriense entre las mentes más brillantes de la ciberseguridad

Tras unos ojos brillantes y un gesto alegre de Francisco González se encuentra una de las mentes más brillantes de Almería en cuanto a ciberseguridad. Este vecino almeriense es un militar en excedencia que ingresó en la Brigada de la Legión en 2007 y a lo largo de su carrera ha participado en varias misiones del ejército. Entre ellas, una promovida por la ONU en el Líbano y otra motivada por la OTAN en Afganistán. 

A pesar de que nada tenía que ver el servicio que prestaba en estas misiones, González comenzó a interesarse por la ciberseguridad. Entonces, a la par que ejercía su carrera militar, comenzó a formarse en este mundo tan amplio y curioso hasta convertirse en el ‘hacker bueno’ que frena los pies a los malos. “La ciberseguridad despertó un gran interés en mí, por eso comencé a formarme, hice unos cursos y la gente no se puede ni imaginar lo expuestos que estamos”, explica el experto en ciberseguridad.

Formación

Tras su última misión, Francisco González pidió una excedencia para poder desarrollarse profesionalmente en el mundo de la ciberseguridad y lo hizo en empresas privadas que se dedicaban a ello. Entretanto, viajó mucho, siguió formándose en sitios inesperados de formas que sorprenderían a cualquiera y cosechando ese tipo de historias que solo aparecen en las películas.  

Su último trabajo por cuenta ajena le llevó hasta Madrid, donde la labor que desempeñaba era más que vital para muchas figuras. Sin embargo, al igual que a la mayoría de la población, la pandemia de 2020 le arrastró de vuelta a casa, a Almería. “Mientras volvía a casa en tren desde Madrid, tuve tiempo más que suficiente para pensar en cuál sería mi próximo movimiento”, recuerda el militar. 

Fue durante ese interminable trayecto en el Talgo Intercity que recorre las vías entre Madrid y Almería cuando Francisco González se dio cuenta de que debía crear su propia empresa. “Pensé, ¿por qué tengo que trabajar para alguien? Entonces lo tuve claro, iba a abrir mi propia empresa, ‘BeSafe’. Sabía que al principio me iba a costar, porque era yo solo frente a empresas consolidadas. No obstante, empecé. Al principio hacía análisis gratuitos de los sistemas de seguridad de distintas empresas, hasta que me llamó una para que que les resolviera un problema. Primero fue con esta, luego el boca a boca hizo el resto”, narra Francisco González. 

Ahora, el militar cuenta con una importante cartera de clientes entre los que se encuentran entidades policiales y sobre todo, clientes de pequeña y mediana empresa, repartidos en ciudades como Almería, Madrid, Valencia Barcelona, en las Islas Baleares y países como Francia  y Bélgica. “Las empresas grandes no me llaman porque tienen su propio departamento de seguridad. Sólo lo hacen cuando este departamento confiesa su fallo”, reconoce con una risa inocente. 

En la sombra

Tras varios años de servicio militar, y horas interminables de formación, Francisco González ha llegado a convertirse en ese héroe invisible que protege con su trabajo en la sombra a cientos de personas y entidades. “Yo soy esa persona que detecta a los malos y les frena los pies de la misma forma que ellos atacan a las personas. Es como combatir fuego con fuego”, explica el dueño de BeSafe.  

Protección

No obstante, su trabajo no solo se basa en estar en una habitación oscura frente a decenas pantallas de ordenador tecleando mensajes incomprensibles sobre el teclado, también lo es la sensibilización de la sociedad. 

“Suelo dar muchas charlas en colegios, tanto para niños como para padres, porque la mejor forma de protegernos ante los ciberataques, es ser conscientes de lo que hacemos en internet. Lo que a nos puede parecer una foto inocente con nuestros hijos, ante los ojos de un pederasta toma otro significado, la publicación de que estamos de viaje, prácticamente da el permiso a los ladrones para que entren en nuestra casa...” ejemplifica Francisco González. 

Así pues, el experto incide en prestar atención a lo que hacen los más pequeños de la casa en la red, pero sobre todo, que lo hagan los mayores, porque son quienes pueden y deben establecer el control para crear un lugar seguro.